Exigen pago por hora para trabajadores de la industria de la costura
La senadora de Los Ángeles, María Elena Durazo empuja una medida en Sacramento por el salario digno
Por más que Patricia Limeta se afana en coser el mayor número de prendas de vestir que su destreza y experiencia de 18 años le permiten, no llega a ganar ni seis dólares por hora como costurera en el distrito de la moda de Los Ángeles.
Su sueldo está basado en el número de piezas que confecciona por día, pero se queda muy por debajo del salario mínimo de entre 13.25 o 14.25 dólares por hora que se paga en Los Ángeles, dependiendo del tamaño de la empresa.
“Uno le echa muchas ganas para apurarse y ganar más. No queremos levantarnos de la máquina ni para tomar agua o ir al baño, pero cuando miramos el sueldo que nos pagan a la semana, al menos yo me deprimo mucho”, dice esta costurera de origen mexicano.
“Lo más que he llegado a ganar son 60 dólares por una jornada diaria que comienza a las ocho de la mañana y termina a las seis de la tarde, pero hay días que solo me gano 40 dólares”, dice. Y aunque trabaja de lunes a sábado nunca le han pagado horas extras.
Debido a estas precarias condiciones de trabajo que viven los trabajadores de la industria de la costura, a Patricia le ilusiona mucho la posibilidad de que se convierta en ley en California, una medida que obligaría a pagarles el salario mínimo por hora.
“Mi marido antes trabajaba en la costura, pero se salió porque no nos alcanzaba. Ahora está en un restaurante. Ahí le pagan el salario mínimo por hora. Si yo fuera madre soltera, no nos alcanzaría con mi sueldo de la costura sobre todo en Los Ángeles donde la renta de la vivienda es muy cara”, comenta Patricia, madre de dos hijos de 12 y 16 años.
“Todo lo que queremos es un sueldo digno”, dice.
La propuesta de ley SB 1399, más conocida como el Acta de Protección del Trabajador de la Industria de la Costura presentada por la senadora de Los Ángeles, María Elena Durazo, busca acabar con la práctica de pagar por pieza a las costureras, y que les den un salario mínimo por hora.
Pero también pretende ampliar la responsabilidad en el robo de salarios para asegurar que las compañías no usen partes de los contratos para evadir su responsabilidad bajo la ley.
“Es tiempo de demandar mejores condiciones de trabajo para las mujeres; y pago por hora para las trabajadoras de la costura a quienes se paga por pieza, a un promedio de 5.15 dólares por hora”, afirma la senadora Durazo.
Precisa que hasta hoy, las mujeres de las minorías continúan sobrerrepresentadas en la industria de la costura en una economía clandestina que está plagada con el robo de salarios y ofensivas violaciones a la salud y seguridad.
Un reporte del Centro del Trabajo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), indica que esta metrópoli angelina es el hogar sede de la confección de ropa de Estados Unidos.
De acuerdo a la senadora Durazo, Los Ángeles es además el centro de la economía clandestina de la costura en California, caracterizada por empleadores fuera de la ley que estafan por miles de millones de dólares a los trabajadores en sus salarios al pagarles por debajo del mínimo y no darles las horas extras.
“Ninguna otra industria está tan llena de estas violaciones que la del vestido, donde las marcas contratan con una red de subcontratistas para producir las prendas. Esto lleva a un competencia de precios despiadada que resulta en pagos de 5.15 por hora a los trabajadores”, afirma.
Daisy González, organizadora del Garment Worker Center, una organización que aboga por los derechos de las costureras, precisa que hay alrededor de 45,000 trabajadores de la costura en Los Ángeles, la mayoría ganan menos del salario mínimo, y el 80% han sido víctimas de robo de salario.
“Las fábricas contratadas por las marcas de ropa les pagan la pieza a dos o tres centavos a los trabajadores, funcionan a base del robo de salarios, y no les importa el salario mínimo”.
Durante la pandemia, la mayoría pararon de trabajar, pero hoy – explica Daisy – el 75% de los trabajadores han regresado y se enfocan en la producción de mascarillas y batas de hospitales. “Se han convertido en trabajadores esenciales, y muchos de ellos han enfermado del coronavirus”.
Según el Buró de Estadísticas del Trabajo de California, la fuerza laboral del corte y la costura de Los Ángeles es predominantemente femenina en un 60%; y el 70% tienen de 35 años para adelante.
Descansa en los inmigrantes ya que un 71% son nacidos en el extranjero; y el 87% de los operadores de las máquinas de coser son latinos.
La propuesta SB 1399 se encuentra en el archivo de suspenso del Senado a donde van todos los proyectos de ley que cuestan al estado más de 100,000 dólares. El Comité de Apropiaciones del Senado tiene que decidir a más tardar este jueves si la sacan de ahí, y la envían para un voto al pleno de la cámara alta. Si es aprobada, avanzaría en buscar de ser votada en la Asamblea.