“Sobrevivimos a Boko Haram pero no a la hambruna”: el drama de los niños de Nigeria
El territorio saqueado por el grupo islamista, el hambre extremo y la violencia van de la mano
Kawu Ashe es sólo una de las 120.000 personas que sufren de inanición en el noreste de Nigeria, una región que ha sido devastada por la insurgencia de Boko Haram.
El mes pasado, Ashe tuvo que tomar una decisión de vida o muerte: la de abandonar el poblado donde residía después de que los militantes del grupo islamista le enviaran un mensaje escalofriante, “Vamos a volver a buscar a tu hijo”.
Antes habían matado a su esposo, un comerciante ganadero. Eso ocurrió hace dos años y ahora Boko Haram insiste en que el hijo de ambos, de dos años y medio de edad, le pertenece.
Kawu Ashe supo que tenía que actuar, y rápido, para proteger al pequeño Abdullahi. Aunque el castigo por tratar de escapar bien podía ser la ejecución.
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Amparados por la noche, ella y sus dos hijos, además de una hermana, caminaron por entre matorrales durante nueve horas hasta llegar a un lugar seguro.
Pero aunque ello permitió poner a Abdullahi a resguardo de los militantes, lo dejó expuesto a otra amenaza: la inanición.
El niño es uno de los cientos de miles que se calcula sufren actualmente de malnutrición aguda en esta región del país africano.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) la describe como “la peor crisis de l continente” y ha llamado a la comunidad internacional a contribuir con más de US$1.000 millones para entregar ayuda humanitaria que salve vidas entre los siete millones de habitantes de esta zona.
En julio, el organismo internacional calculó que hay 250.000 niños de menos de 5 años con cuadros de desnutrición severa sólo en el estado nororiental de Borno y uno de cada cinco tiene riesgo de muerte: 50.000 en total.
Abdullahi está esquelético. Pesa 7 kilos, la mitad de lo que debería pesar un niño de su edad.
“No había casi comida ni agua potable en nuestro poblado”, le dice Ashe a la BBC en una clínica de nutrición establecida por Unicef en la principal ciudad de la región, Maiduguri, la capital del estado de Borno.
“Incluso si conseguíamos algo para comer, los militantes se lo llevaban. Las cosas están un poco mejor aquí (en Maiduguri). Pero todavía lucho para poder alimentar a mis hijos”.
“Comienza con los niños”
El mes pasado, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que miles de niños han muerto ya por inanición durante la crisis.
En los siete años que lleva en la región, la insurgencia de Boko Haram ha arrasado con todo. Ha causado la muerte de miles y ha forzado a millones al exilio, tanto en el norte de Nigeria como en los países vecinos, Chad, Camerún y Níger.
Y a medida que los militares nigerianos van avanzando y obligando a los militantes islamistas a replegarse del territorio que alguna vez controlaron, se va revelando la real dimensión de la tragedia del hambre y la devastación.
Los ataques frecuentes de Boko Haram significaron que, por tercer año consecutivo, los granjeros no pudiesen plantar nada en sus parcelas. Y los convoy con ayuda alimentaria con frecuencia son víctimas de emboscadas en las rutas inseguras.
También hay acusaciones de robo a gran escala de la ayuda humanitaria que llega hasta allí, que al momento están siendo investigadas por el Senado nigeriano.
Los militares también han cerrado mercados por cuestiones de seguridad, lo que significa que mucha gente no tiene dónde ir a comprar provisiones básicas.
La ONU señala que son millones lo que dependen de la ayuda alimentaria y simplemente no hay suficiente s recursos para cubrir las necesidades de todos.
“Sin más asistencia internacional, mucha más gente va a morir”, anticipa John Ging, director de operaciones para la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios del organismo.
“Y (el problema) comienza con los niños, porque sus padres no tienen los medios para hacerse cargo de ellos “.
“Estamos en 2016 y deberíamos poder responder mejor a una situación así – vivimos en un mundo rico. Necesitamos una pequeña fracción de esa riqueza para las acciones humanitarias internacionales. Al momento, no estamos recibiendo esa pequeña porción”.
“Hinchados” por el hambre
La ciudad de Maiduguri se ha convertido en el nodo de los esfuerzos humanitarios. Su población aumentó en cientos de miles, cuando los civiles que venían huyendo de la violencia se instalaron en precarios campos de desplazados.
Los casos más graves de niños con inanición llegan a las instalaciones que tiene MSF en la ciudad.
En la unidad de cuidados intensivos, hay una docena de niños gravemente emaciados que yacen sobre las camas.
Necesitan de una provisión de oxígeno y algunos tienen sondas en la cabeza, el único lugar donde las enfermeras pudieron localizar una vena.
Uno de ellos es Ali, que tiene 2 años y es albino.
Su madre, Zara Mustafa, cuenta que su marido no pudo encontrar empleo después de que la familia se vio obligada a huir de su casa y no tienen dinero para alimentarse.
“A veces no comemos por tres días”, revela la mujer.
En otra de las camas está Mohammedu, de tan sólo un mes. Su cuerpo, hinchado a causa de la desnutrición.
Su madre, Aisha Umar, tiene otros seis hijos.
“Es increíblemente difícil conseguir comida aquí. He mandado a mis hijos a mendigar”.
Mientras los niños están en grave peligro, al menos reciben algún tipo de asistencia.
Todavía hay áreas bajo el control de Boko Haram donde las agencias de ayuda no pueden siquiera entrar.
No se sabe a ciencia cierta, pero se supone que las condiciones allí son incluso peores que en Maiduguri.
Y con la temporada de sequía a punto de comenzar , hay más hambre -más muerte- en el horizonte, anticipan observadores en Nigeria.
LA AMENAZA DE BOKO HARAM
- Fundado en 2002, el grupo insurgente se concentró inicialmente en oponerse a la educación al estilo occidental. El nombre del grupo, de hecho, significa “La educación occidental está prohibida” en idioma hausa (o jausa).
- Iniciaron sus operaciones militares en 2009.
- Han matado a miles de personas, sobre todo en el noreste de Nigeria, y han secuestrado a cientos, incluidas al menos 200 niñas en una escuela de Chibok.
- Se unieron al autodenominado Estado Islámico, en lo que ahora se da en llamar la “provincia africana occidental”.
- Declararon un califato en una gran porción de territorio del noreste nigeriano.
- El ejército de Nigeria ha recuperado gran parte de este territorio en los últimos 22 meses.