Hogar para ex convictos cambia vidas

Ex prisioneros agradecen el impacto positivo que ha tenido en ellos un albergue que en este momento necesita más fondos

Al oeste de la ciudad se encuentra St. Leonard Ministries, donde ex convictos reciben los recursos necesarios para reconstruir sus vidas.

Los centros St. Leonard Ministries, St. Andrew’s Court y Grace House son tres albergues que proveen programas sociológicos, de capacitación y educativos a personas que acaban de salir de la cárcel para evitar que vuelvan a las calles o a cometer crímenes.

En el hogar Grace House, ubicado en el 1801 W. Adams St, se recibe a las mujeres y allí fue donde se hospedó Cynthia Luna en el 2003.

Luna era adicta a la heroína y después de cumplir su condena de un año y medio por robo en el Dwight Correctional Center fue aceptada en el hogar Grace.

La rutina del albergue le ayudó a mejorar su vida. “Todo el día nos tenían ocupadas haciendo algo”, dijo Luna, de 43 años. “Nos mandaban a clases de alcohólicos anónimos y narcóticos anónimos afuera; nos dejaban ir solas para que nos dieran ánimos unas a las otras”.

Luna obtuvo su diploma de secundaria mientras estuvo en el Grace House, y asegura que si no fuera por los cursos que ellos le dieron, otra hubiera sido su historia.

“Me han ayudado mucho, ya que tengo ocho hijos y todos son diferentes. Me han pasado cosas con mis hijos que si no fuera por las cosas que me enseñaron allí en el Grace House no supiera qué hacer”, contó la mujer en entrevista con La Raza.

Después de conseguir trabajo y recuperar la custodia de sus hijos se mudaron todos, junto con su esposo, a una casa propia. Actualmente Luna no consume drogas, se dedica por completo a sus hijos y al hogar, y disfruta de su familia.

Los exconvictos llenan una solicitud para entrar al albergue cuando aún están encarcelados y luego se les hace una evaluación para determinar si pueden ingresar a no, se explicó.

Si son aceptados, reciben capacitación para el nuevo mercado laboral y se les da hospedaje y comida de forma gratuita por un período de seis meses.

Después de pasar una serie de evaluaciones, tienen la opción de solicitar un traslado al edificio de apartamentos St. Andrew’s Court, donde pueden permanecer hasta tres años pagando renta reducida. Otros deciden buscar su propia vivienda.

En el hogar St. Leonard Ministries, localizado en el 2100 W. Warren Blvd., se recibe a los hombres. Aquí es donde José Rivera, de 39 años, vive desde enero de este año.

Rivera era adicto a la heroína y sufrió físicamente los estragos cuando abandonó el vicio. Además, estuvo preso acusado por robo hasta que salió bajo libertad condicional.

Lo mejor de este programa, dijo, “es que he estado limpio, que me metí otra vez en las clases de alcohólicos y narcóticos anónimos y también voy a otro programa [de deportes] afuera”, dijo Rivera. “Ahora estoy un poco más sano, tengo la mente más clara y estoy enfocado en lo que tengo que hacer”.

Rivera es uno de los pocos hispanos ingresados en este programa después de salir de prisión.

David Rosa, administrador de St. Andrew Court, quiere que más hispanos aprovechen estos programas y es algo en lo que trabajan miembros del ministerio, los cuales visitan las prisiones cuatro veces al año para hablar con los reclusos sobre las opciones que ofrecen.

“Más que nada queremos que la gente tome este programa en serio para que los beneficie al final del recorrido”, afirmó Rosa.

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