Selena Gomez debe su éxito a su madre
Una mujer que cambia el mundo
Gracias a su exitosa carrera en el mundo de la música y la televisión y a su inmensa popularidad en Instagram -ha sido la primera persona en alcanzar los 100 millones de seguidores-, Selena Gomez ha sido incluida en el número de la prestigiosa revista Time ‘Firsts’, dedicado a todas las mujeres que están cambiando el mundo.
Este honor ha emocionado especialmente a la cantante al confirmar que su imagen pública ha dejado de asociarse a la de una estrella Disney o un ídolo juvenil para ser vista en su lugar como una de las artistas más influyentes del momento. Selena ha aprovechado este hito en su carrera para ajustar cuentas con el pasado y rendir un merecido homenaje a su madre, Mandy, quien tenía solo 16 años cuando se quedó embarazada de su famosa hija.
TIME presents Firsts: 46 women who are changing the world #SheIsTheFirst https://t.co/KRLqKiOeFw pic.twitter.com/qlEfsaPiAM
— TIME (@TIME) September 7, 2017
“Básicamente crecimos juntas. Cuando empecé a trabajar, mi madre fue la única persona en mi vida que me ayudó a navegar toda esa locura. Todo lo que soy a día de hoy es un poco el resultado de todo a lo que mi madre tuvo que enfrentarse”, explica emocionada la artista. “Ella siempre tuvo la capacidad de hacerme sentir que era capaz de hacer cualquier cosa que me propusiera”.
A diferencia de otras antiguas celebridades infantiles, la intérprete -que comenzó en el negocio con apenas 10 años en el programa ‘Barney and Friends’- nunca sintió que sus padres o las circunstancias le empujaran a seguir un camino que no habría elegido por sí misma.
“Creo que para mí fue algo instintivo. Me encantaba ser capaz de hacer reír a los demás”, afirma.
Las plataformas que le han valido un hueco a Selena en el prestigioso grupo de mujeres que ha reunido Time resultan ser un armas de doble filo para ella. Aunque le ofrecen la oportunidad de mantenerse en contacto directo con sus fans y mostrarse más humana ante ellos, también le afectan de la misma manera que a otros jóvenes: aumentando su inseguridad cuando se compara con otras personas y la imagen idílica que estas proyectan a través de sus perfiles sociales.
“Ser fuerte no significa que tengas que construir una fachada [perfecta]. Creo que la fortaleza está en ser vulnerable. Ya resulta muy difícil levantarse cada día y sentirse bien con un mismo sin tener que ver todo lo bueno que les sucede a los demás”, reconoce.