“Mi novio violó a su exnovia estando dormido”: las consecuencias de sufrir de sexomnia
El sonambulismo puede hacer que una persona camine, converse, cocine o conduzca un auto sin despertar. En casos extremos trataran de tener sexo en su sueño. Un hombre recibió una condena de 7 años de cárcel como resultado. Esta es su historia
Todos hemos escuchado sobre los sonámbulos que se levantan y caminan dormidos, pero hay un trastorno del sueño menos común que afecta a los hombres que tratan de tener sexo mientras duermen: la sexsomnia.
Son casos raros pero, en ocasiones, pueden poner al que los padece en serios aprietos, como el caso de Tom y Sarah, que exploró la BBC.
Cuando Sarah conoció a Tom en casa de unos amigos, inmediatamente se cayeron bien. El era cálido, conversador, con un sutil sentido del humor que le recordaba a su hermano.
En las semanas siguientes, empezaron a salir y a pasar más rato juntos. Algunas veces Sarah se quedaba la noche en el apartamento de Tom. En otras ocasiones, él se quedaba donde ella.
Cuando ya se estaban conociendo mejor, una noche sucedió un incidente en la cama que dejó a Sarah incómoda. Tom empezó a tocar sus senos y luego a empujar contra su ingle de una manera cruda y poco sensual.
Estaban a comienzos de su relación y decidió no decir nada al respecto.
“Pensé que tal vez estaba siendo un poco brusco, así que le hice caso omiso”.
Gradualmente, siguieron estrechando sus lazos y se fueron asentando en una rutina de salidas a restaurantes, cine y largas caminatas. Gozaban de su mutua compañía y Sarah dejó a un lado su preocupación sobre aquel extraño episodio nocturno.
Pero, una noche, después de haber estado en una fiesta donde ambos habían bebido, Sarah se despertó y encontró a Tom intentando penetrarla a través de su ropa interior.
Fue doloroso y perturbador. Al día siguiente, ella le dijo que no lo soportaba más y que quería terminar la relación.
La respuesta de Tom la sorprendió: “No tenía idea de lo que estaba diciendo y se puso a la defensiva”.
“Yo estaba muy enfadada de que me hubiese despertado así y que él no tuviera la más remota idea de lo sucedido”, dice Sarah.
Tom insistió en que no recordaba haber intentado tener sexo con Sarah esa noche. Quedó devastado por el relato de lo que había hecho y por la idea de que le había causado daño.
Sarah no sabía cómo reaccionar. El brusco intento de Tom de tener sexo con ella esa noche era completamente contrario a como era normalmente: amable, íntimo y sensual.
Antecedente
Sin embargo recordó que, cuando se acababan de conocer, Tom le contó que hacía años, el había sido condenado por violar a su expareja, Karen, y sentenciado a siete años de cárcel.
Sucedió cuando la estaba visitando para pasar un tiempo con el pequeño hijo que tenían.
Él y Karen habían bebido un trago, visto una película y, luego, durmieron juntos en la misma cama.
Tom cayó dormido casi inmediatamente pero, 45 minutos después, Karen lo despertó gritándole: “¿Qué estás haciendo? Este no eres tú. Esto no lo haces tú?”
Confundido, desorientado y estremecido por su gritería, recogió sus pertenencias y salió del apartamento.
Entre el momento en que se dejó llevar por el sueño y los gritos de Karen, Tom dijo que no se acordaba de nada.
Sarah se preguntó si el comportamiento de Tom, tan contrario a su personalidad, podría estar relacionado con el más reciente intento suyo de forzarla sexualmente.
Se puso a pensar en retrospectiva de otras cosas raras que Tom hacía cuando dormía, como la primera vez que él se quedó en casa de ella. “Se levantó durante la noche, se puso sus pantalones y me dijo que se iba. Sin camisa. Al día siguiente no se acordó de nada”, contó ella.
El diagnóstico
Sarah instó a Tom a que viera a un médico. Fue referido a una clínica del sueño en el hospital Guy´s and St Thomas en Londres, donde pasó una noche con cables conectados a la cabeza para monitorear su actividad cerebral.
Lo que los médicos descubrieron tendría un impacto dramático en la vida de Tom.
“Sus ondas cerebrales muestran algo muy inusual”, comenta el doctor Guy Leschziner, el neurólogo a cargo del caso de Tom.
