Cómo calmar sanamente un berrinche o rabieta de mi hijo

Además de actuar con propio autocontrol, fomenta en tu casa el respeto. Empieza por enseñarles que no es aceptable gritar, amenazar, acusar ni humillar a nadie

Si su hijo está en medio de un arranque, sea cual sea la situación que lo haya provocado, primero averigüe precisamente cuál es el problema.

Si su hijo está en medio de un arranque, sea cual sea la situación que lo haya provocado, primero averigüe precisamente cuál es el problema.  Crédito: Pixabay

Los niños son seres especiales y sobre todo sensibles, más cuando tienen entre dos y tres años porque no han aprendido a manejar sus sentimientos como el enojo y la frustración.

Pero, qué pasa cuando esos arranques o berrinches no corresponden a un niño menor de tres años, sino que ya tiene más edad pero todavía le cuesta trabajo aceptar lo que no sale como él lo desea. Su reacción es fuerte, natural hasta cierto punto, pero sin duda es momento de ayudarlos a ser pacientes y positivos con una orientación adecuada.

Frente a las rabietas de tu menor, lo necesario es actuar con el propio autocontrol. Hablarle con calma, claridad y firmeza, no con enojo, culpa, críticas severas, amenazas ni palabras humillantes. Porque ante todo debemos mostrarnos como queremos que reaccionen, todo en un tono saludable.

Si su hijo está en medio de un arranque, sea cual sea la situación que lo haya provocado, primero averigüe precisamente cuál es el problema. Si es necesario, utilice un tiempo fuera para que su hijo se calme, o recuérdele con calma cuáles son las reglas de la casa y las expectativas. Cuide su integridad y la de su pequeño.

Pídale hablar sin llorar ni gritar. Cuando su hijo se haya calmado, pregúntele qué le hizo enojar. Esto ayuda a su hijo a convertir las emociones en palabras y a comprender qué se requiere para resolver el problema, si es necesario hacer algo. Sin embargo, no presione demasiado para que su hijo hable inmediatamente. Es posible que necesite tiempo para reflexionar antes de estar listo para hablar.

Una vez que su hijo explique sus emociones con palabras, ofrézcase a ayudar para encontrar una respuesta si hay algún problema que se pueda resolver, un conflicto que arreglar o una disculpa que se deba ofrecer. En muchos casos, sentirse escuchado y comprendido es todo lo que su hijo necesita para recuperarse.

Es necesario que los hijos, mientras están creciendo junto a sus padres, deban conocer y adherirse a reglas básicas de comportamiento en el hogar. Fomente ese respeto y dígale en todo momento que no es aceptable gritar, amenazar, acusar ni humillar a nadie. Su lenguaje debe ir encamino solo a la resolución de la discusión, no a aumentar el problema.

Busca la forma de que se calme de su berrinche alejándose a otro espacio de la casa, como salir al patio a respirar aire fresco o sentarse un momento en la sala para calmarse por sí solo. Asegúrate que tu niño duerma lo suficiente, pues es muy importante para su bienestar. Recuerda que cuando los adultos están cansados, pueden estar malhumorados o tener poca energía, pero los niños se pueden tornar hiperactivos o irritables, o tener conductas extremas.

A veces los niños buscan un poco de atención, por eso reconocer sus logros cuando sea posible sería algo muy positivo, por ejemplo cuando ha manejado una situación de molestia con toda la calma del mundo.

Por último intenta ser flexible, si bien no es sencillo educar a un hijo, intenta no ser demasiado rígido con él. No digas que no a todo porque eso desalienta a cualquiera. Sabemos que un “no” de tu parte suele ser lo mejor para él, sin embargo hay otras ocasiones que puedan permitirle al niño sentirte que gana algo alguna vez.

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