Siete datos del COVID-19 aprendidos durante un año de pandemia

Las investigaciones y el aprendizaje no se detienen a un año de la pandemia por COVID-19

Transportista funerario escribe en el costado de una caja antes de depositar los restos de una víctima de Covid-19.

Transportista funerario escribe en el costado de una caja antes de depositar los restos de una víctima de Covid-19. Crédito: ANDREW CABALLERO | Getty Images

El COVID-19 ha causado más de 2,5 millones de muertos y existen 113 millones de casos en todo el mundo, aunque según datos, ha empezado a desacelerarse.

Después de un año en pandemia a causa del Sars-CoV-2, los médicos y científicos han recopilado información sobre el coronavirus, cómo se trasmite y cómo se puede tratar de manera más efectiva.

1. La cloroquina y la hidroxicloroquina fueron inútiles como tratamiento

Al comienzo de la pandemia, la cloroquina (utilizado para combatir la malaria) y la hidroxicloroquina fueron vistos como una esperanza para el tratamiento del virus y llegaron a utilizarse incluso combinado con otros medicamentos, como antibióticos.

Se había detectado que estos medicamentos no tenían beneficio alguno e incluso podían causar efectos nocivos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió suspender las pruebas con hidroxicloroquina.

2. El uso de la mascarilla es indispensable

El uso de mascarilla no previene la propagación del coronavirus pero ayuda a contenerlo, según varios estudios sobre el tema.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) anunciaron el uso de dos mascarillas, una de tela sobre una quirúrgica, esto reduciría la propagación en más de un 90%.

Las mascarillas tienes doble beneficio, protege a quienes la usan y protege a quienes rodean a una persona infectada, según los expertos.

3. Síntomas graves aumentan con la edad

Los adultos mayores tienen mayor riesgo de contagiarse y desarrollar síntomas graves de COVID-19, pero esto no significa que los jóvenes sean inmunes, incluso aquellos que no tienen trastornos como diabetes, hipertensión y obesidad.

Mientras envejecemos, nuestro sistema inmunológico responsable de la defensa del cuerpo, también envejece.

4. El COVID-19 no es una gripe

Al principio, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y el expresidente estadounidense, Donald Trump, habían dicho que el coronavirus era una simple “gripecita”, la cual ha dejado la mayor tasa de mortalidad a nivel global.

Aunque no es una gripe, mucho de los síntomas pueden ser similares, como fiebre, tos y fatiga. Otras personas también pueden experimentar dolores musculares, dolor de cabeza, diarrea o vómitos.

Y durante el invierno, puede ser difícil descifrar de qué se está enfermando una persona.

5. El COVID-19 es de origen animal

En los comienzos del coronavirus, su origen se apuntó a un mercado de mariscos en Wuhan, China; por lo que un equipo de la OMS empezó a investigar su aparición y concluyó que todavía la evidencia apuntaba a un origen “animal”. 

“Todos los datos que hemos recopilado hasta ahora nos llevan a concluir que el origen del coronavirus es animal”, había dicho Peter Ben Embarek, jefe de la misión de la OMS.

Para ese momento, la teoría de que el coronavirus se escapó de un laboratorio se hacía más fuerte, a lo que Embarek dijo que era “extremadamente improbable”.

6. Contagio por alimentos y sus envasados

En agosto, la OMS había confirmado casos de COVID-19 “transmitidos por alimentos o envases de alimentos”, por lo que anunció una serie de precauciones para evitar la contaminación causada de un alimento a otro.

Sin embargo, la organización solo insistió en lavarse bien las manos “después de manipular los envases de alimentos y antes de comer”, ya que no existe evidencia comprobada de que los alimentos o los envases sean una fuente de transmisión.

Existe un consenso científico internacional que dice que “es muy poco probable que los alimentos consumidos y sus envasados propaguen Sars-CoV-2”, comunicó la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).

7. Posibilidad de contraer COVID-19 dos veces

Una investigación de Public Health England, agencia de salud pública del gobierno británico, encontró que la mayoría de las personas que han tenido el virus, tienen inmunidad durante al menos cinco meses.

Aunque son raros los casos de reinfección, ya se han identificado en distintos países. Sin embargo, la preocupación de los especialistas, es volver a contagiarse de COVID-19 pero de las nuevas variantes. 

Esta hipótesis de reinfección de las nuevas variantes sigue siendo investigada para explicar el brote de hospitalizaciones y muertes ocurridas en enero en Manaos, Amazonas, donde se detectó la variante brasileña.

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