Asalto a la prensa y a la razón

Los ataques de Donald Trump contra la prensa se han tornado cada vez más frecuentes y virulentos, al grado que incluso miembros destacados de su propio partido se han visto obligados a denunciar que esas expresiones representan una grave amenaza para la democracia.

En uno de sus más recientes tuits, el presidente llamó a los medios no sólo corruptos sino enemigos del pueblo, en un esfuerzo desesperado por despojarlos totalmente de su credibilidad.

Existen, por supuesto, periodistas buenos y malos, pero la descalificación generalizada de Trump hacia la prensa de este país resulta sumamente peligrosa. Como bien lo dijo el senador republicano John McCain, las dictaduras empiezan siempre con este tipo de ataques porque lo último que quieren es un contrapeso que los llame a rendir cuentas.

La relación de Trump con los medios ha sido muy difícil porque el presidente no quiere aceptar que, en una democracia, el papel de la prensa no consiste en alabar a quienes están en el poder sino en cuestionarlos, investigarlos y, si es necesario, exponer y denunciar todo aquello que sea contrario a los intereses de la nación.

En el mundo de Trump, todos aquellos medios que lo critican son deshonestos y divulgan noticias falsas, aun cuando éstas sean ciertas.

Desde que llegó a la Casa Blanca,  la guerra entre  Trump y los medios se ha intensificado porque éstos se han rehusado a pasar por alto su interminable lista de conflictos de interés, exageraciones y mentiras (como el hecho de que es el mandatario que más votos ha obtenido en el Colegio Electoral o la invención más reciente sobre un supuesto ataque terrorista en Suecia).

Pero definitivamente lo que más ha complicado el panorama son las filtraciones que se han publicado sobre los contactos de sus allegados con los rusos para influenciar las elecciones a favor de los republicanos.

Debido a que todo indica que las agencias de inteligencia continuarán filtrando información a la prensa sobre este y otros conflictos de la Casa Blanca, la guerra entre Trump y los medios se intensificará y profundizará la división entre quienes apoyan al presidente de manera incondicional y quienes están cada día más preocupados por su comportamiento errático.

Muchos temen que los ataques de Trump  mermen de manera considerable la credibilidad y solidez financiera de medios prestigiosos, tanto impresos como electrónicos. Pero hay una luz de esperanza. El Washington Post anunció esta semana que contratará 60 periodistas más, gracias al crecimiento que ha registrado recientemente. Otros diarios como The New York Times, Los Angeles Times y The Wall Street Journal también han reportado aumentos en sus suscripciones. Se trata de un signo alentador de que millones en este país entienden la importancia de una prensa libre e independiente.

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