Encuentran pruebas de que Hitler escapó a Argentina
Hay muchas personas en contra de dar por cierta la investigación del periodista británico porque supondría cambiar la historia
Durante décadas, hemos leído en los libros de texto que Adolf Hitler murió por suicidio, al final de la Segunda Guerra Mundial. Una bala en la cabeza desde su búnker de Berlín, luego de ingerir cianuro, cuando el Ejército Rojo Soviético tomó la capital de Alemania.
Según informa Unilad, parece que habría indicios de “otro final” del Tercer Reich, o así es según el periodista de investigación, cineasta y autor, Gerrard Williams.
Williams ha descubierto detalles que anteriormente se habían pasado por alto y que suponen nuevas evidencias que sugieren que el líder de la Alemania nazi vivió otros 16 años después de la guerra.
Los hallazgos de Williams y su equipo de investigadores han demostrado ser tan reales como incómodos. Incluso informaron haber recibido amenazas de muerte, presumiblemente por naciones simpatizantes de los nazis y, aparentemente, también por paneles educativos que no quieren actualizar su programa de estudios.
Al parecer, tras el “suicidio” de Hitler los cuerpos de él y Eva Braun fueron incinerados, quemados con gasolina utilizada como acelerante. Este es el primer punto de discusión para Williams.
“Eso no funciona porque para eso necesitas llevar un cuerpo a algo así como 3.000 grados centígrados en el crematorio antes de que se convierta en cenizas. Cuando llegan los rusos no encuentran cuerpos. Lo hacen un poco más tarde, curiosamente, pero no en ese momento, y el reportero de la BBC, Thomas Cadet, afirma que a los rusos no se les entregó ningún cuerpo que realmente fuera Adolf Hitler”, contó Williams en una entrevista al portal británico.
No se menciona a Eva Braun en absoluto, y sin embargo se supone que también están Joseph y Magda Goebbels, cubiertos con gasolina y cremados.
El argumento de Williams es tan detallado que informa de una ruta de escape viable a Argentina, con el Führer supuestamente huyendo de la patria en avión, a Dinamarca. Desde ahí habría viajado a Fuerteventura, en España, para finalmente llegar a San Carlos de Bariloche, donde el Führer finalmente murió ‘atormentado, demente y traicionado’, después de una serie de ataques cardíacos el 13 de febrero de 1962.
Esto, sostiene Williams, está respaldado por el piloto alemán Peter Baumgart.
Baumgart fue arrestado, pero como parte de su defensa explicó su historia, confesando que al final de la guerra voló el avión que llevaba a Hitler y Eva, y varias otras personas a Tønder, en Dinamarca.
Williams enfatizó a UNILAD que el partido nazi recibió fondos de la adinerada familia Eichhorn, que dirigía un hotel en Argentina. Según explicó, si no hubiera sido por los Eichhorns, el partido nazi nunca podría haber ocurrido. Así que las raíces del nazismo son tan profundas en Argentina como lo fueron siempre en la Alemania nazi.
Williams niega fervientemente ser parte de la teoría de la conspiración, “no es una teoría”, afirma con una certeza inequívoca en su voz, “No hago teorías de la conspiración”.
En los últimos tiempos ha habido intentos de socavar estos hallazgos asegurando que eran una conspiración y, sin embargo, la evidencia de los argumentos en contra está fuertemente protegida.
En marzo y julio de 2017, unos investigadores franceses tuvieron acceso a los archivos de inteligencia rusos para examinar un hueso de la mandíbula, que supuestamente se extrajo de los restos que se dice son los de Hitler.
A este equipo de investigación francés se le dio acceso a la mandíbula para las pruebas de ADN, pero se les prohibió analizar un fragmento de cráneo de la misma manera.
Luego, un equipo de investigación estadounidense de la Universidad de Connecticut pudo analizar el fragmento de cráneo y las pruebas afirmaban que el cráneo no pertenecía al líder nazi, sino al ADN de una mujer no identificada.
El equipo francés no pudo confirmar este resultado, ya que no pudieron replicar las pruebas, así que no se pudo refutar.
Claramente todo es tan turbio que es difícil probar. No se sabe qué creer, si una versión de la historia aceptada por la sociedad desde décadas o los nuevos argumentos que contrastan con lo que nos han contado.