México frente al ajedrez de 2017

La administración de Peña Nieto, y por consiguiente el país, se enfrenta al que quizás sea el mayor dilema de la última década: un gobierno de corte nacionalista en Estados Unidos. Pero ese no es el único reto

El panorama de México para el nuevo año no asoma sencillo. El país deberá enfrentar viejos temas con nuevos actores menos condescendientes, más agresivos y fuera de su control como Donald Trump como presidente de Estados Unidos a partir de enero, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Amércia del Norte, la lucha contra el narcotráfico, una frontera norte más cerrada y una del sur cada vez más porosa por la que cruzan a diario un millar de centroamericanos y podrían ser más frente a la inseguridad de la zona.

¿Se podrán destruir 22 años de libre comercio en 200 días?

Los actores más pesimistas dicen que una renegociación del TLCAN podría golpear trágicamente a la economía mexicana cuyas exportaciones rondan los 84 millones de dólares diarios;  los menos extremos creen que el gobierno podría sacar ventaja para sus trabajadores si entra a la discusión con agudeza y centra sus intereses en sacar provecho de su bono demográfico sin sacrificar la calidad de los trabajos tal como pretende Trump con los suyos.

Después de la firma del TLC, México se convirtió en la economía 14 del mundo, pero los beneficios no se palparon al mismo nivel porque la desigualdad siguió y lo que fue bueno para lo macro no fue tan bueno para lo micro”, observó Raúl Montalvo, directivo de la Universidad Jesuita de Guadalajara en su análisis “20 años del TLCAN: ¿quién ha ganado, quién ha perdido?”

Testimonios de trabajadores que vivieron el arribo de empresas estadounidenses a México atraídas por los bajos salarios señalan que al principio las compañías otorgaban todos los beneficios de ley, pero, con el paso del tiempo se mimetizaron con las locales y poco a poco quitaron las prestaciones.

Trump Peña

¿Tiene México un as bajo la manga frente al narcotráfico?

Durante su visita a este país el pasado 31 de agosto, cuando todavía era candidato a la presidencia, Trump reconoció a México como un aliado en la lucha contra el crimen y dejó entrever que contaría con su ayuda en el lacerante trabajo contra las drogas.

“El ruido de la construcción del muro opacó aquel discurso, pero está claro que el republicano tendrá que ser más condescendiente si quiere que aquí se le siga ayudando”, observó José Fernández Santillán, analista del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterey.

Por otro lado, el ejército comenzó a mostrar signos de hartazgo en días pasados cuando el secretario de la Defensa, Cienfuegos, criticó que el resto de las instituciones de gobierno lo dejaran sólo frente al crimen organizado a 10 años de su participación en las calles y con un recuento de 125,000 asesinatos violentos, 30,000 desaparecidos y 35,000 desplazados.

La frontera con muros

El tráfico de un millón de cruce de personas diarias entre México y Estados Unidos, el flujo de indocumentados y la relación de confianza entre ambos países podrían verse afectados a lo largo del año frente a la construcción del muro fronterizo.

De hecho, para 2017 se tiene ya aprobado completar la construcción en algunos tramos faltantes, según dijo el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giulianni, uno de los principales asesores de Trump.

Actualmente sólo en una tercera parte de la frontera hay vallas que impiden el libre tránsito. “Para empezar habría afectaciones en la economía local en ambos lados porque él prometió cancelar visas y elevar las tarifas y eso puede dañar el flujo”, observó Paulina Ochoa , del Colegio Haverford, en entrevista con medios internacionales. Otros analistas alertan sobre la falta de un plan en México para atender a los inmigrantes que se queden detenidos en el lado sur.

El Sacerdote Alejandro Solalinde en la conferencia de prensa al inicio de la Caravana de la Esperanza en la iglesia de la Placita Olvera. Leopoldo Peña / La Opinión
El Sacerdote Alejandro Solalinde en la conferencia de prensa al inicio de la Caravana de la Esperanza en la iglesia de la Placita Olvera. Leopoldo Peña / La Opinión

Migración centroamericana

“Mientras en sus países siga la violencia por las pandillas de maras y sus cómplices, los migrantes centroamericanos van a seguir llegando: no hay nada que los detenga porque hasta México es mejor que el infierno de sus países”, advierte el sacerdote Alejandro Solalinde, director del albergue Nuestros Hermanos en el Camino en Ixtepec, Oaxaca.

Cada año ingresan a México alrededor de 400,000 hondureños, salvadoreños y guatemaltecos con miras de llegar a Estados Unidos para mejorar sus condiciones de vida, pero, sobre todo, por las extorsiones asesinatos y secuestros mientras en México el Plan Frontera Sur que pretendía frenarlos a través de operativos del Instituto Nacional de Migración sólo ha logrado enviar el flujo por caminos más peligrosos.

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