¿Qué pasaría si alguien abriera la puerta de un avión en pleno vuelo?
Un incidente en un vuelo entre Estados Unidos y China desató reacciones en todo el mundo
Si eres de los que les da miedo volar, es mejor que no leas este artículo.
Las cosas se pueden poner algo más que turbulentas si alguien intenta abrir la puerta de un avión presurizado en pleno vuelo. Y eso fue precisamente lo que ocurrió hace apenas unos días -el 7 de julio- en un vuelo de Delta Air Lines con 221 personas a bordo.
Unos 45 minutos después del despegue del vuelo 129, un Boeing 767 que cubría la ruta entre Seattle (Estados Unidos) y Pekín, (China), el estadounidense Joseph Daniel Hudek, un pasajero de 23 años que viajaba en primera clase, agarró el manillar de la puerta y tiró de ella para abrirla.
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El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) presentó una declaración jurada como parte de una denuncia penal contra el joven, que ahora se enfrenta a 20 años de prisión y una multa de US$250.000, si es condenado.
En el informe se lee que hubo una pelea y que dos auxiliares de vuelo “se abalanzaron sobre Hudek en un esfuerzo para retenerlo y prevenir sus intentos de abrir la puerta”.
Varios pasajeros también intentaron retenerlo y una de las azafatas le golpeó en la cabeza con dos botellas de vino, rompiendo una de ellas, pero el joven “no pareció verse afectado” e incluso llegó a gritar “¿Acaso no sabes quién soy yo?”.
Finalmente, logró zafarse y volver hacia la puerta, haciendo girar la palanca hasta a mitad de camino hacia la posición “desarmada” (que permite desbloquear la puerta), se lee en el reporte del FBI.
Según narró una de las azafatas, “la palanca en posición de 90 grados alertaría al piloto de que la puerta está desarmada” y aseguró que “a una altitud más baja y estando la puerta desarmada -como lo estaba- era posible que se abriera”.
¿Qué hay de cierto en esto? ¿Podría el agitado pasajero haber abierto la puerta realmente?
La respuesta es: muy posiblemente, sí.
David Birch, profesor titular de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Surrey, Reino Unido, dice que las puertas de los aviones están diseñadas para quedarse bloqueadas por la alta presión dentro de la aeronave. Siempre y cuando, claro está, se trate de grandes aviones que alcanzan elevadas alturas y tienen una cabina presurizada.
Sin embargo, “la presión de cabina es normalmente más baja que las condiciones normales a nivel del mar, por lo que el bloqueo de la presión sólo comienza a funcionar realmente a mayores altitudes “.
Viento, frío y ruido
Si Hudek hubiera logrado abrir la puerta, dice Birch, se habrían activado las rampas de evacuación (los toboganes hinchables que se abren si hay emergencia), pero éstos habrían sido probablemente arrancados por la fuerza del aire, que viaja a cientos de kilómetros por hora.
Aunque las cosas no se habrían puesto tan dramáticas como en la película de ciencia ficción “ Iron Man 3″, en la que todos los pasajeros son aspirados por un agujero de un avión.
Si la puerta se hubiera abierto, habría habido una pequeña caída en la presión de cabina, pero debido a la baja altitud del avión, probablemente ni siquiera habría sido suficiente para activar el despliegue de las máscaras de oxígeno.
Y dentro del avión todo se volvería muy ventoso, ruidoso y cada vez más frío (aunque la temperatura no bajaría de 0°C).
“El piloto habría visto la alarma de que hay una puerta abierta y la alarma de la presión de cabina y, probablemente, se enteraría de que algo va muy mal”, le dice Birch a la BBC.
“El piloto declararía una emergencia e iniciaría inmediatamente un descenso de emergencia (para reducir la diferencia de la presión de cabina)”.
Las precauciones
Pero hay algo que podría servirnos de alivio. Las leyes en Estados Unidos requieren que los fabricantes de aeronaves tomen precauciones sobre eventos como el que ocurrió en el vuelo 129.
La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) dice que “deben tomarse precauciones en el diseño para minimizar la posibilidad de que una persona abra la puerta intencionadamente durante un vuelo”.
Birch explica que “es también un requisito que la aeronave sea capaz de volar y aterrizar de forma segura con una puerta abierta y que si se abre en pleno vuelo no se convierta en un peligro para los pasajeros “.
Aunque, por si acaso, mejor no tener que verse nunca en esa situación.
Pero, ¿cómo terminaron las cosas en el vuelo 129, según el FBI?
Tras ser increpadas por Hudek, las azafatas avisaron al piloto y pidieron ayuda a otros pasajeros. Y luego de la pelea lograron, entre varias personas, atar con unas correas al pasajero.
Una de las auxiliares de vuelo incluso le explicó otro pasajero cómo rearmar la puerta mientras continuaba controlando a Hudek. Finalmente, el vuelo regresó al Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma unas dos horas después del despegue.
Unos agentes de policía esperaban a Hudek a las puertas del avión. El 20 de julio se presentará ante un juez y, hasta entonces, permanece detenido.