Mi carta a Santa…
Ojalá Santa Claus pase por la Casa Blanca dejando regalos de respeto, inteligencia y mayor cordura
Hoy entré a una gran tienda por departamentos y vi en la puerta un buzón grande y rojo donde los niños colocaban sus cartas a Santa Claus. Pensé en la gran magia que une al mundo en estos días donde todo brilla más y parece más rojo, más dorado más blanco, y más alegre.
Y es que es una época donde la alegría siempre es más grande.
Pero la tristeza y la nostalgia también.
Y me puse a pensar en esa última carta que le escribí a Papá Noel o al Niño Jesús.
Y no encontré en mi mente el momento exacto en que dejé de escribirles.
En que dejé de pedirles.
Y por eso decidí que hoy esta columna sería mi carta corta a Santa Claus.
Querido Santa,
Te pido por todos esos papás que sueñan con volver a abrazar a sus hijos y por esos hijos que más abajo de la frontera cerrarán los ojos esta Navidad pensando en ese gran abrazo de sus papás…
Espero que cuando recibas esta carta aún estés a tiempo de pasar por cada hogar de Estados Unidos donde vive un Dreamer y entregarles cargas de fe y de optimismo.
Y que por favor, en ninguno de esos hogares pueda entrar el miedo.
Que en cada familia donde la naturaleza hizo daño y causó dolor en este 2017 puedas volver a llevar esperanza.
Tal vez hayan casas donde nadie te escribe, donde ni siquiera haya en este diciembre un arbolito encendido. Te pido que desvíes tu trineo y llegues allá primero para que dejes plantada la semilla de un milagro en el alma de cada niño que no está en tu lista.
Para que en el alma de todos los que tienen nazca el deseo de darle a los que nada tienen.
Ojalá puedas pasar por la Casa Blanca y dejar más respeto hacia los inmigrantes y muchas más cargas de la inteligencia y la cordura que se necesitan para tomar las decisiones que nos afectan a todos.
Que tus regalos al mundo en esta Navidad, querido Santa, hagan los corazones más generosos y las mentes más creativas con un sólo gran propósito: que el mundo en el 2018 pueda ser un poquito más feliz.