El hombre que se colgó de Katy Perry y montó una relación con ella para ganar fama
"No me da ninguna vergüenza, todo el mundo lo hace", ha revelado el implicado
En 2012 la vida sentimental de Katy Perry, que acababa de regresar a la soltería tras separarse del humorista Russell Brand, volvió a acaparar titulares por un motivo muy diferente al complicado proceso de divorcio en que se encontraba inmersa. A nadie se le había pasado por alto que la cantante había estado muy bien acompañada en un desfile de Chanel durante la Semana de la Moda de París por un modelo de 22 años llamado Baptiste Giabiconi, que resultaba ser un amigo y protegido del director creativo de la firma, Karl Lagerfeld.
Días más tarde ambos fueron sorprendidos en actitud muy cariñosa a altas horas de la madrugada a la salida de un hotel de la capital francesa y se dio por sentado que entre ellos había surgido el amor, algo que un portavoz del maniquí se encargó de confirmar afirmando que estaban conociéndose mejor.
Sin embargo, Baptiste -que vuelve a estar de plena actualidad por haberse convertido en el principal heredero del káiser de la moda tras su muerte- ha confesado ahora en un libro dedicado a la memoria del diseñador titulado ‘Karl et moi’ que todo fue montaje.
#FOTO Katy Perry estrena novio, el famoso modelo Baptiste Giabiconi. pic.twitter.com/f8ZxuFsQ
— LA CRÓNICA (@lacronicacom) March 13, 2012
Al parecer, Lagerfeld fue quien tuvo la idea de sentarles juntos en primera fila en la presentación de su colección porque sabía que “quedarían bien juntos en las fotografías”, pero el modelo quiso ir un paso más allá orquestando un ‘robado’. En su libro explica sin tapujos cómo él mismo se encargó de avisar a uno de sus amigos del lugar donde se encontraría con la estrella del pop para que les retrataran juntos, y que llegó incluso al extremo de plantarle un beso en el cuello a la artista para avivar los rumores cuando salieron a la calle y se pusieron a tiro del improvisado paparazzi.
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“Voy a tomar algo con Katy Perry en el Plaza, tienes que está allí sí o sí, para que cuenten la historia”, asegura que le dijo a su amigo. “No me da ninguna vergüenza, todo el mundo lo hace”, añade para justificar su forma de actuar.
Lo que no ha especificado es si ella estaba al corriente o no de lo que se traía entre manos, pero su mentor estaba encantado con el revuelo que se había generado en torno a su maniquí favorito.
“Nuestra historia corrió como la pólvora, aparecimos en portadas y llenamos páginas enteras por todo el mundo. Karl estaba contento”, concluye Baptiste.