Ahora más que nunca, en la unión está la fuerza
Hay que traducir las manifestaciones del sábado en poder político
Esa fue la preocupación central de Trump, que su multitud fuera menor a las de Obama. Spicer declaró que la de Trump “atrajo la mayor audiencia que jamás haya presenciado una inauguración y punto”. Para citar a Trump en Twitter, lo dicho por Spicer es “WRONG” and “SAD”.
De refilón Spicer también dijo que la prensa exageró la cifra de manifestantes contra las políticas de Trump. En Washington, D.C., sin duda se trató de uno de los eventos más concurridos jamás vistos. Reportes de prensa dicen que sumando los eventos en otras partes del país y del mundo los manifestantes sobrepasaron el millón.
A Trump y su séquito no parecen importarle las causas de las manifestaciones con las que fue recibido en la capital federal, en el resto del país y en el mundo porque el viernes al juramentar dejó muy en claro que solo parece interesado en gobernar para los 63 millones que votaron por él, ignorando a los 66 millones que no lo hicieron. Ofreció un discurso desafiante, arrogante, negativo y divisivo que no augura nada bueno.
La pregunta es qué auguran las multitudinarias marchas del sábado.
Tras el triunfo de Barack Obama en 2008 y su juramentación en 2009 no hubo marchas similares al día siguiente, pero sí se gestó el movimiento del Partido del Té para combatir la agenda económica de Obama, y también promoviendo una agenda socialmente conservadora. Pese a sus diferencias internas, los amotinados del Té han tenido peso dentro del Partido Republicano, en su agenda y han ganado escaños al Congreso.
Las movilizaciones del sábado representaron a los diversos sectores que son objeto de ataque en la presidencia de Trump: mujeres, inmigrantes, la comunidad LGBTQ, las minorías, los derechos civiles, religiosos, la libertad individual y la protección del medio ambiente, entre otros.