La violación de los derechos humanos es la marca de la administración de Trump
Al criminalizar a los indocumentados, tal parece que el gobierno federal busca crear una subespecie de categoría humana llamada inmigrantes
Un agente de la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) de Estados Unidos. Crédito: AP
Una de las mayores preocupaciones con esta la segunda administración del presidente Donald J. Trump es la cuestión de los derechos humanos.
Incontables son ya los casos de inmigrantes indocumentados que son detenidos por agentes de ICE y se les niega su día en corte y la representación de un abogado que los defienda de lo que se les acusa.
Estas detenciones y redadas se han estado llevando a cabo en los centros de trabajo, incluso en el campo, y en las diferentes ciudades del país.
Tal parece que abreviar la Constitución y negarles a los indocumentados el debido proceso y tener su día en corte incomoda a los esbirros del presidente republicano.
La administración con su campaña de criminalizar a los inmigrantes indocumentados tal parece que busca crear una subespecie de categoría humana llamada inmigrantes.
Pero no, los inmigrantes también son seres humanos y menos propensos a cometer actos de criminalidad que los blancos nacidos en este país. Sus derechos humanos importan.
Otra área en donde el gobierno federal está violando los derechos humanos y busca imponer una especie de escarmiento a los inmigrantes es la prisión llamada ‘Alcatraz de los Caimanes’.
La congresista Debbie Wasserman Schultz, una demócrata, calificó a esta prisión como “un campo de concentración” y luego envió un llamado a su inmediata clausura.
Ella describió a esta prisión después de visitarla así: “jaulas de pared a pared con 32 personas en cada jaula con camas literas y tres pequeños toilets y un lavamanos combinado en una sola unidad”.
Los inmigrantes ahí, enjaulados como si fueran animales, dijo Wasserman “toman su agua para beber y se lavan los dientes donde ellos van al baño (escusado) en la misma unidad”.
Wasserman dijo que los 900 internos ahí no tienen privacidad ni para poder bañarse y dijo que dicha facilidad “es pésima y necesita ser clausurada”.
Otro acto de lesa humanidad también es la acción de la administración Trump de enviar a inmigrantes, en particular a venezolanos, a la prisión en El Salvador llamado Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), ubicado en Tecoluca, El Salvador.
Es ahí a donde la administración Trump envió al inmigrante que tenía permiso de estar en este país Kilmar Abrego García.
Ahora que están saliendo más detalles de las condiciones infrahumanas ahí, esto solo corrobora lo que se sospechaba. El CECOT es otro campo de concentración. Varios inmigrantes venezolanos que han sido transferidos a su país desde la CECOT de El Salvador han dicho a los medios que se les ha atacado, golpeado e insultado y en casos abusado sexualmente.
Enviar a inmigrantes indocumentados ahí desde Estados Unidos, individuos que no han cometido ningún delito, es para alarmar a todo el país y en especial a los hombres de buena voluntad y conciencia para quienes los derechos humanos son primordiales e importantes.
Similar al daño que el derechista Joseph McCarthy causó al país en la década de 1950 con el “miedo a los rojos”, una cacería de brujas en la cual McCarthy buscaba desenmascarar a los “comunistas” en este país, esta campaña mal intencionada y cruel e inhumana de Donald Trump contra los indocumentados dañará a Estados Unidos a nivel mundial.
Este daño por la administración actual ya fue evidente en la visita de Trump a Escocia, en donde un gran número de personas salieron con pancartas y mantas en mano a protestar contra las acciones de un presidente para quien los derechos humanos de los inmigrantes no parecen importarle ni un comino.
Para finalizar lo repito en inglés y en español una vez más: human rights matter, los derechos humanos importan.