Editorial: Ni invisibles, ni sumisas
Campesinas y trabajadoras domésticas levantan la voz contra el abuso sexual
Vivimos un clima político donde los escándalos en Washington se suceden uno detrás del otro, los temas importantes del día nos indignan y despiertan la necesidad de reaccionar. Pero luego viene el próximo escándalo y abandonamos la primera cuestión para enfocarnos en un nuevo momento .
Dejamos pasar los temas más importantes, optando por los más urgentes.
Pero es tan importante como urgente reaccionar a la situación de las mujeres trabajadoras en Estados Unidos y los abusos que sufren en sus hogares y sitios de empleo.
Las luchas de las mujeres abusadas por los poderosos ya despertaron protestas sin precedentes. El lema #MeToo se convirtió en un imán para quienes buscan la justicia y el cambio.
Pero las mujeres en el mundo del espectáculo y la política que son abusadas no son las únicas. Solo las más visibles. La violencia y la explotación contra las trabajadoras, son abiertos y desenfrenados.
Y las costumbres, las creencias, el machismo aceptado como norma, conspiran para que millones de mujeres en nuestra sociedad sean aún más indefensas y discriminadas, en su casa y fuera de ella. Un fenómeno más frecuente de lo que reconocemos: el 42% de las mujeres dijo haber sido objeto de acoso o abuso sexual en algún momento de sus vidas, informa nuestra corresponsal María Peña.
Entre las mujeres latinas, las trabajadoras domésticas, las que limpian casas o cuidan de niños o ancianos y las campesinas son frecuentes blanco de acoso y abuso sexual incesante e incontrolado, agregado a sus bajos salarios.
Millones de inmigrantes indocumentadas en todo el país están en desventaja aún mayor porque por temor a ser deportadas se abstienen de denunciar los abusos.
Es hora de que se reconozca la urgencia de acabar con los atropellos, identificarlos como la plaga que son para arrancarlos de cuajo, aplicar las leyes ya existentes; establecer protecciones laborales así como de su cuerpo y su dignidad; cambiar la cultura y ensalzar la contribución las trabajadoras de la manera más concreta: a trabajo igual, salario igual.
Por eso, La Opinión apoya a las activistas que ayer protestaron frente al Capitolio en Washington y que como parte del Mes de la Concientización sobre el Acoso Sexual, se hicieron presentes, declarando que no serán ni invisibles ni sumisas.
Estas mujeres de nuestra comunidad siguen así el sendero recorrido recientemente por los jóvenes soñadores que también salieron de las sombras para luchar por convertirse en dueños de su propio destino y legalizar su vida en nuestro país.
A ellas, nuestro apoyo. Son nuestras heroínas.