“La perfección no existe, es una percepción”
Zahira Domenech empezó con un negocio de organización de bodas en Puerto Rico y ahora comparte lo que ha aprendido del mundo de la empresa
Zahira Domenech decidió ayudar a una amiga a organizar su boda en Nueva York. Tenía, 24 años y experiencia en organización de eventos corporativos porque sus estudios le habían abierto las puertas a un trabajo en una agencia de relaciones públicas en su natal Puerto Rico.
“Cuando lo hice quedé enamorada de la organización de las bodas y los eventos de lujo”. Así que cuando volvió renunció a su trabajo para montar un negocio con este fin. Era 2004.
“Me gusta el riesgo, no me gusta tener planes B, yo me arriesgo y doy todo por el todo para conseguir mi meta”, explica. “Mis papás siempre me decían que del cobarde no se escribe nada”.
No necesitaba un Plan B. Especializada en organizar bodas con destino a Puerto Rico tuvo éxito y reconocimiento en varios países. Organizaba unas 45 celebraciones al año.
Cuando el huracán María azotó la isla en 2017 se cancelaron muchos eventos planificados para las fechas en las que Puerto Rico estaba poniendo a prueba su resistencia y viviendo un drama humano, medioambiental y económico.
Pese a que Domenech derrocha optimismo admite que tras María todo fue complicadísimo. “Pensé que no iba a levantarme y veía que mi país estaba destruido. Ahí pensé que se acababa todo pero vi que también era una oportunidad para empezar de nuevo, si se aprende algo, una lección es algo que no le quita nadie”.
Atraídas por la buena marcha de su negocio otras mujeres la preguntaban por cómo tener éxito empresarialmente. Y empezó a dar consejos de cómo tener más ventas, cómo tener ingresos pasivos y posicionarse bien en sus sectores, por ejemplo. Eso le llevó al circuito de conferencias en buena parte del mundo, seminarios y coaching a otras mujeres.
Domenech sigue manteniendo con tres personas más el negocio de la organización de bodas y con ello el patrocinio de la isla de Puerto Rico. También hacen eventos fuera de la isla pero ha reducido el número de celebraciones que organiza, unas 15 o 20 este año, y dedica buena parte de su tiempo a formar a otras mujeres, dar conferencias y talleres además de publicar su primer libro.
Las mujeres que la siguen a través de su blog, conferencias, cursos en la red y talleres suelen ser profesionales con talentos específicos que quieren cambios. “Algunas han estudiado otras no, hay contables, expertas en social media o hacen jabones artesanales, quieren una estructura para crear dinero de forma consistentemente y quizá pasivamente con un modelo de negocio”, describe Domenech.
“A las mujeres nos enseñan a no hablar de dinero, no nos enseñan a preparar un negocio y trabajamos eso, transmitir la idea de qué es correcto que quieras tener dinero y prosperar económicamente”. Dice que sus alumnas son personas con mucho talento pero que necesitan estructura de trabajo.
“El año pasado se graduaron de nuestra academia 150 mujeres, en lo que va de año tenemos 100 y están logrando progresos, algunas ya están teniendo ingresos y notan diferencias en su economía”.
Desde su punto de vista, quienes se apresuran a abrir negocios cometen errores de falta de planificación, otras veces hacen el problema es que quieren hacer un negocio porque es lo que está de moda y es en lo que supuestamente otras personas están haciendo dinero y el otro error más continuo es estar en una mentalidad siempre de que no hay solución para las cosas”.
Domenech cree que no se puede ser empresario sin tener la convicción de que hay soluciones para los problemas. Tener la perspectiva de encontrar salidas astutas y rápidas es clave. Para ella el mayor error es sentirse víctima y ver solo lo que se interpone en el camino del éxito.
“Los negocios son un reto. Cuando yo comencé hace 15 años las cosas se hacían de una manera y con el tiempo han cambiado. Hay que evolucionar con el mercado, ir creciendo, ir buscando soluciones”. Y no tener miedo a los errores, advierte Domenech. Su consejo es tener un punto de vista positivo y no esperar a la perfección.
“La perfección no existe, es una percepción. Siempre va a haber cosas que no son del todo correctas o están preparadas. Pero hay que arriesgarse con nuevas ideas, arriesgarse a crear e intentarlo, caerse, aprender de los errores y volver a continuar de manera positiva, con fe”.
Esta empresaria puertorriqueña explica que para ella lo más fácil ha sido trabajar con su comunidad con las mujeres latinas”. A la hora de preguntarle qué es lo más difícil que ha hecho hasta ahora como empresaria se toma un rato tan largo para pensarlo que ese vacío podría ser su respuesta.
“El cambio siempre es complicado, salir del ritmo que uno tiene”, musita. Pero vuelve a pensarlo. “Quizá es por mi mentalidad de que si algo no me ha funcionado está bien, lo voy a probar de otra manera”.
“Mi esposo es fotógrafo y siempre cuando está tras la lente me dice, acuérdate que todo depende de la luz con la que estás mirando”, explica. Si algo no funciona, se cambia el ángulo, se busca la solución desde la que llegue la mejor luz.