Asesinan a un sacerdote mexicano en la región más liberal de la Iglesia Católica

Los sacerdotes no escapan de la violencia en México: en los últimos cuatro años, 17 sacerdotes han sido asesinados

MÉXICO.- El asesinato del sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes, de 42 años, no es una muerte cualquiera. El presbítero ejercía desde su ordenación en 2004 en una región con alta presencia del crimen organizado y uno de los bastiones más liberales de la Iglesia Católica, donde el apoyo moral de obispos a comunidades polémicas como prostitutas y homosexuales es tan natural como el que se da a pobres o víctimas de la inseguridad: Coahuila.

“Nosotros (los curas) no vivimos en una cúpula de cristal, formamos parte de la sociedad y estamos expuestos”, dijo Raúl Vera en una conferencia de prensa en las últimas horas, apenas se enteró del hallazgo del cuerpo que los agresores habrían enterrado con apuro, dejando algunas partes expuestas en una barranca de la localidad de Parras de la Fuente.

Ahí llegaron policías ministeriales con picos y palas que, según el diario local Vanguardia, fueron pedidos prestados a los bomberos para extraer el cuerpo de Hernández ya en estado de descomposición: su desaparición se reportó el pasado 3 de enero.

Aquel día, el sacerdote de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús pretendía salir de vacaciones durante una semana, pero aparentemente dos hombres se interpusieron en sus planes al visitarlo en el dormitorio del templo, de donde se lo llevaron, según las primeras versiones difundidas por la diócesis de Saltillo encabezada por Vera.

Este obispo que en los años 90 del siglo pasado apoyó las causas de la rebeldía indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a lado del obispo Felipe Arismendi , fue trasladado a Coahuila por órdenes de sus superiores para alejarlo del conflicto rebelde, pero al llegar al estado del norte comenzó a organizar y encabezar la inconformidad local.

Su diócesis y la de todos sus subalternos han sido piezas clave para la búsqueda de desaparecidos, la aprobación de las uniones gay así como de múltiples denuncias de corrupción. En días pasados, mientras denunciaba la desaparición del cura Hernández, tuvo que solicitar a las autoridades que en las “pesquisas” no forzaran a culpables.

“Están intimidando y amenazando a familiares, testigos y feligreses, que de buena voluntad están aportando elementos a la investigación”, dijo. “Parece que quieren disuadir a estos u otros testigos para que ofrezcan más pistas”.

Desde el año 2012, la Iglesia Católica ha reconocido la muerte violenta de 17 religiosos, entre ellos, dos laicos, dos presbíteros, y 14 sacerdotes.

La investigación del asesinato de Joaquín Hernández Sifuentes se encuentra en manos de la fiscalía estatal, quien informó a los denunciantes de la diócesis de Saltillo que pudo tratarse de un “conflicto” entre dos hombres jóvenes que presuntamente visitaron al cura el día de su desaparición, y que posteriormente se llevaron su coche, un Volkswagen Derby que luego abandonaron en el municipio de Santa Catarina, Nuevo León.

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