Algo que debes saber si (no) tienes orgasmos

“No llego, yo no sé lo que me pasa que de repente me bloqueo, me bloqueo”

Una noche de pasión y de sensibilidad, de puro goce y deseos desenfrenados era lo que le esperaba, y ella lo sabía. Podía recrear en su mente la última vez, esa que jamás olvidará.

Le encantaba su cuerpo, sus caricias, su todo. La forma en que le tocaba, acariciaba y provocaba su excitación desenfrenada. Su roce era sutil, delicado y dedicado. Se esmeraba en hacer el amor, no el sexo, y lo lograba. Sabía de memoria lo que tenía que hacer para enloquecerla, confesó con su rostro iluminado del grato recuerdo.

“Conoce cada rincón de mi cuerpo y cómo estimularlo al máximo”, dice. “Logra de mí lo mejor, el goce absoluto, la entrega total”, confiesa de forma pausada y con su voz tenue mientras todo su cuerpo recrea la escena que narra.

“Pero, pero…”, repitió con un aire de preocupación mientras hizo una pausa en su deleitosa narrativa para confesar lo siguiente: “¡No llego al orgasmo!

Lo dijo con tal tristeza que hasta una lágrima brotó de sus ojos. “No llego, yo no sé lo que me pasa que de repente me bloqueo, me bloqueo”, repetía constantemente con énfasis y una entonación enmarcada en coraje y frustración.

Traté de consolarla diciéndole lo que dicen otras, ese gran porcentaje de mujeres que, lamentablemente, padece de lo que la ciencia ha nombrado como disfunción orgásmica. Es decir, la incapacidad de lograr el orgasmo a pesar de que las fases de deseo y excitación sí están gustando.

Más, como especialista en este tema, yo protesto ese lograr, le dije, porque los orgasmos -sí, en plural- no se logran ni se tienen, sencillamente se disfrutan, le dije con total seriedad compartiendo con ella lo que dicen otras como ella, y cito: “pues de verdad, disfruto de todo desde que comenzamos, las caricias, los besos, sé que me está gustando pero luego me bloqueo, ya no siento nada”; “ya no puedo ir ni para adelante, ni para atrás, lo que quiero es que se acabe, que se acabe ya”; “es como que todo se pierde, todo se va y ya no puedo regresar a ese punto que me estaba gustando, ya empiezo a pensar en que no lo voy a lograr, no lo voy a lograr”.

La buena noticia es que hay solución, le dije. Y si bien es cierto que se debe atender con diligencia para que no se empeore la situación que desencadenará en cero sexo, igual de cierto es que vencer tal innecesaria disfunción es posible, así que comencemos. Y hoy la invitación es para tomar acción y vencer ese bloqueo para en adelante sí, ser multiorgásmica, ¿te apuntas?

(Esta historia continúa la próxima semana)

– Doctora Carmita Laboy

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