Obama pide que Trump continúe lucha por reforma de justicia criminal
Pese a que EEUU solo posee el 5% de la población mundial, es el país con mayor cantidad de presos en todo el planeta
WASHINGTON.- A dos semanas de que deje la Casa Blanca, el presidente Barack Obama instó este jueves a su sucesor, Donald Trump, a que continúe los esfuerzos por reformar el costoso sistema de justicia criminal, que prácticamente ha convertido a EEUU en el carcelero del mundo.
En un ensayo de 56 páginas, Obama detalla las razones de la urgente necesidad para una reforma penal, tomando en cuenta que Estados Unidos gasta al año unos $80,000 millones en el encarcelamiento masivo, y que en la actualidad hay 2,2 millones de personas en cárceles en todo el país, muchos de ellos por delitos menores.
“Cómo tratamos a ciudadanos que cometen errores (incluso serios errores), pagan su deuda con la sociedad, y merecen una segunda oportunidad, refleja cómo somos como pueblo y revela mucho sobre nuestro carácter y compromiso con nuestros principios fundacionales”, dijo Obama.
Las medidas policiales en las comunidades y las respuestas a los problemas de seguridad “pueden tener un impacto profundo en el nivel de confianza” en las entidades policiales y repercusiones significativas en la seguridad pública, indicó el mandatario en el artículo publicado hoy en la prestigiosa revista legal “Harvard Law Review”.
En el ensayo de cuatro partes, Obama delineó los esfuerzos que ha hecho a lo largo de su carrera política por corregir los problemas del sistema que, a su juicio, agravan las desigualdades raciales en EEUU, desde sus días como organizador comunitario hasta su paso por el Senado estatal de Illinois, y ahora por la Casa Blanca.
Obama, quien fue el primer presidente en visitar una cárcel federal, tiene ahora también el récord del mayor número de indultos y conmutación de sentencias carcelarias, especialmente para presos condenados por delitos menores.
Aunque Obama se congratuló por los avances reformistas, y medidas para evitar que los jóvenes se vean atrapados en el sistema penal, destacó la “oportunidad histórica que sigue existiendo” para lograr más progresos en siete áreas.
Así, Obama recomendó asuntos como una ley bipartidista para la reforma de justicia criminal; medidas de “sentido común” para evitar que las armas caigan en manos equivocadas; medidas para mitigar la “trágica epidemia de opioides”, y reformas a la ciencia forense para exonerar a gente inocente.
También aconsejó mejorar la recopilación e intercambio de datos sobre las tasas de criminalidad, y sobre el uso de la fuerza; devolver el derecho al voto para más de seis millones de personas que ya purgaron su sentencia, y un mejor uso de la tecnología para incrementar tanto la confianza en la policía, como su eficacia.
Aunque el 90% de la población carcelaria está bajo control de las autoridades locales y estatales, se desconoce si, a nivel federal, Trump desmantelará algunas de las medidas que Obama adoptó durante su mandato.
En ese sentido, la principal asesora política de Obama, Valerie Jarrett, dijo ayer a los periodistas que existe un gran apoyo bipartidista en todo el país para continuar las reformas del sistema penal.
Estados Unidos tiene apenas el 5% de la población mundial pero también el mayor número de personas en prisión en el mundo, en un sistema que se ensaña con las minorías.
Además, las imperfecciones del sistema hacen que 70 millones de personas –casi un tercio de la población adulta- tengan un expediente criminal, mientras once millones de personas entran o salen de la cárcel al año, y alrededor de 600,000 salen libres, sin un programa adecuado que les ayude en su rehabilitación o reinserción civil.
Para Obama, esa es una situación inmoral e insostenible, y Trump y otros futuros presidentes deben usar su poder e influencia para corregirla.
“La reforma es algo más que los dólares que gastamos y los datos que recabamos. Cómo tratamos a quienes han cometido errores refleja quiénes somos como sociedad… (y) nuestra dedicación a la justicia, igualdad”, afirmó Obama, al insistir en que hay que apoyar a quienes “se han ganado una oportunidad para su redención”.