El amor, cuando no es verdadero, sale muy caro
El año pasado las víctimas de fraudes románticos reportaron haber perdido $201 millones
En el día de San Valentín es muy conveniente recordar que no hay amor en todo lo que seduce. Hay que estar muy alerta porque a veces lo que se quiere oír o creer es una trampa y aunque hay historias de amor dignas de cuento de hadas o película romántica, lo que también hay es mucho fraude.
Y cuesta mucho dinero.
Los fraudes románticos que se han denunciado ante la FTC (Comisión Federal de Comercio) se han triplicado desde 2015 y los que han caído en estas trampas han perdido seis veces más dinero de lo que se reportó como pérdidas entonces. El año pasado, la FTC dice que se perdieron alrededor de $201 millones.
Más de 25,000 personas denunciaron en 2019 haber caído en esta trampa. Es más, las víctimas del fraude romántico han perdido más en los últimos dos años que en ninguno del resto de los fraudes que se perpetran y la lista de engaños es muy larga.
Uno de los problemas es que millones de personas están usando medios en la red para conocer a quien puede ser su interés amoroso y si en el mundo real es complicado a veces sacar una buena conclusión sobre una persona a la que se acaba de conocer, en la red hay perfiles falsos en páginas y apps de citas más difíciles aún de detectar. Algunos ladrones también contactan directamente a través de medios sociales como Facebook e Instagram.
¿Cómo llegan al corazón y al bolsillo de alguien? La trama normalmente empieza con conversaciones casuales al principio y más intensas progresivamente con el objetivo de labrarse la confianza de la víctima. La línea de comunicación se abre varias veces al día en algunos momentos.
Suelen decir que viven fuera del país o viajan mucho y asumen la identidad o el papel de un trabajador en una plataforma petrolera en alta mar, un miembro del ejército en una base extranjera o incluso un doctor en una operación humanitaria. Hombres o mujeres, indistintamente.
De la confianza y la amistad pasan a los planes de futuro o lo que es lo mismo, la última parte del cebo.
La historia se completa con un evento que complica la vida a este interés romántico y para el que necesita dinero. Obviamente, se lo va a pedir a la persona con la que ha forjado esos planes de futuro. Un envío de dinero o una tarjeta de crédito con el pin son los métodos de pago preferidos, básicamente porque son imposibles de cancelar. De esa forma normalmente se termina de cerrar una trampa que acaba con la desaparición de la escena de quien fuera este pretendiente.
En la FTC dicen que han visto denuncias en las que piden billetes de avión y coberturas de gastos de viajes, gastos relacionados con una cirugía o gastos médicos, el pago de un visado o comisiones de aduanas para retirar un paquete…
¿Qué hacer? La mejor estrategia es dejar de comunicarse con la persona que está tratando esta estratagema. Si le quedan las dudas, comente con alguien de su confianza la situación. Normalmente este tipo de cosas se ven con mucha claridad con cierta distancia.
Desde la comisión recomiendan que use Internet para ver si alguien más ha oído lo mismo que usted. Busque historias con las mismas palabras clave que usted oye, es posible que alguien las haya querido dejar en la red como aviso a otras potenciales víctimas.
Si tiene una foto, desde la FTC, se aconseja hacer una búsqueda para saber si esa misma imagen es usada en otras situaciones.
Aunque normalmente estos defraudadores buscan dinero es importante no solo asegurar el bolsillo de la víctima sino también datos con los que antes o después pueden perjudicar a su víctima. No comparta con nadie el número de seguro social, tarjetas de crédito o cuentas.