México: Periódico La Jornada se fractura entre crisis económica, política y laboral
Trabajadores realizan huelga, pero Junta de Conciliación la declaró inexistente, les fijan plazo para reanudar actividades
MÉXICO.- Uno de los periódicos de izquierda más importante de Latinoamérica se encuentra fracturado en dos: el de los trabajadores que quieren defender las prestaciones que atesora su sindicato (Sitrajor) -que incluye desde el pago de anteojos al incremento al salario según la inflación o bonos de antigüedad entre otras- y quienes aseguran que intentan salvar al diario de una profunda crisis que la nómina agudiza.
Esta división tomó forma de huelga el pasado viernes y, aunque en las últimas horas la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA, la autoridad mediadora entre empresa y sindicalizados) declaró inexistente el paro de labores que arrancó el pasado viernes y dio un plazo de 24 horas para que los empleados regresen a sus labores cotidianas o serán despedidos, el Sitrajor anunció que recurrirá a otro recurso legal: el amparo.
“El objetivo no es que se queden sin trabajo los compañeros ni que no continuemos haciendo una Jornada de calidad, esto es con todo el equipo en condiciones adecuadas”, dijo Judith Calderón, secretaria del sindicato.
Los huelguistas instalaron una carpa y salpicaron con carteles de protesta junto con la bandera rojinegra la reja de entrada a las oficinas ubicadas en la Ciudad de México porque aseguran que las prestaciones que les quitaron desde enero –y que estuvieron intentando recuperar en los últimos meses- no son la causa de la crisis económica del diario sino una mala administración que incluye privilegios para unos cuantos.
“Son los directivos y sus altísimos salarios más los gastos de operación como comidas de ejecutivos”, dijo a este diario uno de los huelguistas que pidió el anonimato. “Ellos se están llevando el 25% de la nómina mientras los trabajadores del sindicato sólo el 40% no el 90% como ellos dicen”.
El coordinador general de edición del diario La Jornada, Josetxo Zaldúa, afirmó que en la empresa “no se están violando las condiciones generales” del Contrato Colectivo de Trabajo y, que la única medida que la dirección asumió fue quitar las “concesiones graciosas”.
Los trabajadores que apoyan la huelga sostienen que a los directivos les parece que las prestaciones no afectan al salario (aunque representen en suma el 40% del total de sus ingresos) porque ellos tienen “sueldos estratosféricos”.
Detallan además que esta carencia tampoco afecta a aquellos reporteros a los que les dan comisión por traer publicidad al diario “muy jugosas” cuando cubren las fuentes de gobierno (La Jornada recibe dinero oficial por esta vía).
El Sindicato de La Jornada aglutina a 216 trabajadores, de los cuales, 55 han sido despedidos en medio de una crisis de la industria que cada vez es más competida por el boom del internet que no existía desde hace tres décadas cuando inició operaciones como una opción antigubernamental.
Blanche Petrich, una de las escritoras estrellas del diario, se declaró públicamente en contra de la huelga porque consideró que quitar las prestaciones es, por ahora, la “única opción” para salvar al periódico “de la supervivencia o el silencio”.