La larga búsqueda de verdad y justicia de Serrano y Montañez

Armando Serrano y José Montañez pasaron 23 años en la cárcel por un crimen que no cometieron. Tras un largo y doloroso proceso fueron exonerados y liberados hace unas semanas. Pero la sombra de la injusticia y la del detective que los habría inculpado sin razón aún los persiguen. Ambos cuentan su historia en exclusiva para La Raza

En la madrugada del 5 de febrero de 1993, un hombre llamado Rodrigo Vargas estaba sentado en su van con el motor andando, afuera de su casa en Humboldt Park, preparándose para ir a trabajar. Vargas tenía la radio encendida y una billetera junto a él con $190.

Minutos después, Vargas fue tiroteado con cinco tiros y murió dentro de su van.

Eran aproximadamente las 5:32 am. Algunos vecinos escucharon los disparos. La viuda de Vargas, Wilda Vargas, le dijo a la policía que su esposo nunca tuvo ni tenía enemigos. Nadie presenció ni vio el tiroteo, sólo un vecino testificó que al escuchar los disparos se asomó por su ventana y vio a un auto sedán color café marca GM arrancar de la escena del crimen, según reportes judiciales.

Meses más tarde, tres hombres de ascendencia puertorriqueña de Humboldt Park fueron arrestados por el homicidio de Vargas. Sin testigos del tiroteo, ni evidencias físicas ni balísticas, ni armas encontradas, ni pruebas de ADN, ni evidencias de posibles motivos, los tres hispanos fueron encontrados culpables y sentenciados a 55 años en prisión: Armando Serrano, José Montañez y Jorge Pacheco.

Cuando el juez leyó el veredicto, Montañez se puso de rodillas frente al juez jurándole su inocencia, suplicándole una reconsideración, contó su madre, Carmen Montañez, recientemente a La Raza.

Poco tiempo después, por razones inexplicables, Pacheco fue absuelto del crimen por el juez Michael Bolan, el mismo juez que sentenció a Serrano y Montañez. “La evidencia [de Pacheco] era básicamente exactamente la misma a la evidencia del resto”, señaló en una dictamen emitido este año la Corte de Apelaciones del Primer Distrito de Illinois.  Serrano y Montañez no tuvieron la misma suerte que Pacheco, ambos permanecieron encarcelados por 23 años.

Pero el miércoles 20 de julio de 2016, después de una eterna batalla legal, Serrano y Montañez fueron declarados inocentes y puestos en libertad después de una  investigación realizada por la Fiscalía del Condado de Cook, a petición del alcalde Rahm Emanuel.  “En base a los factores y las circunstancias únicas de este caso y en base a la más reciente opinión de la Corte de Apelaciones, todos los cargos fueron sobreseídos”, dijo la Fiscalía a La Raza a través de un comunicado.

Cuando ambos salieron de sus respectivas cárceles, Serrano de la Prisión de Dixon, y Montañez de la Prisión de Danville, se encontraron frente a una multitud de familiares, amigos, reporteros y gente curiosa, que miraba el acontecimiento a la distancia. Estaban en libertad. Volver al mundo de afuera ha sido para cada uno como viajar en una máquina del tiempo hacia el futuro.

José Montañez y su abogado Russell Ainsworth el día que su liberación. Ainsworth luchó por cinco años para conseguir la exoneración de Montañez.
José Montañez y su abogado Russell Ainsworth el día que su liberación. Ainsworth luchó por cinco años para conseguir la exoneración de Montañez.

Un complejo caso 

Montañez, Serrano y Pacheco habrían sido víctimas de una trampa por parte del detective del Departamento de Policía de Chicago, ahora jubilado, Reynaldo Guevara, afirmó la Corte de Apelaciones.

Guevara fabricó un testimonio para que un criminal llamado Francisco Vicente, quien según la Corte era entonces adicto a la heroína y se encontraba en la Cárcel del Condado de Cook por tres delitos federales por robo armado, declarase en contra de los tres a cambio de una sentencia de menos años por sus delitos.

Vicente aceptó. De haber sido sentenciado por sus delitos, Vicente podría haber recibido hasta 100 años de cárcel. Pero gracias al acuerdo con Guevara recibió nueve, dicta el documento de la Corte.

“Vicente recibió muchos beneficios a cambio de su testimonio. Como testigo tuvo acceso a cigarrillos, comida casera, visitas y mujeres”, dijo la abogada de Serrano, Jennifer Bonjean de la firma Bonjean Law Group con oficinas en New York y Chicago. Bonjean y el abogado de Montañez, Russell Ainsworth, trabajaron e investigaron el caso por más de cinco años a través del Proyecto de Exoneración de la Universidad de Chicago.

