El truco infalible para aguantar los tacones altos todo el día

No vas a creer el secreto, pero funciona

Hace un tiempo leí una nota en una revista española donde daban un consejo para no sufrir a la hora de usar tacones altos. Amante de los tacones muy altos a la hora de salir, pensé que se trataría de otro de esos tantos mitos urbanos. Y dudé más que nada porque el artículo no tenía ningún aval médico, ni de otro tipo.

Decía:

Tip salvavidas para usar tacones altos y no morir de dolor en el intento

Si vendas con una cinta o curita el tercer y cuarto dedo de tus pies, puedes pasar horas con tacones altos sin que te duelan los pies.

La curiosidad me ganó y lo probé. Lo probé una, dos y cinco veces. La primera vez que vendé mis dedos, tomé las precauciones del caso. Usé mis stilettos preferidos porque sé hasta donde los soporto y no me aventuré demasiado. Salí a comer y luego sugerí una caminata. Y no me dolieron los pies.

Al día siguiente, sí, al día siguiente estaba tan envalentonada y decidí pasar el día con esos tacones. Esta iba a ser la prueba de fuego. Todavía no había llegado el frío entonces fue una experiencia de lo más placentera. Hice todos los trámites del día caminando. Siempre los hago caminando, pero ni en un millón de años se me hubiese ocurrido hacerlos subida a mis taconcitos.

En el supermercado la gente me miraba raro y confieso que me reía por dentro porque cargar bolsas con tacones es algo que no se ve todos los días. Tres horas más tarde volví a casa y no me dolían los pies. Casi no daba crédito a lo que sucedía y pensé que tal vez era porque esos zapatos siempre fueron cómodos, dentro de lo cómodo que puede ser un stiletto (aclaro que elegí este modelo de zapatos porque son los más incómodos y difíciles de caminar de todos).

¿Y con zapatos nuevos?

Entonces decidí ir más allá y tomé en mis manos otros stilettos, esta vez nuevos. Era noche de chicas y empezaba temprano con la apertura de una muestra de arte, después tragos y la inevitable comida donde nos contamos todo lo que pasó mientras no nos vimos. Después tardamos un rato largo en conseguir taxis, así que caminamos varias cuadras y yo feliz con mis zapatos nuevos que no dolían. Ese día no tuve más remedio que creer en la magia.

¡El secreto que dejó de ser secreto funciona! Sí, si vendamos nuestros dedos por algún motivo no duelen los pies. Entonces pensé que era una revelación demasiado grande para quedármela solo para mí. Tenía que compartirla, pero quería hacerlo encontrando primero la explicación.

Hablé con una amiga que hace reflexología y me dijo que no había una justificación. Hablé con un traumatólogo y le pregunté si allí confluyen terminales nerviosas y su respuesta fue: “Sí, en los pies hay múltiples terminales nerviosas, pero vendar el tercer y cuarto dedo no anula ninguna de ellas, al menos desde el punto de vista médico”.

Puede ser un secreto de la abuela de alguien, un mito urbano o magia, no importa. Lo importante es que funciona. Sin dudas para el día lo ideal son las chatitas o las botas bajas, porque son comodísimas, están siempre de moda y quedan bien con todos los looks.

Ahora, cuando tenemos una fiesta, un casamiento, un coctel o un cumpleaños. O queremos sentir las piernas más estilizadas, ver el mundo desde arriba y tomar coraje, los tacomes suman. Todos los vestidos se ven mejor, las faldas y los pantalones también.

Entonces, las invito a que dejen de sufrir, prueben y compruébenlo ustedes mismas. Ahora podemos vernos divinas sabiendo que la sonrisa no se va a borrar a mitad de la fiesta, ni volveremos a casa con los zapatos en la mano.

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