La carta de la muerte en el tarot, ¿es mala?
El arcano XIII de las cartas del tarot, representado por un esqueleto humano, es el más temido de la baraja
La baraja más común utilizada en la cartomancia entendida como la predicción del futuro a través de los naipes, es el tarot Marsella. Consta de 78 cartas que se dividen en 22 Arcanos Mayores y 56 Arcanos Menores, cada una de ellas tienen un símbolo y un significado diferente.
En una lectura de tarot es posible indagar en el pasado, presente y futuro de una persona a través de ellas y sin lugar a dudas la carta que más misticismo y temor provoca entre las personas es el arcano XIII o el de La Muerte.
¿Qué significa la carta de la muerte en el tarot?
Como mencionamos anteriormente, cada carta tiene un símbolo y el arcano XIII es representado por un esqueleto humano. Para el tarot, esta carta por sí sola representa una transformación completa, el fin de un ciclo, renacimiento, la evolución o un cambio drástico en la etapa vital de la vida. Todos estos significados se interpretan como positivos, pero también pueden ser negativos. En posición invertida, podría vaticinar muerte, estancamiento, enfermedades, esperanza deshecha, fin de una relación o falta de oportunidades.
En cualquiera de los casos, dependerá de la lectura, la intuición y la sabia interpretación del tarotista.
¿Es mala la carta de la muerte?
La carta de la muerte se interpreta en una tirada como una advertencia de lo que está por venir en tu vida y te pregunta si estás listo para la transformación o el siguiente nivel, según la experta en tarot Angie Baniki, quien fue consultada por el sitio Well+Good.
Si es bueno o malo dependerá de lo que vaya apareciendo en la lectura ya que su interpretación puede variar. Por ejemplo, en una tirada si sale la carta de la muerte a la inversa no indica necesariamente el fin, podría representar que la transformación o el nuevo ciclo ya ha comenzado. También varía si sale en el pasado, presente o futuro de la persona, en cualquier caso los expertos en lecturas de tarot afirman que no hay que temerle, pues el pasado ya está escrito, el presente lo estamos escribiendo y el futuro aún no ha sido escrito.
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