Chocolate Remix, el sexual “reggaetón lésbico” que reta a los “reggaetoneros machos”

"¡Eh, reggaetonero macho! Escucha lo que digo / De mujeres no sabes, ahora aprenderás conmigo", canta Romina Bernardo

Sin tapujos, descarada y altamente sexual.

Así es la música de Romina Bernardo, la cantante y productora de 32 años detrás del grupo argentino Chocolate Remix y pionera de un estilo llamado “reggaetón lésbico”.

“¡Eh, reggaetonero macho! Escucha lo que digo / De mujeres no sabes, ahora aprenderás conmigo / Ponte mocasines, corbata y guardapolvo / Ven a mi escuela a aprender lo que es echarse un polvo”, canta en “Lo que las mujeres quieren”, uno de sus singles más populares y polémicos.

La combinación de frases provocadoras, ritmos latinos y carácter urbano compone una crítica social que para muchos contradice la naturaleza propia de un género que lleva tiempo asociándose al machismo y al que han llegado a acusar de fomentar la violencia contra la mujer.

Romina no lo niega. Pero asegura que ella usa esa misma lógica para reinventarlo y crear su propio estilo en clave lésbica y feminista.

La sensualidad y carácter urbano del reggaetón está presente también en la música de Chocolate Remix, aunque en clave lésbica y feminista. / Foto: Universal Music

El proyecto musical comenzó en 2013 con “Nos hagamos cargo”, un tema fuertemente sexual en el que habla de placer femenino. En febrero de este año lanzó su primer álbum, “Sátira”, que ahora está presentando en su tercera gira por Europa.

BBC Mundo habló con ella.Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con Romina Bernardo, actualmente radicada en Buenos Aires, Argentina.


¿Cómo nació la idea de crear Chocolate Remix y cuál era el objetivo?

El proyecto tiene poco más de 4 años, pero era una idea que tenía en mente desde hace más tiempo.

Un día, finalmente, decidí hacer una canción -“Nos hagamos cargo” (2013)- y subirla a Facebook. Ahí empezó, con la repercusión que tuvo entre mis amigos y mis contactos.

Romina (o Choco, como algunos le llaman), dice que el reggaetón está vinculado a los hombres y al sexo, pero aclara que no es el único género machista. / Foto: Victoria Schwindt

La idea tenía dos partes. Por un lado, una un poco burlona en la que yo tenía la intención de jugar con todo el imaginario que uno tiene del “macho reggaetonero”, no sólo satirizándolo, sino viendo qué pasa si lo reemplazo por una mujer.

Y por otro lado, reapropiarme de un género en el que un gran porcentaje de las letras hablan muchísimo de sexo.

Me pareció un acierto total poder hablar del sexo desde otro lugar y aprovechar ese tipo de lenguaje súper obsceno para reflejar otras formas de tener sexo.

¿Te consideras feminista?

Sí. Las temáticas que toco tienen que ver con las disidencias sexuales, lo no heteronormativo y todo lo que eso implica, desde una visión feminista.

Hay muchos temas que me atraviesan. Por ejemplo, en uno de mis últimas canciones, “Ni una menos” (2017), dejo un poco de lado la parte humorística y picaresca del proyecto musical para hablar de la violencia de género.

Son muchas las cuestiones que me interesan como mujer, como feminista, como lesbiana.

¿Cómo casa la idea de ser feminista y reggaetonera al mismo tiempo? Algunos dicen que es contradictorio usar un género típicamente machista para reivindicar la lucha feminista.

La verdad es que precisamente ésa era la intención de mi proyecto: hay todo un imaginario que entiende el reggaetón como un género machista porque, a veces, los estereotipos que maneja son muy obvios, pero eso no quiere decir que sea el único.

Machistas pueden ser todos los géneros. Toda nuestra producción cultural de siglo en siglo es machista, como lo ha sido la historia misma.

Puede haber una canción romántica con mensajes igual de machistas que una de reggaetón. La diferencia es que el reggaetón habla más de sexo y se asocia más con esa idea del “macho”.

Con sus letras busca la sátira y la provocación, pero también aborda temas serios como la violencia de género. / Foto: Emanuel Nem, Julián Merlo

Pero, de pronto, estos estereotipos tan exagerados a mí me permitían jugar con la sátira o con los extremos más fácilmente.

Me pareció importante reinventar al género y hacer otra cosa.

¿Qué es lo que más critica la gente sobre tu proyecto musical y qué dices tú ante esas críticas?

Críticas hay varias y vienen de distintos lugares.

Desde los espacios feministas, mucho de lo que se ha criticado es que dicen que, al final, estoy haciendo lo mismo que un reggaetonero. Yo respondo que nunca podría hacer lo mismo porque no soy un varón y no tengo sus privilegios.

Las canciones de reggaetón cuentan lo que le gustaría a la mujer, pero es el varón el que enuncia lo que ella quiere.