Según Bonjean, Vicente fue usado como testigo principal por Guevara y por la Fiscalía del Condado Cook en otras dos condenas de asesinatos para testificar que todos los acusados le habrían confesado los crímenes. “Le decían ‘El Papa de Humboldt Park’ porque todo el mundo le ‘confesaba’”, dijo Bonjean.

Antes de los arrestos de Montañez y Serrano y antes de usar a Vicente como testigo, Guevara y el detective Earnest Halvorsen intentaron conseguirse como testigo a otro individuo, un hombre llamado Timothy Rankins, quien, después de golpizas y negociaciones según la Corte, se negó a testificar.

Un tiempo después, Rankins hizo una declaración jurada diciendo que ambos detectives le mostraron tres fotografías de tres hombres dándoles instrucciones de que él tenía que decir que Montañez, Serrano y Pacheco habían cometido el crimen. “Guevara usó violencia para lograr incriminar a los acusados en este caso”, dicta el documento de la Corte.

Un tiempo después, Rankin se marchó a Puerto Rico por temor a una represalia por parte de los detectives, dijo Bonjean.

En 2004, Vicente, una vez fuera de la cárcel, decidió hacer una declaración jurada para sacar a la luz la verdad. En las notas de la declaración jurada, obtenida por La Raza, Vicente afirma que fue puesto en el Programa de Protección de Testigos, donde dijo que tuvo beneficios y tratos especiales como joyas, dinero en efectivo que Guevara le daba, bistecs, pizzas, dos visitas al día y ropa.

En un comienzo, según la declaración de Vicente, Guevara le había dicho: “Quiero que le digas que estabas ahí, que tu conducías el auto, que tu lo viste”. Pero Vicente se negó a usar ese testimonio. Guevara entonces continúo inventando escenarios hasta llegar a un mutuo acuerdo con Vicente para que esa manera Vicente no fuese implicado con el asesinato, de acuerdo a la declaración jurada de 2004. El detective Halvorsen le habría dicho “Nos vamos asegurar que tu no recibirás cargos por el [asesinato de Vargas]… todo va a estar bien”, de acuerdo a esa declaración de Vicente.

La declaración de Vicente también afirma que los fiscales que tomaron el caso, Michael Coghlan y John Dillon, estaban al tanto de lo que ocurría. “Ellos estaban allí escuchando, cuando Guevara estaba llevando a cabo sus ideas [brainstorming]”, afirma  la declaración.

Guevara además tenía una relación de trabajo cercana con los jueces y los fiscales, aseveró Bonjean.

“Guevara era un policía malvado pero ningún policía puede hacer todo esto solo. Simplemente no es posible. Tiene que haber una infraestructura que lo permite comportarse de esta forma”, dijo Bonjean.

Coghlan trabajó en la sentencia de otros dos casos de asesinatos donde se usaron otras declaraciones falsas de Vicente, indica el dictamen de la Corte de Apelaciones.

Hoy, Coghlan es juez en la Corte de Circuito del Condado de Cook. Fue elegido en 2000 y antes trabajó en la Fiscalía del Condado Cook por 13 años. Antes de las elecciones de 2000, en la guía judicial para candidatos al juzgado de la organización de abogados Chicago Bar Association se enlistó a Coghlan como “no recomendado” a juez por “falta de experiencia legal”.

La Raza trató de comunicarse con Coghlan pero él no respondió directamente a ninguna de las preguntas acerca de estas acusaciones. Sin embargo, el director de comunicación de la Oficina del Magistrado Superior, Pat Milhizer, declaró por parte de Coghlan: “El juez no puede hacer comentarios sobre el asunto que usted está preguntando porque bajo las reglas que gobiernan la conducta judicial en Illinois, los jueces deben abstenerse a hacer comentarios públicos sobre asuntos que están actualmente o puedan ir ante una corte”.

Hasta ahora Coghlan no ha sido investigado ni acusado formalmente al respecto.

¿Por qué Guevara escogió a Montañez, Pachelo, y Serrano para cerrar el caso de Vargas?

“Ellos [Guevara y otros detectives del Área 5] escogían a personas al azar, no les importaba ya que [los acusados] eran miembros de pandillas. Simplemente querían cerrar casos porque recibían beneficios por cerrar esos casos. En algunos casos él hacia trampas a personas inocentes para proteger a otros pandilleros y a otros criminales que eran culpables y a cambio recibía dinero”, dijo Bonjean.

