Oculto a plena vista

La expresión es traducción directa de la frase en inglés hidden in plain sight y describe mejor que cualquier otra el extraño caso de decenas de puertorriqueños que se han encontrado de pronto en las calles de Chicago y otras ciudades estadounidenses, sin boleto de vuelta a la isla ni tratamiento para luchar contra la drogadicción.

El caso lo ha reportado con extraordinaria amplitud la cadena de radio pública en inglés WBEZ 91.5 FM, afiliada de NPR, a través de la periodista Adriana Cardona Maguigad, quien comenzó a notar un número inusual de puertorriqueños en el barrio de Las Empacadoras y comenzó a hablar con ellos para deshilvanar su historia.

Cardona contó con el apoyo de Northwestern University a través del programa Social Justice News Nexus. El reporte principal puede leerse en el sitio de la WBEZ. La serie ha continuado en la revista radial This American Life, donde puede escucharse el audio original.

Dos cosas me saltan inmediatamente a la vista.

Primera, que esto no es nuevo. Al menos en el caso de la municipalidad puertorriqueña de Bayamón, las autoridades han estado enviando a estos individuos a Chicago y otras ciudades desde 2007. Tan sólo esa ciudad ha enviado a 259 pacientes.

Segundo, que el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, tiene conocimiento al menos tangencial del hecho, atribuye muchos puntos del mismo al éxito de programas específicos de tratamiento y pone directamente su continuidad en manos del alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, y del gobernador de Illinois, Bruce Rauner.

Sólo que no sabemos si Emanuel o Rauner –o para el caso, los concejales de los barrios afectados- saben de la situación.

Yo tengo mis problemas con el término que usan tanto Cardona como WBEZ: la “exportación” de drogadictos. Primero, porque estamos hablando de personas y no mercancías; y segundo, porque una exportación implica un trato comercial, un “toma y daca”. Y por lo que sabemos, los pacientes están siendo enviados a Estados Unidos sin seguimiento posterior.

Eso no demerita el tremendo olfato periodístico de Cardona, su profesionalismo y la inteligencia de WBEZ al reconocer una historia de gran calado.

Queda entonces preguntar: ¿Ya han hecho algo las autoridades, al menos las de Chicago e Illinois? Aquí está en juego la vida y la salud de cientos de personas. ¿Por qué expulsa Puerto Rico a estas personas? ¿Por qué no hay alternativas viables de tratamiento en la isla? ¿Por qué en Chicago y otras ciudades no se les puede dar el tratamiento prometido y se termina soltándolos en las calles?

Muchas preguntas, de momento ninguna respuesta.

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