Quién es el Salvaje Bill, el asesino en serie de EEUU condenado en Panamá

Cinco muertes a sangre fría cometidas en un periodo de tres años permitieron a William Dathan Holbert hacerse con valiosas propiedades en Panamá

Ninguna de sus víctimas murió por equivocación. Cada una de esas muertes estuvo fríamente calculada tanto en su propósito como en su ejecución.

Entre diciembre de 2007 y marzo de 2010, William Dathan Holbert acabó con la vida cinco personas -estadounidenses como él- que vivían expatriadas en la provincia de Bocas del Toro , un archipiélago panameño conocido por sus playas de arena blanca, sus cocoteros y su ambiente relajado y soleado. Un paraíso natural.

Holbert, conocido en la localidad como el Salvaje Bill (Wild Bill), confesó su responsabilidad en todos esos casos tras ser detenido por las autoridades nicaragüenses a fines de julio de 2010, cuando intentaba huir cruzando hacia Costa Rica a través del fronterizo río San Juan.

Este hombre de 38 años de edad acaba de ser condenado esta semana por un tribunal panameño a una pena de 47 años y un mes de prisión; mientras que su exesposa, Laura Michelle Reese, deberá pagar 26 años y 4 meses por los mismos delitos.

El suyo es, según dijo en su momento el entonces presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, uno de los primeros casos de asesinos en serie que ocurren en el país centroamericano.

Prófugo

Holbert viajó a Panamá huyendo de la justicia estadounidense.

Según se informó al momento de su detención estaba solicitado por presuntamente haber vendido una propiedad que no le pertenecía en el estado de Carolina del Norte, así como también por el supuesto robo de un vehículo.

Había recurrido al uso de nombres falsos para evadir a las autoridades en seis estados distintos .

En Panamá, Holbert era William Cortez y su esposa Laura se hacía llamar Jane Cortez.

Codicia

La pareja se acercaba a sus potenciales víctimas haciendo creer que eran ricos empresarios en busca de oportunidades de negocio.

El Salvaje Bill reconoció la autoría de cinco muertes, EFE

Así fue como Holbert sometió a sus primeras tres víctimas: un matrimonio conformado por Michael Brown y Manchittha Nankratoke Brown, y el hijo de ambos, Watson Seaward Brown.

En diciembre de 2007, el Salvaje Bill se hospedó durante varios días en una finca que la familia estaba vendiendo, haciéndose pasar por un comprador interesado en adquirirla.

Entonces, descubrió que Michael Brown había estado relacionado en el pasado con casos de tráfico de drogas y que tenía una importante suma de dinero en efectivo y en depósitos en un banco, por lo que decidió liquidarlo a él y a su familia para quedarse con sus bienes.

Mató a los tres el mismo día, en acciones separadas y calculadas. Se hizo con el dinero y a partir de entonces la finca fue rebautizada como Hacienda Cortez , haciendo creer a los vecinos que la familia le había vendido la propiedad y se había marchado.

En esos terrenos enterró no solo a estas primeras tres víctimas, sino también a las otras dos.

En marzo de 2009, el Salvaje Bill mató de un disparo en la nuca a Bo Icelar, otro hacendado estadounidense que tenía dos fincas en Bocas del Toro.

Ambas propiedades estaban a nombre de una sociedad empresarial, por lo que poco después del crimen, modificó los documentos de la misma para hacerse dueño de la totalidad de las acciones.

La última víctima, Cheryl Hughes, era dueña de un hotel y otras propiedades en la zona.

Holbert la invitó una noche a cenar a su hacienda con la intención de emborracharla y luego matarla. Sin embargo, no pudo lograr el primer objetivo por lo que optó por invitarla a salir al jardín, donde le disparó en la nuca.

Siguiendo el guión usado de los casos anteriores, se adueñó de las propiedades de la víctima.

Un cadáver en el jardín

Sin embargo, esta vez las cosas no le saldrían bien.

Meses más tarde, las autoridades abrieron una investigación sobre la desaparición de la mujer tras una denuncia de sus familiares. Fue entonces, cuando la policía halló el cadáver enterrado en la “Hacienda Cortez”.

El Salvaje Bill se encontraba en otro lugar de Panamá, donde un amigo lo alertó de que era buscado por la policía, por lo que huyó junto a su mujer del país, pero fue atrapado en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica.

“Yo los maté. Un hombre debe pagar por sus errores. Mis errores son graves y no tienen excusa. Por mi egoísmo y maldad hay cinco personas que no están vivas. Acepto la responsabilidad por mis acciones y acepto mi castigo. Pido perdón al Estado panameño, a los familiares de las víctimas y a Dios”, dijo Holbert en una de las últimas audiencias del juicio.

Ahora tendrá 47 años y un mes para arrepentirse.

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