Christian Rodríguez recibió ‘electroshocks’ tras crisis nerviosa luego de traicionar a “El Chapo” y ayudar al FBI

El colombiano es el experto en computación que instaló el sistema de comunicaciones del Cártel de Sinaloa

Christian Rodríguez es un testigo protegido del FBI.

Christian Rodríguez es un testigo protegido del FBI. Crédito: DISTRITO ESTE NUEVA YORK

Apenas pasaba los 20 años cuando Christian Rodríguez comenzó a trabajar con la organización de tráfico de drogas Cifuentes-Villa –que operaba en Colombia, Ecuador, Panamá, México y España– ayudando a mejorar el sistema de comunicaciones vía telefónica y con mensajes encriptados.

Su vida parecía “de ensueño”, ya que trabajaba en lo que más le gustaba hacer, cobraba miles de dólares por ello y tenía dos familias. No había momento para aburrirse, pero con el tiempo su ajetreada vida terminó por colapsar sus nervios, como lo evidenció Eduardo Balarezo, uno de los defensores de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, al interrogar al testigo protegido del FBI.

Con un escueto “sí”, Rodríguez confirmó a los cuestionamientos de Balarezo en la corte de Brooklyn su amor por la computación. También reconoció que ganó hasta $500,000 dólares por su trabajo con “El Chapo”, cuando le instaló el sistema encriptado de comunicaciones al que después dio acceso al Buró Federal de Investigaciones… a cambio de otro pago por $460,000 dólares, una visa S, protección y reubicación en Estados Unidos, además de su libertad.

“Es un ganar-ganar”, expresó Balarezo al describir todos los beneficios que obtuvo el colombiano que ahora tiene 32 años de edad. “¡Objeción!”, gritó uno de los fiscales federales para evitar que se hablara más del tema, pero el defensor encontró otras vías para evidenciar los beneficios y consecuencias que enfrentó Rodríguez, incluidos sus problemas de salud.

“¿Usted no tenía miedo?”, lanzó Balarezo. “Sí”, reconoció Rodríguez, quien afirmó no recordar el día en que Dolly Cifuentes le cuestionó si “estaba dentro o no de la organización”, luego de que él escuchara una llamada telefónica donde ella decía estar convencida de que era un soplón. Dijo que “El Chapo” nunca lo amenazó, pero sabía que ya lo consideraban una “rata”, un “sapo”, como dicen en Colombia.

En 2009, Rodríguez ya estaba en la mira del FBI y unos agentes encubiertos –supuestos mafiosos rusos– se reunieron con él en un hotel en Manhattan en Nueva York, lo cual fue utilizado por Balarezo para reprochar al amante de las computadoras que “no era la única vez que había colaborado con criminales”. Esa ocasión él estaba dispuesto a ayudar a esos presuntos delincuentes de Rusia a mejorar sus sistemas.

La factura le llegó al colombiano dos años después de haber tenido su último contacto con “El Chapo”. En 2013 sufrió un colapso nervioso tan severo que le impedía dormir, no podía pensar con claridad y esto lo llevó a recibir terapia de “electroshocks” y a perder parcialmente la memoria. Los fiscales federales intentaron evitar que esto se relacionara con el caso que Rodríguez estaba ayudando a construir al FBI, pero Balarezo fue hábil para irse por la tangente. Christian Rodríguez enfrentaba demasiado estrés, incluso por tener dos familias, una de las cuales no sabía que la otra existía.

“¿El estrés tenía que ver con el trabajo que estaba haciendo?”, cuestionó el defensor de Guzmán Loera. “Correcto”, respondió Rodríguez. Respuestas similares, monosílabas, ofreció al hablar de su salud y la polémica terapia. “¿Habló con el doctor de los riesgos?”. “Sí”. “Pudo perder la memoria, ¿verdad?”. “Correcto”. Balarezo intentó poner sobre la mesa que Rodríguez era bipolar. “¡Objeción!”, gritó uno de los fiscales. El abogado cerró esa parte al destacar “la conveniencia” de que al joven se le olvidaran las “cosas… especialmente nombres, fechas”.

El impago de impuestos

Christian reconoció que no pagó impuestos por los $460,000 dólares y dinero de otros gastos que recibió del FBI, lo cual es un delito, pero tampoco fue juzgado por evasión de impuestos. “Fue el acuerdo con el que llegué con mi abogado”, afirmó a Balarezo, quien habló de un acuerdo en 2017 que desglosó parte de las finanzas de Rodríguez, incluidos departamentos y un terreno en Colombia con valor de $490,000 dólares, más el pago del FBI, dado en efectivo y en depósitos de entre $3,000 y $70,000 dólares.

“Usted no quería pagar impuestos por ese dinero… no llenó el formulario del pago de impuestos”, evidenció Balarezo. “Usted le estaba mintiendo al gobierno”.

Rodríguez afirmó que no mintió, porque “nunca le preguntaron” y cuando lo hicieron simplemente dijo que no había pagado los $35,000 dólares que debía al IRS, con el que llegó un acuerdo para cubrir su deuda en mensualidades. “Debo $20,000”, dijo el joven de 32 años, que aún espera recibir parte de la recompensa de $5 millones de dólares por ayudar a capturar a Jorge Cifuentes.

A Balarezo ya no le quedaba nada más por cuestionar, sólo recordar que Rodríguez nunca fue juzgado por los delitos que él mismo reconoce que cometió. “Por los delitos que ha cometido, ¿cuántos años ha pasado en prisión?”. Ninguno, dijo Rodríguez. El defensor enlistó y recibió la misma respuesta: “¿Meses?”. “No”. “¿Semanas?”. “No”. “¿Días?”. “No”…. “¡Objeción!”, gritó un fiscal. “¿Minutos?… ¿segundos?”, se escuchó preguntar al abogado, lo cual desató risas.

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