Trump trata de distanciarse de Cohen, pero asegura que su exabogado no cometió “crímenes”
Los juicios contra Michael Cohen y Paul Manafort han supuesto un “terremoto” en el mundo de Trump
WASHINGTON — Al enfrentar una de las peores semanas de su mandato y un creciente laberinto legal, el presidente Donald Trump trató este jueves simultáneamente de distanciarse de su exabogado personal, Michael Cohen, y a la vez asegurar que las violaciones de financiación electoral que éste confesó en realidad no son “crímenes”.
Cohen, quien estuvo al servicio de Trump durante más de una década, se declaró culpable el martes pasado en un tribunal federal de Nueva York de delitos graves en conexión con violaciones a las leyes de financiación electoral.
El abogado dijo bajo juramento que, por instrucciones personales de Trump durante la contienda de 2016, hizo pagos para silenciar a Stephanie Clifford, una actriz porno conocida como Stormy Daniels, y a Karen McDougal, una exmodelo de Playboy, que alegaban presuntos amoríos con su cliente hace una década.
El “propósito principal era influir en la elección” dijo Cohen, quien negoció el acuerdo para obtener una sentencia carcelaria menos severa.
Cohen confesó que arregló pagos por $130,000 a Daniels y $150,000 a McDougal a través de la empresa American Media Inc. (AMI), dueña de la revista National Enquirer, para no publicar la historia de su relación extramarital con Trump pocos meses después del nacimiento de su hijo, Barron, con su tercera esposa, Melania.
Según documentos judiciales, en 2017 la Organización Trump posteriormente reembolsó $420,000 a Cohen –incluyendo una bonificación y otros gastos- como “gastos legales”, usando facturas falsas para ocultar la verdadera naturaleza de los pagos.
Trump y su nuevo abogado personal, Rudy Giuliani, han intentado desacreditar a Cohen, calificándolo de mentiroso. A Trump, en particular, le ha dolido la aparente traición de Cohen, tomando en cuenta que éste alguna vez juró que “tomaría una bala” por él.
Durante una entrevista difundida hoy por la cadena televisiva, Fox News, Trump trató de minimizar su relación con Cohen al afirmar que sólo le trabajó a medio tiempo, y sugirió que éste mintió para reducir sus problemas legales. Trump afirmó que “debería ser ilegal” que presuntos criminales colaboren con la fiscalía.
No hubo “crímenes”, dice Trump
Trump también intentó una nueva estrategia al señalar que los pagos que hizo Cohen no constituyeron “crímenes”.
Cohen “logró un gran acuerdo. Estaba implicado en otro negocio sin ninguna relación conmigo en el que creo hubo fraude”, afirmó Trump, sugiriendo que Cohen admitió violaciones a las leyes de financiación electoral porque los otros delitos que cometió eran más graves.
“Muchos abogados en televisión y abogados que tengo dicen que no fueron crímenes. El (Cohen) logra un mejor acuerdo cuando me utiliza”, se quejó Trump.
“Esos dos cargos ni siquiera son un crimen. No fueron financiación de campaña”, insistió Trump al precisar que los pagos provinieron de su bolsillo.
Durante múltiples ocasiones anteriores, Trump había dicho que no estaba al tanto de los pagos pero ahora asegura que se enteró de éstos “mucho después”.
También la campaña presidencial de Barack Obama de 2008 cometió una “masiva violación” a las leyes de financiación electoral, pero “como tenía un fiscal general distinto, lo trataron de forma muy distinta”, argumentó Trump.
“Así es que Obama la tuvo, otra gente también. Casi todo el mundo que se postula a un cargo tiene violaciones de (financiación de) campaña”, subrayó Trump, sin ofrecer ejemplos.
En 2008, la campaña de Obama pagó una multa de $375,000 por incumplir el requisito de la Comisión Federal Electoral (FEC) de registrar en un plazo de 48 horas unas 1,300 donaciones por alrededor de dos millones de dólares pero, según expertos, no hubo crimen porque el incumplimiento de plazos no fue intencional.
Otro choque con Sessions
En la entrevista con “Fox and Friends”, Trump nuevamente atacó la gestión de su fiscal general, Jeff Sessions, a quien aparentemente no le perdona haberse recusado el año pasado de la investigación del fiscal especial, Bob Mueller, sobre la injerencia de Rusia en los comicios de 2016.
Sessions fue el primer senador republicano en apoyar a Trump en 2016, y el mandatario precisó que le dio el cargo por sentido de “lealtad”, pero que éste “nunca tomó control del Departamento de Justicia”.
A la defensiva, Sessions dijo hoy en una declaración escrita, que tomó control de la agencia desde el día en que juramentó el cargo, y ha tenido “un éxito sin precedente” al promover la agenda de Trump, incluyendo la seguridad pública, el combate al crimen, el cumplimiento de las leyes migratorias, y la defensa de la libertad religiosa.
“Mientras sea el fiscal general, las acciones del Departamento de Justicia no estarán inapropiadamente influenciadas por consideraciones políticas. Exijo las más altas normas, y cuando no se cumplen, tomo medidas. Sin embargo, ninguna nación tiene a un grupo más dedicado de investigadores policiales y fiscales que EEUU”, afirmó Sessions.
Creciente drama legal
Las discrepancias entre las declaraciones bajo juramento de Cohen y las de Trump, sólo dejan al descubierto que el mandatario mintió cuando dijo que no sabía de los pagos, según expertos legales.
Los pagos de Cohen sí constituyen un crimen porque fueron considerados contribuciones a la campaña de Trump, que debieron ser divulgadas. Las leyes federales prohíben donaciones de individuos por más de $2,700 en cada elección.
El mismo día del drama legal de Cohen, un jurado en Alexandria (Virginia) declaró culpable de ocho cargos de fraude financiero a Paul Manafort, el exdirigente de la campaña presidencial de Trump, que podría recibir hasta 80 años de prisión en ese caso.
Manafort, encarcelado desde junio pasado, afronta un segundo juicio criminal el próximo 17 de septiembre en un tribunal de la capital estadounidense, por cargos relacionados con su trabajo como cabildero para un gobierno extranjero.
Giuliani reveló hoy que, hace varias semanas, Trump sopesó un perdón presidencial para Manafort, a quien considera víctima del sistema judicial, pero aceptó la recomendación de sus abogados de que esperara a que concluya la investigación de Mueller.
¿Habrá juicio político contra Trump?
De cara a los comicios del próximo 6 de noviembre, en los que demócratas y republicanos se disputarán el control del Congreso, los demócratas afilan estrategias para utilizar el lema de la “corrupción” para sumar votos.
Sin embargo, pocos discuten, al menos en público, que una victoria demócrata en las urnas necesariamente dé luz verde a un juicio político para la posible destitución de Trump, en un proceso conocido en inglés como “impeachment”.
Es que, según observadores, Trump sigue teniendo un fuerte apoyo entre su base y la amenaza de un juicio político podría movilizarla y ayudar a candidatos republicanos.
Si los demócratas recuperan el control de al menos una de las dos cámaras del Congreso –necesitan 23 escaños adicionales en la Cámara de Representantes y dos en el Senado-, eso les daría poderes para continuar las investigaciones contra Trump y poner freno a su agenda política.
Por ahora, la estrategia menos arriesgada de candidatos demócratas, tanto de quienes busca la reelección como de quienes se presentan por primera vez, es hacer de los comicios de noviembre un “referendo” sobre las políticas de Trump.