Una de las más grandes discusiones entre científicos e investigadores desde hace varios años, es la de poder establecer una fecha concreta en la que nuestro planeta tuvo sus primeros indicios de vida.
Hasta el momento, los avances científicos más prominentes no pueden establecer cuándo sucedió esto. Sin embargo, las cosas podrían cambiar gracias una técnica de análisis fósiles que conduciría a poder determinar el tiempo exacto en que la vida se pudo originar.
Y es que, de acuerdo a una investigación de la Academia Nacional de Ciencia de los Estados Unidos, la vida en la Tierra nació hace 3,500 millones de años gracias a la confirmación de la existencia de bacterias y microbios viviendo posiblemente sin oxígeno.
Todos estos datos se pudieron obtener en base a un estudio de diferentes bacterias y microbios ahora extintos, que se encontraron en 1982 en Apex Chert, una formación rocosa en el oeste de Australia.
Posteriormente en 1993, los científicos analizaron la radiometría de aquella cimentación rocosa y la forma estructural de los fósiles encontrados, para marcarlos como seres biológicos que existieron hace poco más de 3,450 millones de años, para convertirse de esta manera en una evidencia contundente de que esta clase de organismos habitaban nuestro planeta más de mil millones de años antes de lo que se creía.
El trabajo fue dirigido por el paleobiólogo William Schopf, de la Universidad de California, y el geocientífico John Valley, de la Universidad de Wisconsin.
“Creo que está arreglado. Podemos confirmar que estos son un grupo primitivo de diversos organismos” dijo Valley en una declaración de la Universidad de Wisconsin sobre el estudio.
Schopf y Valley llevan más de 10 años desarrollando un método para analizar las especies individuales que tienen forma de pequeños cilindros y filamentos, partiendo de la base de que cualquier tipo de sustancia orgánica, incluidas la roca y el microbio, contienen una mezcla característica de isótopos de carbono.
Además, los científicos pudieron conectar proporciones específicas de carbono-isótopo con formas fósiles específicas, lo que les permitió identificar un puñado de diferentes seres vivos antiguos. Después de analizar los microfósiles individualmente se identificaron cinco especies, concluyendo que dos eran fotosintetizadores, dos eran organismos que consumen metano y uno lo producía.