La mujer que ayudó a desentrañar el misterioso crimen del “hombre del páramo”

El 12 de diciembre de 2015 un hombre fue hallado muerto en la Pradera de Saddleworth, en el norte de Inglaterra. Su identidad se convirtió en un gran misterio policial, que fue resuelto gracias a la ayuda de una vieja amiga

El 12 de diciembre de 2015 se halló el cuerpo de un hombre en uno de los lugares más bellos de la región del Gran Mánchester, en el norte de Inglaterra: la Pradera de Saddleworth, una zona de vastos páramos.

El hombre no llevaba documentos, ni celular, ni nada que sirviera para determinar su identidad.

Las autoridades solo sabían que era blanco y que parecía tener entre 65 y 75 años.

Ningún familiar o amigo reclamó su cuerpo y el caso del “hombre del páramo” se tornó en uno de los grandes misterios policíacos de los últimos años en Reino Unido .

Una autopsia determinó que el hombre había muerto envenenado y “por mano propia”, aunque el médico forense no pudo determinar si la muerte fue intencional.

Pero ¿quién era? y ¿por qué estaba en los páramos de Mánchester?

Responder a esas preguntas le llevó más de un año de trabajo intenso al sargento detective John Coleman , a cargo del caso (uno de los más difíciles de resolver de su carrera, según dijo a la BBC).

Coleman comenzó su trabajo con una sola pista: una placa de titanio que se encontró en una de las piernas del fallecido y que solo se usa en Pakistán.

Intentó rastrear al cirujano paquistaní que realizó la operación pero no tuvo éxito.

Tras identificar el cuerpo las autoridades querían saber quién era David Lytton y su expareja Maureen Toogood les resolvió el misterio. BBC

No obstante, apareció una segunda pista: una imagen del hombre investigado fue captada por una cámara de circuito cerrado en la estación de subterráneos de Ealing Broadway, en el oeste de Londres, el día antes de su fallecimiento.

Coleman sabía que esa estación está a solo unas paradas del aeropuerto internacional de Heathrow y conectando ese dato con el de la placa de titanio tuvo una corazonada.

Pidió la lista de todos los pasajeros que habían viajado de Pakistán a Londres en los días previos a esa filmación.

El agente a cargo de revisar la lista tuvo una tarea titánica: debía encontrar a un hombre blanco de 65-75 años entre miles y miles de pasajeros.

Al principio no tuvo éxito. Pero a finales de 2016, cuando estaba por cumplirse un año desde el hallazgo del cuerpo, hizo un nuevo intento y encontró una coincidencia.

La policía pidió a la agencia de pasaportes del Reino Unido una foto del pasajero en cuestión y ¡eureka!

Aunque la foto tenía ya 10 años, había una clara similitud con el “hombre del páramo”.

David Lytton

A partir de ese momento la policía pudo resolver la primera de las incógnitas, la identidad de David Lytton, el hombre hallado.

Pero faltaba responder las otras preguntas: ¿quién era? y ¿por qué estaba en la Pradera de Saddleworth?

Lo segundo se resolvió a partir de más trabajo investigativo.

Las autoridades hallaron imágenes de cámara de Lytton subiendo al avión en el aeropuerto paquistaní de Lahore, el 10 de diciembre de 2015 (dos días antes de su muerte), y lograron trazar parte de su vida.

A partir de los datos en su pasaporte descubrieron que se había mudado a Pakistán en 2006 y que vivió en una zona llamada Hassan Town en Lahore, en el noreste del país.

También pudieron reconstruir qué hizo después de que volvió a Reino Unido.

Determinaron que en la noche de ese 10 de diciembre un amigo lo fue a recibir al aeropuerto y cenó con él antes de dejarlo en un hotel en Ealing.

“Según el amigo, como David había pasado tanto tiempo fuera del Reino Unido quería recorrer Inglaterra por algunas semanas o meses”, dijo el sargento detective Coleman.

Eso explicaría por qué Lytton se registró en un hotel por cinco días y el 11 de diciembre de 2015, su último día con vida, tomó un tren hacia Mánchester, donde luego visitaría la cercana Pradera de Saddleworth, una de las principales atracciones turísticas de la zona.

Pero la respuesta al misterio de quién era David Lytton llegó de la mano de alguien que lo conoció gran parte de su vida, y que entró en la historia de manera inesperada.

Su nombre es Maureen Toogood y fue novia de Lytton en los años 60, tras lo cual mantuvo una amistad que duró cuatro décadas.

Maureen Toogood

Toogood contó que veía a Lytton seguido hasta un día en 2006 cuando desapareció.

Una vecina le dijo que se había mudado a California pero ahora sabemos que en realidad se fue a vivir a Pakistán.

La siguiente noticia que tuvo sobre él fue cuando la policía la llamó este año para contarle había muerto en 2015.

Dieron con ella a través del hogar de ancianos donde residía la madre de Lytton, a quien hallaron tras descubrir la identidad del hombre.

Las enfermeras del hogar les contaron sobre Toogood, quien llamaba diariamente para ver cómo estaba la madre su amigo, que sufre de demencia.

La mujer le permitió a las autoridades conocer muchas de las inquietudes que tenían sobre la vida del “hombre del páramo”.

Se enteraron de que en realidad nació con el nombre de David Keith Lautenberg, el 21 de abril de 1948 , y que cambió su apellido judío a Lytton en 1986.

Que antes de vender su casa e irse a Pakistán vivía en Streatham , en el sudoeste de Londres, y que conoció a Toogood en 1968.

Fue un día en el que ella sufría de una gripe y casi colapsa en la calle hasta que él la ayudó a volver a su departamento.

Allí comenzaron una relación.

David había abandonado hace poco la Universidad de Leeds, donde no pudo terminar una carrera en psicología y sociología debido a que tenía problemas para dormir, asociados a una condición de hipotiroidismo.

También se había peleado con su familia y se fue a vivir solo.

A lo largo de los años tuvo varios empleos: fue croupier, taxista, panadero y conductor de subterráneo, su último trabajo conocido.

Toogood quedó embarazada pero tuvo un aborto espontáneo. Dice que Lytton se volvió más retraído después de eso.

La pareja se terminó separando pero siguieron siendo amigos de por vida.

“Un hombre muy agradable”

Según ella, él era un hombre “extraño” con algunos “comportamientos raros”.

En su casa no había casi nada: ni heladera, ni comida, ni siquiera una cama.

Dormía sobre un pedazo de gomaespuma y cenaba todas las noches, a la misma hora, en un restaurante vegetariano cercano.

Pero Toogood contó que era generoso con ella, invitándola a cortarse el cabello en peluquerías de moda.

“Lo quería mucho, era un caballero y un hombre muy, muy agradable”, contó.

Tras la separación siguieron viéndose durante unos cuarenta años. Ella lo ayudaba con el jardín y con su casa.

Aunque el misterio sobre quién era el famoso “hombre del páramo” finalmente se resolvió, el caso parece destinado a dejar siempre abierta una incógnita.

¿Cómo terminó envenenado? ¿Fue un accidente o un suicidio? y la última pieza del rompecabezas: ¿qué pasó con la valija de 18 kilos que trajo desde Pakistán y que nunca más apareció?

(Esta nota fue escrita a partir de la crónica de Kathryn Westcott de BBC News)

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