“Una de las evidencias de esto es que cuando Joseph Miedzianowski, el policía más corrupto en la historia de la ciudad, fue procesado y encontrado culpable y sentenciado a cadena perpetua, él [Miedzianowski] hizo negocios con las pandillas y lo hizo por dinero. Uno de los pandilleros que hizo negocios con él habló con el FBI, y habló sobre Guevara, y cómo Guevara recibía pagos [de las pandillas] para resolver los casos”, dijo Bonjean.

Armando Serrano, junto a su madre Neida Serrano, durante una celebración por la exoneración de Armando.
Armando Serrano, junto a su madre Neida Serrano, durante una celebración por la exoneración de Armando.

Guevara y la Quinta Enmienda

El 15 de mayo de 2013, cuando Serrano y Montañez ya estaban representados por los abogados Bonjean y Ainsworth, respectivamente, el detective Guevara fue citado a una audiencia probatoria donde invocó la Quinta Enmienda Constitucional (Fifth Amendment), que dicta que nadie está obligado a responder de un delito sino ante un gran jurado ni a incriminarse a sí mismo en un caso criminal.

Para encontrar respuestas sobre por qué Guevara no ha sido procesado por las alegaciones de mala conducta policial, La Raza se contactó con la oficina del Alcalde Rahm Emanuel, la cual respondió que la oficina del Alcalde “no maneja este tipo de información” y nos dirigió al Departamento de Policía de Chicago, la cual nos dirigió a la entidad que investiga malas conductas policiacas, el Independent Police Review Authority, la cual informó que dicha agencia no tiene los poderes de investigar casos de policías ya jubilados.

En esencia, mientras Guevara invoque la Quinta Enmienda, nada se puede hacer en términos legales, explicó Ainsworth. La única forma sería abriendo una investigación criminal por parte de la Fiscalía del Condado de Cook.

La Raza se contactó con la oficina de la Fiscal General del Condado Cook Anita Álvarez. Su oficina respondió: “La Ciudad de Chicago contrató a la firma Sidley and Austin para investigar los reclamos de mala conducta de este detective. En base a los reportes de este análisis independiente que nuestra oficina ha visto, esa investigación no produjo suficiente evidencia de un patrón y prácticas de mala conducta por parte de Guevara y por el momento no tenemos evidencias de lo contrario”.

Por medio del Acta de Libertad de Información (FOIA), La Raza obtuvo una copia de dicha investigación.

En base a los reportes obtenidos por parte del Departamento de Leyes de la Ciudad de Chicago, la investigación fue realizada en los casos de Montañez y Serrano, y también en otros casos de asesinatos donde las condenas resultaron a raíz de las presuntas malas conductas de Guevara: los casos de William Negron, Roberto Bouto, Gabriel Solache y Arturo Reyes.

Guevara y Vicente se rehusaron a ser entrevistados por la firma, y las transcripciones de las entrevistas a docenas de individuos que habría realizado Sidley and Austin en su investigación no están incluidas en los reportes. Pero esa firma concluyó que en algunos casos “las acusaciones de abuso físico son creíbles” y que en algunos casos “más probable que no, Guevara estuvo involucrado en mala conducta”.

Respecto al caso Montañez y Serrano el reporte de la firma concluyó que “más probable que no, [ambos] en realidad son inocentes”.

Según el reportero investigativo Andrew Schroedter de la organización Better Government Association (BGA), quien ha indagado éste y otros casos de mala conducta policiaca por años, la investigación de Sidley and Austin comenzó en 2013 y le ha costado a los contribuyentes de Chicago más de $1,800,000.

Además, la Ciudad de Chicago ha pagado $20 millones para “investigar, defender y llegar a acuerdos por alegatos contra Guevara, quien se jubiló del CPD en 2005 y continuó trabajando para el Distrito de Parques de Chicago”, reportó Schroedter.

Guevara, ya jubilado, tiene 72 años y recibe una jubilación anual de $81,030 al año, según la BGA. No se halló información pública disponible para contactar a Guevara.

Según Ainsworth, se estima que hoy en día hay al menos 100 casos de personas encarceladas en casos relacionados con Guevara, entre otros detectives del Área 5, en los que hubo alegaciones o indicios de mala conducta.

Bonjean y Ainsworth continúan trabajando en varios casos relacionados con el detective Guevara.

José Montañez junto a su madre Carmen Montañez después de una entrevista con La Raza.
José Montañez junto a su madre Carmen Montañez después de una entrevista con La Raza.

