Payasadas

Es posible que en seis meses nos hayamos olvidado que el empresario Donald Trump compitió por la nominación republicana para las elecciones presidenciales de 2016. A final de cuentas, hablamos de un payaso de feria, un bobo de kermés que no entiende que su capacidad de generar titulares de prensa no viene de lo que dice, sino del dinero que reparte a diestra y siniestra para ganarse espacios en medios. Sus opiniones son las mismas del borracho necio en el bar de turno, y a esos nadie les hace caso porque no tienen dinero con qué comprarse una tribuna pública.

El problema con Trump, no es Trump. El problema, en parte, es el propio Partido Republicano y, en otra parte, la reacción de la propia comunidad latina –en especial la mexicana– que, si bien justificada, ha estado mal dirigida y carecido de un sentido auténtico de estrategia política. La única reacción adecuada ha sido la de las empresas que han roto lazos con Trump, porque le pegan en el único lugar que le duele: la billetera.

En política, y en comunicación, si dejas que el adversario defina el tema de debate llevas las de perder. Y los otros precandidatos republicanos, en especial Jeb Bush, Marco Rubio y Chris Christie, están dejando que Trump dicte la agenda y que la limite al tema migratorio. Los medios, además, han mordido la carnada, atraídos como siempre por la sangre fresca del escándalo.

Me preocupa la reacción de la comunidad latina. Manifestarse frente a los edificios de Trump está bien, es divertido, logras cobertura de prensa. Pero estás reafirmando el planteamiento del payaso. Estás reaccionando a sus payasadas, y alimentándolas, en vez de darle la vuelta.

La comunidad latina –y, por extensión, la sociedad estadounidense– tiene aquí una oportunidad importante de lograr una definición del tema migratorio. Pero ese diálogo tiene que plantearse ante los candidatos republicanos que tienen posibilidades reales de lograr la nominación y/o llegar a la presidencia.

Las tibias respuestas de Bush, Rubio, Christie y otros –no sólo a las estupideces de Trump, sino a los planteamientos de Hillary Clinton– me hacen temer que, una vez más, el Partido Republicano está en la inopia en materia de posicionarse en torno a la cuestión migratoria, y que una vez más será incapaz de capturar aquellos sectores del voto latino de tendencia conservadora, que o bien votan a los demócratas porque no ven otra opción, o se abstienen.

El país necesita un diálogo a fondo, propositivo, para resolver el tema migratorio. Pero ese diálogo sólo puede ser con candidatos viables. Además de pegarle en la cartera, a Trump se le calla retirándole el auditorio. Que se vaya a hacer payasadas frente al espejo.

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Chicago Trump

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