Editorial: ¡Sí se pudo! ¡Y cómo se pudo!
La votación del domingo pasado fue histórica en México
Andrés Manuel López Obrador obtuvo una victoria histórica en la elección presidencial de México. Una nueva etapa repleta de desafíos y expectativas se abre ante un pueblo frustrado con el presente, deseoso de un cambio en el futuro.
La magnitud del triunfo del candidato del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) se refleja en el margen de la victoria -más de 22% por sobre su rival más cercano- y por obtener más de la mitad de los estimados 53 millones de votantes.
Es un mandato para una transformación en México.
La coalición de izquierda, Juntos Haremos Victoria, ganó una mayoría en la Cámara de Diputados, obtuvo 11 de las 16 nuevas alcaldías que estaban en juego y cinco de ocho gobernadores.
Se abre un capítulo nuevo de una historia que por siete décadas fue dominada por el Partido de la Revolución Institucional. En el 2000 surgió un período de alternancia con el derechista Partido de Acción Nacional que no trajo cambios significativos. Hoy se rompió el modelo PRI-PAN que mantuvo alejada a la izquierda del poder.
El desastre creado por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto condujo a la hecatombe electoral del Partido de la Revolución Institucional. Los mexicanos castigaron en las urnas al mandatario que presidió un sexenio dominado por la corrupción y un altísimo índice de violencia en inseguridad pública.
La tercera fue la vencida para AMLO después de dos derrotas electorales. Su victoria es un voto de fe de los mexicanos a un líder más, que a una organización política.
Los argumentos que desde hace mucho aseguran que López Obrador es un peligro o que sus promesas son incumplibles fracasaron rotundamente por la falta de credibilidad de quienes lo dicen. Pudo más la urgencia de los mexicanos de ver una esperanza en un sistema político que le ha fracasado.
La expectativa que pesa sobre AMLO es gigantesca y desproporcionada. México no cambiará de un día al otro. La corrupción, la violencia, el narcotráfico y los poderosos intereses económicos están enquistados en el cuerpo social y político mexicano. Este es un camino al que habrá resistencias, pero a su favor está el respaldo abrumador de los mexicanos demostrado en las urnas.
La relación con Estados Unidos del presidente Trump es otro aspecto muy importante para ambos países. Esta es una dinámica que está por verse.
Es incomprensible el largo período entre la elección y la toma de poder el 1ro. de diciembre. Cinco meses es demasiado tiempo para un periodo intermedio en donde hay un vacío de poder entre quién se va echado y quien llega aclamado.
Este es un momento de celebración para los mexicanos. Ellos escribieron con un voto contundente una nueva página en la historia de su país