“Mi vida dejó mi cuerpo”: José Montañez

Por los últimos 23 años, Montañez estuvo tras las rejas por un crimen que no cometió. Cuando el juez Bolan leyó su sentencia, “mi vida dejó mi cuerpo, estaba paralizado. Fue algo demasiado doloroso. Decidí alejarme de todos, sólo mantuve contacto con mi madre, mi padre y mis hermanas”, dijo Montañez, de 48 años, nacido en Chicago y de ascendencia puertorriqueña, en una entrevista con La Raza.

A pesar de todo, Montañez hizo lo que pudo para mantener una actitud positiva. “Trabajé, me mantuve siempre ocupado, haciendo trabajos de oficina y de conserjería. De 7 am a 3 pm trabajaba, y después me iba a mi celda a estar solo, ver televisión, cocinar, leer novelas”, dijo, añadiendo que cuando miraba programas de Chicago observaba a la audiencia para ver si reconocía a alguien.

Tenía amistades, muchos de ellos mexicanos, le gustaba echar bromas y hacer reír a los demás, en el fondo para enmascarar su dolor. “Uno no puede mostrar debilidad. Pero lloré y mucho. Pero uno tiene que ser fuerte. Hubo muchas veces que sentí rabia. Pero uno no puede dejar que la rabia te consuma porque no hay nada que podía hacer”, contó Montañez.

Meses después del asesinato de Vargas, Montañez dijo que se enteró de que el detective Guevara andaba por Humboldt Park con una foto suya, preguntándoles a los vecinos si lo conocían. Durante esos años, Montañez era miembro de la pandilla Imperial Gangster en Chicago y tenía un historial policial por delitos menores.

Cuando fue arrestado, Montañez se contactó con su abogado privado, quien le pidió $50,000, una suma inalcanzable para él, por lo que no tuvo otra opción que usar un abogado defensor público quien le aconsejó tomar un  juicio sin jurado. “Me dijo que el juez sabía bien la ley y que sería imposible que me condenaran”, contó Montañez.

Durante sus años en prisión, Montañez luchó una larguísima batalla legal con diferentes abogados que apelaron su caso pero fallaron. Su madre, Carmen, dice que entre ella y su esposo gastaron entre $30,000 y $40,000 en honorarios legales. Tuvieron que vender una casa, pedir préstamos al banco y a familiares y trabajar tiempo extra. “Por cada lado que uno gira, el sistema judicial pone una barricada frente a ti”, dijo Montañez.

“Cuando salí de la cárcel me sentí inundado de emociones”, dijo. Sorpresivamente, Montañez no se enteró de su liberación hasta minutos antes de salir.

Me dijeron, “Oye, tu abogado viene en camino a buscarte. Llamé a mi hermana. No quería decírmelo, ella quería que fuese todo una sorpresa, pero le supliqué que me dijera qué sucedía. Me dijo, ‘ganaste el caso’, y comencé a llorar”.

“Al salir vi a los camarógrafos y pensé, hasta aquí llego todo, this is it. Pensé que no era real. Me daban celulares, no sabía qué hacer”, dijo Montañez.

Para él, la transformación de Chicago eran notoria. Notó que los barrios habían cambiado en las más de dos décadas que estuvo preso, los autos son más modernos y tecnológicos y los celulares son “una herramienta peligrosa”, dijo entre risas. “Es como viajar al futuro. Todos los niños han crecido, son todos hermosos”, comentó.

Aunque se siente feliz por su libertad, Montañez afirma que siente miedo, que no se atreve a conducir y andar solo. Vive cauteloso, con temor de que una trampa contra él le vuelva a suceder. “Le tengo miedo a la vida. Me da miedo salir. Le tengo temor al CPD. Guevara es un hombre poderoso, él conoce a mucha gente”, dijo.

La familia de Montañez sufrió todos estos años de una manera impensable. Entre lágrimas, la señora Carmen describió lo que fue para ella ver a su hijo tras las rejas: “He vivido una vida de pena por 23 años. Es algo tan horrible quitarle la vida a alguien de esa forma. Mi hijo no tuvo la oportunidad de casarse ni de tener hijos. Pero confié en Dios, recé todos los días por él”.

Armando Serrano en su casa en Chicago. Serrano hoy intenta retomar su vida.
Armando Serrano en su casa en Chicago. Serrano hoy intenta retomar su vida.

“Viví un infierno”: Armando Serrano

Serrano, de 43 años, un hombre de estatura mediana y atlética y de sonrisa ancha, relató que meses después del asesinato de Vargas la Policía lo interrogó. Cuando entró a la sala de interrogación, Serrano dice que Guevara tiró unas fotos sobre la mesa.

