Hijas de migrante detenido por ICE luchan por su padre
El mexicano fue detenido por agentes migratorios cuando llevaba a dos de sus hijas a la escuela en Los Ángeles
Cuando las hijas del inmigrante mexicano Rómulo Avelica-González fueron a visitarlo el primero de abril al centro de detención migratorio en Adelanto, California notaron que él estaba cambiado.
“Esta más delgado, se ve más triste”, relató Brenda, de 24 años, la hija mayor de Avelica-González. “Pero nos dice que esta muy orgulloso por todo lo que estamos haciendo y eso le da fuerzas para seguir”.
Avelica-González, de 48 años, fue detenido por agentes de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) el 28 de febrero mientras llevaba a su hija Fátima a su escuela en Highland Park.
Pese al dolor que sufría en ese momento, Fátima, de 13 años, valerosamente grabó con su celular la trágica escena de cómo los agentes se llevaban a su padre mientras ella se quedaba dentro del auto con su madre. Al día siguiente, las imágenes se hicieron virales por todo el país y después por todo el mundo.
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Fátima dice que sus fines de semana han cambiado y extraña mucho a su padre, un fanático de los Dodgers.
“Toda la familia íbamos a ver el juego a veces”, contó Fátima mientras su hermana ,de 19 años, añade que el jugador favorito de su padre es Adrián González.
“También a veces nos íbamos a pasear en las bikes (bicicletas) para una iglesia o íbamos hiking (a caminar por la montaña)”, contó Fátima con una mirada tímida y la voz baja. Agrega que en casa su padre siempre estaba “feliz y alegre”.
Yuleni, de 12 años, es la hija más pequeña. Ella habla muy poco, pero también extraña mucho a su padre.
Las dos hermanas mayors cuentan que su ritmo de vida es diferente puesto que ahora tienen que dividir sus horarios para llenar el vacío que dejó Avelica-González, tanto física como emocionalmente.
Joselyn dijo que en casa ella ha tomado las riendas. “Ahora tengo que estar al pendiente de mi mamá, me tengo que levantar temprano para llevar a mis hermanitas a la escuela y llegar a tiempo al trabajo”, cuenta esta asistente de enfermera.
“Todos los días estamos pensando si lo deportan o no. Es muy agotadora esta situación”, añadió Brenda, quien es asistente medico y madre de un niño. “Yo vengo a la casa todos los días para ver cómo están. Mi hijo quiere mucho a su abuelo y lo extraña”, aseveró.
La vida dentro del centro de detención
ICE informó que Avelica-González fue arrestado debido a múltiples condenas penales anteriores, incluyendo un DUI [manejar ebrio] en 2009, así como una orden pendiente de deportación que data de 2014”.
Las cuatro hijas de Avelica-González dijeron que han visto a su padre tres veces desde que lo detuvieron.
“Nos dijo sus horarios del desayuno, de su lunch y todo eso”, dijo Fátima.
“También dijo que se pone a jugar basquetbol porque jugar futbol ahí es peligroso, aunque es su deporte favorito”, añadió Joselyn.
Avelica-González les dijo a sus hijas que él se mantiene informado de las noticias y la ayuda que le están ofreciendo. “Tiene ahí todas las copias [del periódico] La Opinión con las historias”, dijo Brenda. “Y aunque les limitan la tele, sí puede ver Univision para las noticias”.
Activistas
Fátima y Yuleni son la imagen de los niños estadounidenses que son separados de sus padres indocumentados. Las hermanas tuvieron la oportunidad de ir recientemente a Washington D.C. para hablar públicamente acerca de su situación y pedir a los políticos que ayuden a que liberen a su padre.
Ricardo Mireles, director de la escuela Academia Avance donde asisten las adolescentes, viajó con ellas y él mismo acepta que el activismo de las jovencitas fue forzado, pero eventualmente puede llevar a algo bueno.
“Encontraron un liderazgo dentro de ellas que no conocían”, dijo Mireles durante una recaudación de fondos de Kids Bridge, un programa que se encarga de llevar a los jóvenes a viajar por diferentes partes del mundo por motivos educativos.
Ellas siguen peleando para que paren la orden de deportación de su padre.
Las hermanas dijeron que esperan ansiosamente el momento en que éste salga del centro de detención para continuar los planes que se han quedado estancados.
“Primero vamos a ir a la iglesia para dar gracias a Dios y después vamos a ir a su restaurante favorito a comer mariscos”, dijo Fátima sin poder contener la emoción del día tan esperado.
“Yo le digo a los niños que no tengan miedo y a las familias que luchen”, añadió la pequeña Yuleni tímidamente pero con una sonrisa.