Jalisco se ahoga en la sangre de su propio cártel
Durante el primer trimestre, los jaliscienses llegaron hasta el cuarto sitio a nivel nacional de los estados con las peores cifras de homicidios
MÉXICO – En uno de los fines de semana más violentos en la historia del estado de Jalisco, cuando superó el número de asesinatos en el país con 21 crímenes, la población tuvo claro que ningún tipo de personas queda exento. Ni mujeres, ni policías, jóvenes o viejos. Ni en la calle, ni en casa. Tampoco en el mandado: un cadáver apareció sobre el carrito del supermercado.
El recuento apareció puntualmente en la síntesis hemerográfica de la cual el gobierno estatal, encabezado por Enrique Alfaro, tiene total conocimiento.
Alfaro prometió mejorar la inseguridad de la entidad a principios de su administración en diciembre pasado –una de las mayores expulsoras de migrantes del país– aunque reconoció que sería lenta, poco agradable y centrada en el combate de complicidades; sin embargo, cada vez que se le pregunta, evade dar nombres y apellidos de presuntos políticos involucrados.
“¿Cómo acreditas que un funcionario haya recibido dinero del crimen?”, cuestionó a modo de respuesta, cuando un reportero le preguntó si culparía a su predecesor Aristóteles Sandoval. “Lo que puedo decir es que ningún grupo de criminales pudo haber crecido como crecieron aquí sin el apoyo de la autoridad”.
El caso es que, durante el primer trimestre de este año, los jaliscienses escalaron las peores cifras de homicidios dolosos (576, siete al día), un 38% que los lleva hasta el cuarto sitio a nivel nacional de los estados, y sólo detrás de Guanajuato, Chihuahua y Nuevo León, acorde a las estadísticas del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública.
Los hechos violentos documentados recientemente –además del penúltimo fin de semana de abril catalogado por la prensa local como uno de los más sanguinarios de la última década– incluyen el feminicidio de Vanesa Gaytán, una mujer que intentó ocultarse de su marido violento frente a la Casa Jalisco, residencia del gobernador, hasta donde llegó el agresor para asesinarla.
“La cuestión es por qué en Jalisco llegamos a un nivel de descomposición tan evidente que no son útiles las órdenes de restricción; las mujeres están indefensas en cualquier lugar, incluido uno donde hay vigilancia permanente”, advirtió el analista político local Jorge O. Romero.
Desde marzo de 2017, seis mujeres que tenían órdenes de protección por violencia familiar fueron asesinadas en el estado, que además suma cuatro policías ultimados de enero pasado a la fecha ,y muchachos atacados por comandos armados en fiestas callejeras y otras barbaridades.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que, en adelante, no enfrentará a los cárteles con operativos. “Antes, las metas eran a qué personaje de la delincuencia organizada famoso se detenía, y se hacía un espectáculo, ¿y qué se resolvía con eso?, si seguía la violencia, si seguía la inseguridad. Entonces lo que queremos es atender las causas, ir al fondo”.
Según el mandatario –cuya administración acumula ya más muertos que sus antecesores en el mismo periodo–, sostiene que la razón principal de las matanzas es “la falta de oportunidades” de la población; pero su secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, es más específico: es un problema de organizaciones criminales y trasiego de drogas.
Analistas de seguridad aclaran mejor: hay una confrontación violenta entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), cuyo líder, Nemesio Oseguera, es uno de los más buscados por el gobierno estadounidense. “Es imposible explicar la violencia sin esta rivalidad, la complicidad de las autoridades y la impunidad”, dijo Octavio Pérez, director ejecutivo del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo
El Consejo de Seguridad Nacional estadounidense (NSC) reveló que tan solo en Guadalajara, las transacciones ilícitas de dinero se mezclan con negocios legítimos, una dualidad que debió ponerse en la mira de las autoridades desde hace años.