“Se veía [la persona en la foto] como alguien que había sido golpeado en la cara horriblemente porque su cara estaba llena de sangre. Instantáneamente le dije a Guevara que yo no tenía nada que ver con eso. Guevara me dio una bofetada a mano abierta. Cada vez que le decía que yo no tenía nada que ver, el me bofeteaba”, dijo Serrano.

Después del interrogatorio, a Serrano lo devuelven a su casa. Pero días después, fue arrestado. Guevara no le permitió una llamada telefónica, aseveró Serrano: “Estaba en shock, no me lo esperaba, realmente pensé que me iría pronto a casa porque sabía que era inocente”.

Serrano recuerda que cuando el juez Bolan lo sentenció se sintió “como en el espacio, porque no podía creerlo. Yo creo que a Bolan no le importó porque ellos no valoran nuestras vidas ni a nuestras familias. Pero siempre me pregunté por qué esto me sucedió a mí. Nadie quería escuchar”.

La cárcel para Serrano fue “un infierno, una tortura”. Relata que la rabia que llevaba adentro lo conducía a meterse en peleas en la cárcel. Pero a pesar del calvario del encierro y de no poder ver a sus dos hijos crecer ni a sus padres envejecer, Serrano encontró la manera de sobrevivir haciendo ejercicios, escribiendo, tallando pequeños espejos decorados por él. Años después, tomó clases hasta que logró completar un grado de asociado en estudios sociales.

“A veces sentía que esto era todo para mí, que ésta era la vida que me había tocado”, dijo Serrano.

Al igual que Montañez, Serrano también era miembro de la pandilla Imperial Gangster. Tuvo problemas con la ley, sobre todo al ser arrestado por robo armado, cargo que le fue sustituido por robo simple ya que el arma que acarreaba Serrano era falsa.

“Yo no era ningún santo, ningún ángel, pero nunca le hice daño a nadie. Pero para ellos fue fácil culparnos”, dijo.

Asimismo, al igual que la familia Montañez, los Serrano gastaron miles de dólares en abogados. Cuando Serrano fue arrestado, su madre, Neida Serrano, dijo que un abogado le dijo que podría sacarlo pero que iba a costar más de $60,000. “Luego otro abogado dijo que lo haría, pero que quería $18,000 en efectivo. Entonces pedimos un préstamo en el banco, le llevamos el dinero, pero cuando llegamos a la corte nos dimos cuenta de que el abogado no tenía la menor idea de lo que hacía”, contó su madre.

Al salir de la cárcel, Serrano dijo que sentía que nada de lo que sucedía era real. “Me sentí extraño, con toda la gente sacando fotos con sus celulares. No estaba preparado, pasó todo muy rápido. He visto a familiares que no veo desde hace años, el vecindario ha cambiado drásticamente. Noté que Logan Square está limpio y ordenado”, contó Serrano.

A medida que los días pasan, Serrano intenta poner su vida en orden, conseguir sus tarjetas de identificación, fortalecer su relación con sus dos hijos y ver qué le depara el destino. Pero mientras tanto, vive día a día con cautela porque, al igual que Montañez, también tiene temor de que lo que le pasó hace 23 años le vuelva a ocurrir.

“Estamos todos a la guardia. Estamos felices pero estamos consientes de que esto puede suceder de nuevo en cualquier momento”, dijo María Serrano, su hermana.

Un mensaje cara a cara

Al final, Montañez y Serrano son hoy hombres libres, exonerados de los delitos por los que pasaron 23 años en la cárcel.

¿Qué le diría Serrano a Guevara si lo viera cara a cara? “No creo que haría ninguna diferencia”, dijo Armando. “Guevara es un hombre de sangre fría”.

Montañez también le tiene un mensaje a Guevara. “Que se abra, que diga la verdad. No me importaría que le diesen inmunidad, pero que diga la verdad para que otros hombres que están encarcelados puedan salir. Pero dejaré que Dios se encargue de su maldad. Él es puertorriqueño, el es parte de Humboldt Park y él le hizo esto a su propia gente”, concluyó Montañez.

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23 años en prisión

José Montañez y Armando Serrano fueron acusados y sentenciados en 1993 por un crimen que no cometieron, y del que se les inculpó sin evidencias y testigos con base en la declaración de un preso que habría sido prefabricada. En 2016 salieron libres tras un proceso largo, costoso y difícil.

Exoneration Project

Más información sobre el trabajo para liberar a personas encarceladas injustamente en: www.exonerationproject.org

Guevara, en video

El video de Guevara al invocar su derecho a no declarar en razón de la Quinta Enmienda: www.youtube.com/watch?v=w1mtCb3qbnY

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