Editorial: La acción es legal, la intención es tramposa
Las familias sufren con las medidas de Trump
Muchos conservadores criticaron el acuerdo presupuestal firmado por el presidente Donald Trump por considerarlo un deficitario derroche de dinero. Como respuesta la Casa Blanca está proponiendo eliminar fondos ya aprobados para el Programa de Seguro Médico Infantil (CHIP).
La propuesta es reducir $15,400 millones de dólares a lo largo de 10 departamentos de dinero que fue autorizado, pero todavía no distribuido, del presupuesto federal. La selección específica de los recortes parece estar guiada por una agenda que perjudica principalmente el aspecto humano de plan de gastos.
Al programa CHIP se le eliminan $7,000 millones de dólares y al Centro para la Expansión de Medicare y Medicaid $800 millones. Se recorta dinero para desarrollo comunitario económico, para vivienda, para el medio ambiente y los préstamos para el desarrollo tecnológico.
La administración Trump muestra otra vez su hostilidad hacia la familia y su animosidad hacia la idea de un acceso médico que esté alcance de todos.
Hay muchas áreas de donde pellizcar recortes en el presupuesto federal. Hay formas de reajustar normas para obtener dinero de la monstruosa reforma impositiva, la cual es la responsable de mayores déficits.
Sin embargo, la opción es ir tras el dinero adjudicado a nueve millones de menores de edad. Esos cuyos padres trabajadores ganan demasiado para estar en Medicaid/MediCal y muy poco para pagar de su bolsillo una cobertura de salud adecuada.
Si bien la selección de los recortes es suficiente para causar indignación, es inaudito que se dé marcha atrás de esta manera a un pacto acordado y firmado con los Demócratas.
En los recovecos legales de Washington existe un proceso de “retiro” en que la Casa Blanca puede pedir al Congreso eliminar un fondo previamente aprobado. Bill Clinton hace 20 años, fue el último presidente que hizo tres peticiones de este tipo por un total de 128 millones de dólares.
Hoy Trump lo repite pero por una cantidad significativa, para recortar gastos propuestos por los demócratas y junto a la solicitud va un cambio de reglas. Así puede ser considerado de inmediato y ser aprobado en el Senado por mayoría simple, en vez de los usuales 60 votos.
No se descarta que esta sea la primera de otras propuestas similares. La Casa Blanca quiere mantener el respaldo de los conservadores que piden más recortes presupuestales. Todo depende como le vaya en el Congreso.
La acción es legal, la intención es tramposa.
Hay una mayoría republicana sin escrúpulos en la Cámara Baja encantada de borrar con el codo el acuerdo firmado con los Demócratas. Es en el Senado donde se debe detener esta actitud traicionera.
Ya no hay confianza entre oficialismo y oposición. Esto matará lo poco que queda .