3 claves de la orden ejecutiva de Trump para desmantelar la política medioambiental de EEUU
La llamada Orden Ejecutiva de Independencia Energética deshace el Plan de Energía Limpia que obliga a los estados a reducir las emisiones de carbono, entre otras medidas. Los ambientalistas advierten que tendrá consecuencias graves
“Vamos a poner a nuestros mineros a trabajar otra vez”, dijo el presidente Donald Trump este martes al firmar una nueva orden ejecutiva.
Rodeado por un grupo de mineros de carbón, el presidente de Estados Unidos comenzó a desmantelar elementos esenciales de las políticas medioambientales de su predecesor, Barack Obama.
La llamada Orden Ejecutiva de Independencia Energética suspende más de media docena de medidas promulgadas por Obama y refuerza el uso de los combustibles fósiles.
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Trump, quien prometió durante su campaña remover regulaciones ambientales que, en su opinión, dañan a la economía, aseguró que con esta medida va a “revertir la intrusión del gobierno” y “acabar con la guerra al carbón“.
Pero para los ambientalistas, como Liz Perera, de la organización Sierra Club, la medida supone ” uno de los mayores ataques en contra de las acciones por el medio ambiente que Estados Unidos haya visto jamás”.
Según informó la Casa Blanca, la nueva orden ejecutiva va a “ayudar a que la energía y electricidad se mantengan asequibles, confiables y limpias para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos” .
Varios grupos empresariales han elogiado la iniciativa del gobierno de Trump.
Las organizaciones medioambientales, sin embargo, advierten que esta decisión tendrá serias consecuencias tanto dentro de EE.UU. como en el resto del mundo.
Pero, ¿en qué consiste la llamada Orden Ejecutiva de Independencia Energética ?
Qué cambia
Si Obama hizo del fomento de las energías renovables parte importante de su política, Trump insiste en volver al uso del carbón y no considera que el cambio climático deba ser motivo de preocupación urgente.
En consecuencia, con la orden ejecutiva de este martes Trump le pide a la Administración de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), que revierta el Clean Power Plan (“Plan de Energía Limpia”), impulsado por Obama en 2014.
Esta política obligaba a los estados a limitar las emisiones de dióxido de carbono en las centrales eléctricas de carbón.
La regulación fue tan impopular en los estados gobernados por republicanos, que el año pasado la Corte Suprema de Estados Unidos suspendió su implementación para analizar sus desafíos legales.
Además, la nueva medida de Trump elimina la moratoria que impedía utilizar tierra federal para la extracción de carbón.
Y también impulsa nuevas y menos restrictivas regulaciones sobre las emisiones de metano procedentes de la producción de crudo y gas.
Por último, elimina el requisito de que las agencias federales consideren el impacto del cambio climático cuando analicen los proyectos ambientales del futuro.
¿Quiénes se benefician?
Según el gobierno de Trump, su predecesor, Barack Obama, “devaluaba a los trabajadores con sus políticas”.
Este martes, el republicano habló sobre “una guerra contra el carbón” que provocó que los mineros perdieran sus empleos y vieran perjudicada su calidad de vida y la de sus comunidades.
Por ese motivo, la acción fue bienvenida por la industria, que ha visto un declive en la generación de empleos en los últimos años.
“Estas acciones son vitales para la industria de carbón estadounidense, y para poner de nuevo a trabajar a nuestras familias “, le dijo al diario The New York Times Robert E. Murray, director ejecutivo de Murray Energy, una de las compañías de carbón más grandes en el país.
El presidente no ha hablado con precisión sobre cuántos empleos creará su gobierno con esta nueva implementación. Solo ha hablado de “miles y miles”.
En 2015, las empresas de carbón emplearon a unos 66 mil mineros, el número más bajo desde que el organismo de estadística del Departamento de Energía de EE.UU. comenzara a registrar estas cifras en 1978.
Los motivos, han apuntado varios expertos, se deben a la creciente mecanización en la industria y al aumento en la producción de gas natural, una alternativa menos costosa y contaminante que el carbón.
Trump también aseguró este martes que la medida beneficiará al país para alcanzar la “independencia energética” al disminuir las importaciones de combustibles fósiles.
“Se trata de hacer a Estados Unidos rico otra vez”, añadió.
¿Quiénes pierden?
La orden presidencial ha sido criticada por organizaciones defensoras del medio ambiente, las cuales han prometido desafiarla en los tribunales.
“Creo que es un plan de destrucción climática en lugar de un plan de acción”, le dijo a la BBC David Doniger, del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés).
La NRDC anunció que luchará contra el presidente en la corte.
Uno de los temores que produce la nueva medida es que Estados Unidos no logre cumplir con los compromisos adquiridos bajo el acuerdo de cambio climático de París , firmado en diciembre de 2015.
El histórico acuerdo compromete a los gobiernos a que diversifiquen sus economías lejos de los combustibles fósiles y reduzcan las emisiones de carbono (CO2) para intentar contener el aumento de la temperatura global.
Estados Unidos y China son responsables del 40% de las emisiones de carbono del mundo, pero en septiembre del año pasado sus gobiernos se comprometieron a reducirlas.
Pero el presidente Trump criticó el Acuerdo de París durante la campaña electoral, y con su nueva medida ejecutiva, abre la puerta a una producción mayor de CO2.
Sin embargo, se desconoce la postura precisa de EE.UU. con respecto al pacto.
Para miembros de la comunidad científica, la estrategia medioambiental del presidente Trump consiste en una negación al cambio climático.
Y con esta medida, su gobierno está tomando acciones directas contra la filosofía de Estados Unidos en cuanto a la protección del medio ambiente, señaló el corresponsal de medio ambiente de la BBC, Matt McGrath.
“Trump está señalando un cambio en la filosofía ampliamente aceptada de que el dióxido de carbono (CO2) es el enemigo, el principal motor del cambio climático”, añadió.