Las caras de la violencia doméstica juvenil
Expertos llaman a los padres a estar atentos a las señales de la violencia doméstica en el noviazgo de los adolescentes
Cada año, cerca de 1.5 millones de estudiantes de secundaria de todo el país sufren anualmente de abuso físico, verbal y emocional por parte de su novio o novia. La cifra supera cualquier forma de violencia juvenil y señala que 1 de cada 3 adolescentes es víctima de violencia doméstica.
“[La violencia doméstica entre los novios adolescentes] es un problema grave que estamos viendo, siendo las víctimas mayormente chicas”, dice Anabel Castrezana, psicoterapeuta familiar para Kaiser Permanente en Santa Ana.
Lo curioso es que la violencia entre los enamorados jóvenes no se da al comienzo de la relación sino al paso el tiempo, “cuando el muchacho o la muchacha comienza a ser controlada por su pareja sobre la forma como habla, se viste o se comporta, a dónde va y con quién sale”, detalla la experta.
En este mes de febrero —destinado a la concientización y prevención de la violencia doméstica entre los adolescentes—, la Oficina de Salud de la Mujer (OWH) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHSD) insta a los padres a estar atentos a las señales que a tiempo delatan si los hijos, y especial del sexo femenino, se encuentran en una relación malsana.
Según explica la OWH en un comunicado, los padres pueden jugar un rol crucial en ayudar a que las hijas tengan relaciones sanas, así como ofrecerles apoyo para salir de una relación abusiva.
“[El apoyo de los padres] es de vital importancia”, sostiene la OWH. “Y hay que recordar que la violencia en el noviazgo sucede tanto en las relaciones heterosexuales como en las del mismo sexo, en las que también el abuso puede tener lugar”.
Las señales
Algunas de las señas que alertan sobre este tipo de abuso, que como la violencia doméstica entre los adultos puede terminar en muerte, son las siguientes:
- La pareja de tu hija es extremadamente celosa o posesiva.
- Notas marcas o moretones en tu hija que no tienen explicación.
- La pareja de tu hija le manda demasiados correos electrónicos o textos.
- Notas que tu hija está deprimida o ansiosa.
- Tu hija deja de participar en actividades extracurriculares u otras cosas que le interesan.
- Tu hija deja de pasar tiempo con la familia y amigas.
- La pareja de tu hija es abusiva con otras personas o con animales.
- Tu hija cambia su manera de vestirse.
- Tu hija saca excusas todo el tiempo para tratar de explicar qué le está pasando o qué está ocurriendo dentro de la relación.
Qué hacer
Castrezana dice que con amor y sabiduría, “los padres tienen que intervenir cuando sospechan que su hijo o hija está en una relación amorosa no saludable”. Y de presentarse el caso, donde el adolescente —por su inmadurez— está en un estado de rebeldía en la que se niega a escuchar los consejos de los padres, hay que buscar la ayuda profesional de un psicoterapeuta para que el chico o la chica tome por sí solo o sola la determinación de dejar la relación.
“Cuando los padres se centran en sacar con imposición a su hijo o hija de una relación amorosa violenta, la acción puede resultar algo peligrosa, ya que, por el capricho juvenil, los chicos se aferran más a la pareja abusiva”, resalta Castrezana.
Es así, que con cautela y mucho amor, los padres deben tratar de abordar con el menor una conversación formal para dejarle saber que están preocupados por su seguridad, debido a lo que está pasando dentro de su relación amorosa que “no es normal” y que (él o ella) cuenta con el apoyo y la ayuda de ellos en todo momento.
En la conversación no deben reinar las críticas ni las culpabilidades. Al hijo o la hija hay que también dejarle saber que respetan su decisión y enfatizarle que nadie “merece ni tiene” que ser abusado o abusada.
Prevenir es mejor que curar
Tanto la psicoterapeuta Anabel Castrezana como la Oficina de la Salud de la Mujer coinciden en que cuando los hijos empiezan a mostrar interés de establecer una relación amorosa, los padres deben hablar con ellos anticipadamente sobre las diferencias entre una relación saludable y una malsana para evitar que caigan en manos de la última.
Así que si tu hijo o hija se encuentra interesado o interesada en experimentar su primer amor, déjale saber que en una relación saludable ambas personas:
- Se sienten respetadas, apoyadas y valoradas
- Toman decisiones juntos
- Tienen amigos e intereses fuera de la relación
- Resuelve los desacuerdos con una comunicación abierta y honesta
Y en una relación malsana…
- Una persona intenta cambiar a la otra.
- Una persona toma la mayoría o todas las decisiones.
- Una o ambas personas abandonan amigos e intereses fuera de la relación.
- Una o ambas personas gritan, amenazan, golpean o tiran cosas durante las discusiones.
- Una persona se burla de las opiniones o intereses del otro.
- Una persona sigue la pista del otro todo el tiempo llamando, enviando mensajes de texto o comprobando con amigos.
- Hay más malos tiempos que buenos.