“Parece estar despierto y dormido al mismo tiempo. Durante períodos cortos detectamos las ondas cerebrales amplias y lentas del sueño profundo, pero sobreimpuestas con ritmos rápidos que sugieren que simultáneamente está despierto”.
Lo que encontró el estudio del sueño añadido a la descripción que hizo Sarah del comportamiento de Tom y su sonambulismo llevó al doctor Leschziner a diagnosticarlo con un raro desorden del sueño llamado sexomnia.
La sexomnia está relacionada con el sonambulismo y los terrores nocturnos, cuando las personas manifiestan síntomas parecidos a los de pesadillas aunque no estén en la fase de sueño.
Todas estas son formas de un desorden del sueño conocido como “parasomnia” y usualmente ocurren en la primera parte de la noche, durante un sueño muy profundo, explica el profesor Meir Kryger, de la Universidad de Yale, en EEUU.
“El sonámbulo que camina parecerá despierto pero en realidad no lo está. Esto lo sabemos por haber monitoreado sus ondas cerebrales”, dice.
“Las partes del cerebro que controlan la visión, el movimiento y la emoción son las que parecen estar despiertas”, señala Guy Leschziner.
“Mientras las regiones del cerebro involucradas en la memoria, la toma de decisiones y el pensamiento racional parecen continuar en un sueño profundo. Así que las personas en este estado pueden hablar, caminar, comer, cocinar, conducir o, inclusive, tener sexo sin ser conscientes de ello o recordarlo”.
¿Podría el diagnóstico de sexomnia de Tom influir de alguna manera en su condena por violación?
Parasomnia y la ley
“Sin tener electrodos conectados durante la noche de la violación, es imposible estar seguro si fue un resultado del desorden del sueño de Tom”, indica Leschziner. “Tom fue encontrado culpable por un jurado”.
Sin embargo, en años recientes, se han dado una serie de casos judiciales que tienen que ver con desórdenes del sueño, incluyendo la sexomnia, que han resultado en exoneraciones.
La ley debe decidir si alguien tuvo intención criminal o actuó como un autómata, sin ser consciente.
“Hay un caso famoso en Toronto (Canadá) en el que un caballero entró a su auto, condujo un largo tramo y luego asesinó a su suegra y atacó a su suegro. El jurado decidió que era sonámbulo y no era culpable”, indicó Meri Kryger de la Universidad de Yale.
“Hubo otro caso similar en Arizona (EE.UU.), hace unos años, donde alguien asesinó a su esposa. Se alegó que estaba caminando dormido y no lo condenaron”.
Debido a que a los acusados nunca les están midiendo sus ondas cerebrales cuando llevan a cabo un ataque, puede resultar difícil establecer con seguridad si estaban conscientes o no, subraya Mike Kopelman, profesor emérito en neuropsiquiatría de la King´s College en Londres.
“Si se encuentra evidencia de deliberación consciente, motivación o recuerdo, eso descarta el que se trate de un automatismo”, sostiene.
Pero si no, el acusado podría ser declarado inocente.
“Uno debe relacionar lo que conoce del historial pasado de desorden del sueño del agresor con cuáles fueron las circunstancias y también con los descubrimientos de los estudios de sueño, que no prueban si hubo parasomnia en ese momento pero pueden servir de evidencia corroborativa”.
Mejoría dramática
Sarah dice que el diagnóstico de sexomnia de Tom ha tenido un profundo efecto sobre él porque siempre creyó haber sido acusado falsamente de violación.
“Reconciliar el hecho de haber hecho algo de lo que no tenía ningún recuerdo y lidiar con ese tipo de culpa… mejor dicho, él ni siquiera sabía que hacía algo raro en la noche. Simplemente no se acuerda en la mañana”, dice ella.
No hay una cura milagrosa para este tipo de desorden extremo del sueño pero hay maneras para evitar que suceda.
Estas incluyen usar una vestimenta en la cama que impida el contacto de piel a piel. El estrés, el alcohol, la falta de sueño y el dormir en un entorno extraño también pueden disparar el problema.
Con evitar esas situaciones, dice Tom, ha visto una mejoría dramática. Antes de buscar tratamiento, tenía episodios de sexomnia cada dos a tres semanas.
“Ahora puedo decir que los episodios de sexomnia están bastante controlados. Ciertamente no he tenido uno solo en los últimos dos a tres años”.
Se usaron pseudónimos en esta nota para proteger las identidades.