Eso es lo que para mí es machista, no el hablar de sexo en sí mismo. Más machista me parece pensar que las mujeres no podemos hablar de sexo o decir guarradas. Podemos hacer un montón de cosas que para los hombres están naturalizadas y aceptadas.

Además de mujer, eres lesbiana y defines tu estilo como “reggaetón lésbico”. ¿En qué consiste?

Básicamente la idea es usar ese género musical, que tiene un vocabulario más vulgar y sexual, para visibilizar otras formas de sexo que generalmente están mucho menos visibilizadas.

La artista argentina dice que ser mujer no está reñido con cantar reggaetón. / Foto: Norman Ulloa

Casi todo lo que consumimos -música, fotos- tiene un perfil muy heterosexual. El mundo entero lo tiene. Una nace y ya se espera que sea heterosexual, a menos que diga lo contrario. Todas nuestras producciones musicales acompañan ese pensamiento.

Quise aprovechar esto para visibilizar otras opciones.

Muchos te consideran una provocadora, ¿qué es lo más controversial que has hecho hasta ahora?

La primera canción que hice, “Lo que las mujeres quieren” (2014), generó controversia porque es una canción que apela e interpela a los varones. Pone en jaque un montón de cuestiones que para la gente son intocables.

La canción dice que ellos deberían ser un poco más flexibles y para muchos eso es denigrar a los hombres porque la idea que tenemos de ser varón es una muy determinada.

Por otra parte, el video de la canción “Como me gusta a mí” lo llegaron a censurar en YouTube hace un mes, después de casi un año online . Y sigue censurado. Es una censura misógina y lesbófoba.

El video habla sobre el placer de las mujeres, sobre todo de las lesbianas. Muestra a muchas mujeres en situación de cama. Pero no es pornográfico, es más bien sugerente; podría verlo cualquier usuario mayor de edad.

He pedido que lo vuelvan a subir y hasta ahora no he obtenido respuesta por parte de YouTube.

¿Qué reacción esperas generar en quienes te escuchan?

Las reacciones son muy diversas y dependen muchísimo del bagaje de cada persona.

No es lo mismo que me escuche una chica feminista, acostumbrada a oír ciertos discursos y a cierta ideología, que una persona totalmente alejada del feminismo.

La artista argentina asegura que colaboraría con un “macho reggaetonero”… siempre y cuando ella esté de acuerdo con el mensaje transmitido. / Foto: Julián Merlo

Pero yo no espero una reacción en concreto, me parece que eso es parte del proceso y de lo que se genera en el otro lado.

Yo creo que el trabajo de un artista no es generar algo específico o decir algo puntual, como si yo fuese alguien que dice cómo son las cosas, sino más bien presentar un tema o una ficción.

En mi caso, son muy variadas las reacciones y me parece riquísimo que así sea.

Lo más probable es que esos “machos” a quienes aludes en tus canciones no estén muy de acuerdo con lo que dices sobre ellos. ¿Qué tipo de cosas te comentan?

Aparte de comentarios que pueda haber recibido en YouTube -los hay de todo tipo, desde insultos hasta otros a quienes les encanta- no he tenido demasiados porque yo no me manejo tanto en el ambiente del reggaetón mainstream , sino más bien en los lugares de disidencia sexual y espacios feministas.

Pero me encantaría poder adentrarme más en ese mundo porque eso implicaría que hay un cambio cultural que amerita que yo pueda estar cantando en el mismo lugar que ellos.

Ojalá en algún momento eso cambie y sea un espacio más propicio para que yo pueda presentar mi proyecto.

Entonces, ¿qué tendría que cambiar para que eso ocurriera?

Son cambios socioculturales que se van dando y la gente empieza a querer consumir otras cosas. Si la industria tiene que instalar algo lo hará.

Canciones como “Felices los cuatro” de Maluma, que habla de una relación poliamorosa, sería “impensable” hace un par de años, dice Bernardo. / Foto: Getty Images

Hasta hace un par de años, nos habría parecido impensable una canción como “Felices los cuatro”, de Maluma, que habla de una relación abierta, poliamorosa. Y, sin embargo, hoy existe, más allá de las controversias, y se baila en cualquier discoteca.

Está clarísimo que la industria puede establecer patrones, pero también creo que hay una demanda social y cultural que empuja cambios.

Hay determinados temas que ya van siendo más aceptados y la gente ya no se siente incómoda al oírlos. Pero eso también es un proceso. ¿Qué es primero: la expresión cultural o la sociedad que la genera? ¿El huevo o la gallina?

Un reto: ¿colaborarías con un “macho reggaetonero” en una producción musical?

Podría ser muy interesante, dependiendo el mensaje de la canción y el nivel de decisión que yo tuviera. Sería muy emocionante si se encontrara una vuelta de tuerca para dar el mensaje con el que esté de acuerdo. Se me ocurren un montón de cosas… ¡Podría llegar a ser una bomba!


Este artículo forma parte de la temporada de 100 Mujeres #100Women que organiza la BBC durante el mes de octubre.

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