Un mexicano que deja su firma en el perfil de NYC
Los edificios del estudio de arquitectura de Ismael Leyva se encuentran por todo el área metropolitana y tiene proyectos en varias ciudades del mundo.
La primera oportunidad de trabajo que recibió Ismael Leyva cuando llegó a Nueva York, fue en Hoboken, una ciudad de Nueva Jersey desde donde se tiene una de las mejores vistas de Manhattan. Tras apenas un año, el arquitecto que le contrató, y para el que hacía dibujos, le dijo que su sitio no era en su oficina sino la ciudad de los rascacielos. Aquello ocurrió a mediados de los años setenta.
Hoy, varias décadas después, la obra de este reconocido arquitecto mexicano forma parte del famoso perfil de esta ciudad. Su firma está en las calles de Manhattan, Brooklyn y Queens y en algunos casos asociada a la de otros “starquitectos” y “stardesigners” como Zaha Hadid y Philip Stark.
Fue su jefe de Hoboken quien llamó a otro arquitecto de Manhattan para que Leyva se incorporara a una firma en la ciudad. Aquella era una oportunidad como pocas para este arquitecto que llegaba con su título de la Universidad de Xalapa (Veracruz) y una obra completada en Acapulco en su haber. El propio Leyva explica que no era fácil “conseguir trabajo a mediados de los años setenta, porque EE UU estaba saliendo de una recesión fuerte”.
Leyva había llegado entonces a Nueva York porque había conocido a la que fue su primera esposa mientras ella estaba de vacaciones en Acapulco, la ciudad donde tuvo su primer trabajo. Cuando ella volvió a su casa en la ciudad, él la siguió para quedarse unos meses.
Los meses siguen contándose hoy. “Me quedé fascinado con la ciudad, es un lugar perfecto para un arquitecto”, dice.
“Entonces no había muchos latinos”, explica Leyva al recordar esos años en una entrevista con El Diario en sus oficinas de Midtwon en Manhattan. Con todo, el arquitecto se apresura a decir que “nunca he sentido discriminación y prueba de ello es que he llegado donde he llegado, ahora se oyen más problemas sobre esto que entonces”. Dice que es afortunado porque se le dieron oportunidades “pero también trabajé muy duro. El emigrante parece que tiene que trabajar el doble de lo que trabaja el local para demostrar que es mejor o está a la par. Esa fue la única cosa, pero nunca tuve problema en trabajar”.
Leyva estuvo durante 15 años en Costas Kondylis and Associates Architects, una de las firmas más activas en el diseño y la construcción de la ciudad, pero según explica un día de 1996 decidió irse.
“No fue fácil porque fue algo repentino. La idea era que me quedara como socio en la firma”, pero las cosas cambiaron. Dice que algo le molestó pero sin elaborar. “De repente me quedé sin trabajo y en ese momento ya estaba casado con mi segunda esposa que estaba esperando un hijo, tenía siete meses de embarazo”. Cuando ese día dejó la oficina para no volver le dijo a su esposa que iba a abrir su propio negocio.
La andadura de Ismael Leyva Architects, PC se inició en una mesa de dibujo que alquiló por $500 al mes a una persona que conocía. “Estuve solo durante un año”, explica, “haciendo llamadas, consiguiendo trabajos pequeños, renovaciones de interiores y finalmente, tras un año la gran firma de desarrollo de bienes raíces Related Companies le encargó su primer gran proyecto. Se trataba del condominio de lujo Chatham en el Upper East Side de la ciudad, en asociación con el reconocido arquitecto Robert Stern. Su trabajo con Related continúa y ya ha trabajado en una veintena de edificios con ellos además del mega proyecto de Hudson Yards.
Cuando empezó con ese primer proyecto tenía tres empleados. Hoy tiene cerca de 70 personas trabajando para su firma, de ellos más de 60 son arquitectos. “Hemos llegado a ser 120 pero en este negocio los proyectos fluctúan”, dice al explicar que su oficina era más grande el año pasado. Durante la Gran Recesión Leyva dice que muchos de sus clientes paralizaron los proyectos en marcha. “Entonces éramos casi 100 personas y nos mantuvo un proyecto enorme de casi una manzana en la 10 avenida. En ese tiempo, muchos arquitectos dejaron la profesión y no la han vuelto a retomar”, dice.
Consciente de que cuanto más grande el mercado, mejor se estabiliza. Leyva ha llevado su firma hasta Costa Rica, Qatar, Irlanda y México. “Es parte de la globalización, no puede quedarse uno en una ciudad, hay que buscar otras rutas porque cuando la economía no funciona como uno quisiera en NYC, y hay veces que pasa, en otras ciudades el crecimiento no se detiene o llega más tarde la crisis. Hay que buscar que la oficina siga adelante”.
Este prolífico starquitecto dice que está “absolutamente orgulloso de ser mexicano y que se me reconozca como mexicano”. Pero Leyva no es una total excepción al dicho de que nadie “es profeta en su tierra”. Tengo cerca de 70 proyectos en las áreas metropolitanas de Nueva York y Nueva Jersey y nunca nada en México. Finalmente y gracias a un amigo, tuve la oportunidad de hacer un edificio de 21 plantas en Veracruz, y es el primero que he hecho. Me gustaría hacer más pero es verdad que cuesta. En el paseo de la Reforma, una de las calles importantes de México DF, la mayoría de los grandes edificios son de arquitectos extranjeros”.
Leyva tiene 65 años y ninguna ambición de jubilarse. “Cuando tenga 70 quiero hacer lo que estoy haciendo ahora. Quiero oportunidades de diseñar edificios en otras partes del mundo, estamos trabajando en el que va a ser el más alto de Irlanda y es un símbolo en la ciudad, proyectos así son satisfactorios”.
Formación empresarial
“Una de las cosas que no enseñan en la escuela de arquitectura, incluso hoy, es la parte de los negocios, la administración, el ser dueño de una firma. Todo eso le he aprendido sobre la marcha, igual que también he aprendido cómo presentar proyectos, como promoverse”.
Mi edificio favorito…
Ismael Leyva dice que todos sus proyectos son importantes. “A todos les pongo el mismo cariño y esfuerzo, pero hay uno en particular que es especial por las características que tiene”. Se refiere al Icon, un edificio de apartamentos de lujo de 43 plantas de altura y ocho metros de frente en la Octava Avenida y la calle 48. “Es uno de los edificios más esbeltos del mundo y estuvo exhibiéndose en el museo de los rascacielos, la proporción de la base con la altura es excepcional, me gusta la estética del edificio”, explica Leyva.
Cambios
Hay profesiones en las que es imposible trabajar de 9.00 am a 5.00 pm. Exigen mucha preparación y devoción. Para destacar se necesitan muchas horas de vuelo. A juzgar por la actividad y los plazos con los que trabajan los arquitectos, la de Leyva es una de ellas.
“A la carrera de arquitectura hay que tenerle cariño y dedicarse a ello para ser el mejor que uno pueda ser”, dice este mexicano. “Dedicación, profesionalidad y no darse, siempre seguir adelante porque hay muchos tropiezos en esta carrera difícil que además no está bien pagada“, explica.
“Incluso conseguir los honorarios que uno considera que son meritorios es difícil y desgraciadamente entre arquitectos la competencia se hace rebajando estos honorarios. No sé si en otras profesiones pasa, si uno llega a tener una posición o su propio negocio es una cosa pero si trabaja como empleado, es otra, en términos económicos”, explica Leyva.