Hispano clama por un trasplante de intestino que le salve la vida
Dice que Medi-Cal no le quiere cubrir el procedimiento
Alfonso Ceja Castañeda lleva meses en espera de un trasplante de intestino delgado que no le han podido hacer porque Medi-Cal, el seguro estatal para personas de bajos ingresos en California, no se lo puede cubrir.
“Por favor, les pido a la gente de Medi-Cal que se pongan en mis zapatos, y nos apoyen para el trasplante. Ya ha sido bastante tiempo el que he tenido que esperar. Me siento muy débil, pero estoy tratando de luchar y tener paciencia”, dice Alfonso quien lleva hospitalizado desde el 14 de abril de 2019 cuando fue víctima de dos balazos sin deberla ni temerla.
Alfonso tiene 34 años. Está casado y es padre de dos hijos de 10 y 5 años. Desde 1997 emigró de Michoacán, México. Hace 14 años se hizo ciudadano de los Estados Unidos. Se ganaba la vida como chofer de tráiler. Vive con su esposa Arlene Valencia Andrade y sus dos hijos en Stockton, al norte de California. Los tres son nacidos en EEUU.
La noche del 14 de abril, la vida de Alfonso cambió para siempre. Estaba en la casa de una tía, cuando un cuñado le pidió acompañarlo a un bar para recoger a un amigo, que no tenía quien le diera un aventón a su casa.
“Al llegar al bar, mi cuñado me dijo que tenía que ir al baño. Yo me quedé esperando. Entonces inició un pleito entre dos hombres que estaban ahí. Uno de ellos sacó una pistola y empezó a disparar. A mi me tocaron dos balazos en el abdomen que me hicieron pedazos el intestino delgado y perder parte del páncreas”, dice.
Alfonso pasó dos meses y medio en coma. “Los doctores le dijeron a mi esposa que tenía un uno por ciento de probabilidades de vivir, pero aquí sigo luchando por mi vida”, platica.
Fue atendido en el Hospital General de San Joaquín donde le dijeron que su única oportunidad de sobrevivir estaba en un trasplante de intestino delgado.
“Hemos batallado mucho. Una solicitud de tratamiento para hacer el trasplante en el hospital de UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) fue rechazada por la oficina de Medi-Cal, y estamos desesperados”, dice Arlene.
En la actualidad, Alfonso se encuentra en el Hospital de Especialidades Central Valley de Modesto.
Le han hecho cinco orificios en el abdomen para mantenerlo drenando. Se encuentra impedido para evacuar, y es alimentado a través de una sonda.
“He perdido 60 libras. Todo se me antoja, pero no puedo comer nada, ni agua”, dice.
En ocasiones es dado de alta al hospital y enviado a su casa, pero debido a lo delicado de su estado de salud, no tarda en regresar.
“Lo que sucede es que su sistema inmunológico está muy decaído y fácilmente pesca cualquier infección”, explica Arlene.
El mayor problema es que Medi-Cal no les cubre nada, señala. “Ni siquiera me quieren ayudar con la transportación”.
Arlene comenta que el doctor ya les dijo que el cuerpo de Alfonso está listo para el trasplante, pero sin el apoyo del Medi-Cal no pueden hacer nada. “El médico nos han dicho que va a intentar en el Hospital de Stanford. En California solo hay dos hospitales que hacen trasplantes de intestino, UCLA y Stanford. También se hace en Washington, pero sería más complicado porque no tenemos dinero para viajar hasta allá”.
Y añade que debido a que sus hijos están muy pequeños y a que debe estar al cuidado de su esposo, no puede trabajar.
“Nos sentimos muy frustrados. Estamos desesperados, buscando una puerta para que mi esposo pueda recibir el trasplante. A veces se deprime. Yo le pido a Medi-Cal que por favor nos apoyen porque lo necesitamos. Son nuestra única esperanza”, clama.
En medio de su delicado estado de salud, Alfonso se arma de valor y trata de poner su mejor cara. “Yo tengo mucha fortaleza, y eso me ha ayudado mucho”, subtaya.
La Opinión contactó a los voceros de Medi-Cal, pero dijeron que no pueden emitir ningún comentario hasta no tener la aprobación con la firma de Alfonso y su esposa. Ellos enviarán la autorización firmada para que Medi-Cal pueda dar su versión de lo que está ocurriendo.
“Lo único que nosotros deseamos es que Alfonso pueda recibir el trasplante”, dice Arlene.
Sin el ingreso de su esposo, quien era el principal proveedor del hogar, Arlene ha tenido que solicitar cupones de alimentos y ayuda monetaria al gobierno. “También hago pasteles y corto el cabello en la casa”.
Además, Arlene indica que le negaron el seguro de incapacidad a su esposo, pero están apelando la decisión. “También voy a llenar una solicitud para ver si el estado de California me pueda pagar como cuidadora en el hogar de mi esposo cuando me lo lleve a la casa”.
Pero la renta del hogar, los servicios y la gasolina son un fuerte gasto. “Gracias a Dios la gente que me visita me dona 20, 30 dólares. Cuando mi esposo está en la casa, mi hermana me invita a comer a la suya para que Alfonso no huela comida, y no se le antoje nada. Mi familia me ayuda con lo que puede; y a veces me dan dinero para la gasolina”, comenta la esposa.
Algunos miembros de la comunidad también han respondido con donaciones a la cuenta de GoFundme que abrieron para ayudarse.
Un reporte de la Fundación Kaiser de 2018, arrojó que, aunque el Acta de Cuidado Accesible (ACA) también conocido como Obamacare ha ampliado la cobertura de Medicaid a muchas personas de bajos ingresos y subsidios a quienes están por debajo del 400% del nivel de pobreza, el 37% de los adultos hispanos que no son ancianos, no tiene un seguro de salud.
El Buró del Censo reportó en 2018 que el 17.8% de los hispanos no cuentan con cobertura.