El muro fronterizo de Trump enfrenta complicaciones
Altísimo costo, la opinión pública en contra, tensión con México, demandas por tierras y muchos otros obstáculos amenazan con entregar otra derrota, o al menos otro gran retraso a las promesas de Trump de hacer el muro rápido y "barato"
La última en la serie de revelaciones sobre los planes de Estados Unidos para el muro fronterizo con México dejó boquiabiertos a los observadores.
El martes por la noche de esta semana trascendió que el secretario del interior de los Estados Unidos Ryan Zinke dijo a un grupo de rancheros durante una reunión en Washington que el muro “no va a estar de nuestro lado del Rio Bravo, no vamos a ceder el rio a México ni a ponerlo en medio del río”.
Ezequiel Ezcurra, director del Instituto de California para Estudios de México y Estados Unidos de la Universidad de California respondió con un dudoso “good luck” (buena suerte).
“No me parece para nada creíble que el gobierno de Donald Trump pueda convencer a México que ceda parte de su territorio para construir un muro”, dijo Ezcurra. “¿Quién lo va a administrar? ¿En qué cabeza cabe que México va a ceder soberanía de parte de su territorio en el siglo 21?
Este es apenas un detalle de los muchos que el gobierno de Trump deberá superar para hacer realidad “the big beautiful border wall” (el grande y hermoso muro), que es como el presidente llama a su promesa de una barrera física entre los dos países.
Llevar a la práctica el “muro” no será fácil, indicaron observadores y analistas. Ya empiezan a surgir los inconvenientes que prometen complicar el proyecto a pesar de las promesas del presidente durante su campaña, en las que prometió construir rápido y barato.
Esta fue, por ejemplo, la promesa realizada en junio del 2015 al lanzar su candidatura.
“Construiré una gran muralla – y nadie construye mejor que yo, créanme – y la construiré muy barata. Construiré un gran muro grande en nuestra frontera sur, y haré que México pague por ese muro, marquen mis palabras”.
Por el momento no parece que la construcción vaya a empezar muy pronto, y mucho menos que vaya a ser “barato”. Todo lo contrario, los estimados de costo revelados hasta ahora son espectacularmente caros.
El gobierno ha estimado que el muro costará 20,000 millones de dólares en construir, pero esta semana la senadora Claire McCaskill, la senadora de más alto rango en el Comité de Seguridad Nacional del senado se manifestó preocupada ante reportes de que la muralla costaría 36.6 millones por milla.
“Es preocupante que el costo llegue a ser mucho mayor de lo que nos dijeron originalmente y que el gasto en adquirir tierras no fue incluido en el estimado inicial”, escribió la senadora en una carta al comisionado de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) enviada este martes.
Según McCaskil, CBP dio información a los senadores sobre el costo por milla, lo que le causó preocupación. En ese caso, sumando el costo de las tierras fronterizas que se quiere comprar o expropiar, más las demandas legales que tendrán que enfrentar, el precio del muro superaría los 65,000 millones de dólares.
Doris Meissner, ex directora del Servicio de Inmigración y Naturalización en los años 90 y experta del centro de estudios Migration Policy Institute (MPI), dijo que pronto llegará el momento en que el país se haga preguntas sobre “el retorno de dicha inversión”.
“El Congreso tendrá que dedicar enormes sumas de dinero, en momentos en que los arrestos en la frontera están en su punto más bajo en los últimos 8 o 9 años”, dijo Meissner en una entrevista.
Agregó que “tendremos que preguntarnos si esta es una buena inversión el dinero de los contribuyentes dado todos los enormes gastos que tiene el gobierno federal”.
Poco apoyo popular y lucha política
Donald Trump prometió a los estadounidenses que México pagaría por el muro, un detalle que en sus eventos de campaña siempre pareció ser más popular que el mismo muro.
En sus multitudinarios mítines, Trump solía repetir esta frase: “Vamos a construir un muro…¿y quien va a pagar por él?”….la audiencia en pleno gritaba “México lo hará, México lo hará”.
Pero por el momento, el Presidente no parece tener forma de cobrarle el muro a México, aunque ha sugerido que lo hará cobrando tarifas a las importaciones mexicanas, una especie de impuesto fronterizo destinado a castigar al país del sur.
No obstante, los expertos señalan que tal impuesto puede terminar haciendo tanto daño a Estados Unidos como a México, ya que ambos países son socios comerciales y 6 millones de trabajos de este lado dependen de ese comercio.
Por el momento, Trump ha pedido dinero al Congreso para los gastos del muro: $1500 millones en gastos suplementarios este año y otros $2800 millones para el siguiente año fiscal, eso como “cuota inicial” del muro.
Aunque en minoría, la bancada demócrata ha dicho, en boca de su líder Schumer, que arriesgará un cierre parcial del gobierno el próximo 28 de abril antes que aprobar una ley de gastos que incluya un solo centavo para el muro.
Los republicanos, a su vez, están divididos y no todos están entusiasmados con aprobar el enorme gasto. Algunos republicanos han dicho que probablemente postergarán el voto sobre fondos para el muro, desligándolo del proyecto de ley para financiar las operaciones del gobierno federal, que se vota en un mes.
Finalmente, el muro es tremendamente impopular entre los estadounidenses, aunque aún tiene un fuerte apoyo entre los partidarios de Trump, que baja un poco cuando se habla de que lo va a pagar Estados Unidos y no México.
Según la más reciente encuesta, 59% de los estadounidenses se opone al muro y 38% están a favor. Pero si se les dice que lo pagarán aquí, la oposición sube a 63% y el apoyo baja a 35%. (Quinnipiac poll)
Costo al medio ambiente y pelea por tierras
Para construir el muro, el gobierno federal deberá expropiar tierras de rancheros, reservaciones indígenas y utilizar tierras que ahora están ecológicamente protegidas.
“Habrá muchas demandas legales que seguramente retrasarán todo el proceso”, dijo Tom Jawetz, experto en inmigración del progresista “Centro para el Progreso Americano”.
Alfonso Gonzalez, profesor de la Universidad de California Riverside dijo que está claro que Trump no se detendrá por el impacto ambiental ni por ninguna otra consideración. “La única opción es que lo detengan los tribunales”, dijo. “Yo creo que hay intereses económicos muy fuertes detrás de ese muro, compañías de seguridad y de armamento”.
Hay, además, otros detalles prácticos, dijo Meissner, de MPI.
“Si se decantan por hacer paredes de cemento, la fuente más cercana está en México, para no mencionar los trabajadores que van a construirlo”, dijo. “Sabemos que en México, colaborar con ese muro será equivalente a una traición”.
Los opositores esperan que, tal y como ocurrió con la anulación de la Ley de Salud y con la prohibición de entrada para viajeros de ciertos países musulmanes, Trump también haya calculado mal y llegue a fallar en este proyecto, quizá el más complicado de todas las construcciones que el magnate inmobiliario haya planeado en su vida.
Para Ezequiel Ezecurra, del Instituto de California para Estudios de México y Estados Unidos de la Universidad de California el muro, tal y como está planteado, suena “endemoniadamente complicado y muy poco realista”.