Reanudan la demolición de los silos de Damen y crece la alarma por el polvo y la contaminación
Grupos ambientalistas exigieron una revisión profunda de los posibles impactos en la salud pública y en el medio ambiente
Los silos de Damen, en 2900 South Damen Avenue, Chicago, están en proceso de demolición. Crédito: Google Maps
Organizaciones y residentes de Chicago están muy preocupados por los posibles impactos en la salud que, aseguran, causa la contaminación generada por la demolición de los silos de Damen, un proyecto que ha despertado polémica en la zona suroeste de la ciudad.
Los trabajos de demolición se reanudaron el 8 de octubre, después de una pausa preventiva y de que el Departamento de Salud Pública de Chicago (CDPH) aprobara una actualización del plan de mitigación de polvo exigida por los inspectores municipales.
Esa medida surgió luego de que, a inicios de mes, los inspectores del CDPH y del Departamento de Edificios (DOB) observaran que la parte superior de uno de los silos estaba fuera de alcance debido a su altura.
El CDPH informó que la demolición se suspendió el 1 de octubre por precaución. Aunque no se detectó salida visible de polvo, los inspectores recomendaron revisar los planes de seguridad y solicitaron un plan actualizado de mitigación como medida preventiva.
Ante la decisión de reanudar las obras, grupos ambientalistas exigieron una revisión profunda de los posibles impactos en la salud pública y en el medio ambiente.
Citlalli Trujillo, presidenta de la Organización de Derechos y Reforma Ambiental de Pilsen (PERRO), señaló que la comunidad no fue incluida en la elaboración del plan de mitigación de polvo y advirtió sobre los efectos que ya padecen muchos vecinos.
“Como residente del suroeste de toda la vida, tener alergias, mareos, dolores de cabeza y dificultad para respirar no es inusual, pero los efectos van más allá. Provoca afecciones cardíacas, complicaciones pulmonares y neurológicas”, dijo Trujillo durante una conferencia de prensa el 13 de octubre en Canalport Avenue y Cermak Road.
La organización asegura que ha observado columnas de polvo provenientes de las operaciones de demolición, a pesar del uso de mangueras para su limpieza.
Otro líder ambientalista preocupado por el polvo, especialmente en los días de mucho viento, es Alfredo Romo, director ejecutivo de Vecinos por la Justicia Ambiental (N4EJ), con sede en McKinley Park.
Romo considera que el CDPH también debería monitorear el aire para detectar partículas finas (PM2.5) y publicar los resultados.
El CDPH, sin embargo, ha indicado que el mejor indicador para determinar si el polvo se está dispersando en el área es el PM10.
El PM10 se refiere a partículas inhalables con un diámetro de 10 micrómetros o menos, lo suficientemente pequeñas como para atravesar la nariz y la garganta y llegar a los pulmones, donde pueden causar graves problemas de salud, de acuerdo con el California Air Resources Board.
Las fuentes comunes de PM10 durante una demolición incluyen la trituración y molienda de hormigón, ladrillo y piedra —que libera polvo de sílice—, la alteración de materiales peligrosos como plomo y asbesto en edificios antiguos, y el polvo arrastrado por el viento de superficies abiertas o alteradas.
Riesgos para el aire y la salud
Uno de los principales factores que contribuyen a la degradación de la calidad del aire durante las demoliciones y excavaciones es el polvo que contiene partículas finas (PM2.5) y gruesas (PM10), que pueden penetrar profundamente en los pulmones, según explica la empresa canadiense Diamond Demolish Excavation en su portal.
Estas partículas pueden transportar otros contaminantes como metales pesados, fibras de amianto y compuestos químicos, lo que agrava aún más los problemas de calidad del aire.
De acuerdo con la compañía, la mala calidad del aire resultante de las actividades de demolición y excavación representa riesgos significativos para la salud humana: problemas respiratorios, agravamiento de afecciones como asma o bronquitis, y aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Advierte además que los niños, los ancianos y las personas con enfermedades preexistentes son particularmente vulnerables a los efectos adversos del aire contaminado. La exposición prolongada también puede provocar reducción de la función pulmonar y mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias.
La empresa señala que las consecuencias ambientales de la contaminación causada por la demolición y la excavación “son de gran alcance”. Las partículas finas pueden depositarse en suelos, superficies y cuerpos de agua, contaminando ecosistemas y afectando la vida silvestre.
Además, contaminantes persistentes como el asbesto y el plomo pueden permanecer activos durante años, representando un riesgo continuo para el entorno.
Los silos
Los silos de Damen están ubicados en un terreno de 23 acres en 2900 South Damen Avenue, propiedad de MAT Limited Partnership, que adquirió el sitio al Estado de Illinois en 2022 por $6.5 millones, según datos de la Ciudad de Chicago.
Por el tamaño del terreno y su proximidad al río, la demolición ha sido catalogada como ambientalmente compleja.
Los silos de Damen existen desde hace al menos un siglo y fueron utilizados originalmente para el almacenamiento de grano. El Estado tomó control del terreno alrededor de la década de 1920, y las estructuras han estado fuera de servicio desde los años 70.
Hoy, su demolición no solo marca el fin de una era industrial en el suroeste de Chicago, sino que también reabre el debate sobre cómo equilibrar el desarrollo urbano con la salud ambiental de las comunidades que lo rodean.