Salvadoreña con cáncer y amenazada por la MS -13 podría morir si es deportada
La vida de Sara Beltrán Hernández depende de un tratamiento que recibe en el Hospital Bellevue de Manhattan
El temor a ser deportado les impide vivir el día a día con tranquilidades a miles de indocumentados en Nueva York , pero el caso de Sara Beltrán Hernández es especialmente dramático porque su expulsión del país equivaldría prácticamente a una sentencia de muerte.
Nacida en El Salvador hace 26 años, la joven, que abandonó su hogar para huir de la violencia de las pandillas, se encuentra luchando contra un cáncer cerebral que los médicos le diagnosticaron hace apenas siete meses. La interrupción del tratamiento que recibe en el Hospital Bellevue acabaría con cualquier esperanza de curación.
Su temor a la enfermedad, sin embargo, pasó a un segundo plano el 31 de agosto, cuando las autoridades le enviaron una citación para evaluar una posible orden de deportación este 28 de septiembre en el Edificio Federal Jacob K. Javits.
“Muchas personas que conozco han recibido estas cartas y han terminado siendo expulsadas de Estados Unidos… Tengo mucho miedo de que me echen a mí también”, explicó Beltrán, madre de dos hijos, al Daily News. “Si interrumpo mi delicado tratamiento, mi vida puede correr peligro“, añadió.
Según explicó la salvadoreña, el cáncer que padece se encuentra detrás de su ojo derecho y ejerce una fuerte presión sobre sus nervios y su cerebro, lo que le provoca migrañas muy intensas, fuertes mareos y una pérdida considerable de la visión.
Beltrán supo de su enfermedad después de sufrir un desmayo en el Centro de Detención Prairieland de Alvarado, Texas, en febrero pasado, su ‘hogar’ por varios meses después de que el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) la detuviera en noviembre de 2015 por cruzar la frontera de forma ilegal.
La historia de Beltrán y de su complicado estado de salud atrajo la atención de los medios nacionales cuando las autoridades decidieron sacarla a la fuerza del hospital en una silla de ruedas para llevarla de vuelta a Prairieland el pasado 22 de febrero. Después de conocer el diagnóstico de su tumor cerebral, los abogados consiguieron un permiso de libertad condicional para su clienta, quien desde entonces vive con su madre y su padrastro en Jamaica, Queens, mientras sigue un tratamiento especial en el Hospital Bellevue.
En la mira de las maras
Las buenas noticias, sin embargo, terminaron el pasado jueves cuando los médicos detectaron que el cáncer había vuelto a crecer, un hecho que le obligará a pasar por el quirófano dentro de poco. “Tengo miedo de que la cita con el ICE aumente mis niveles de estrés y me provoque una hemorragia o una parálisis”, confesó Beltrán.
Pero el avance de su enfermedad es sólo uno de los problemas a los que se enfrentaría la salvadoreña en caso de ser forzada a regresar a su país natal, el cual tuvo que abandonar como consecuencia de las constantes amenazas que recibía por parte de la violenta Mara Salvatrucha (MS- 13).
“Los pandilleros me acosaban porque estaba saliendo con un policía, así que, si regreso a mi casa, mi vida volverá a estar en peligro”, explicó Beltrán, cuya petición de asilo fue rechazada por un juez y a día de hoy está siendo revisada por un tribunal federal.
En medio de todos los problemas a los que se enfrenta, la joven sigue intentando mantenerse positiva para que su salud no se vea perjudicada y, sobre todo, para poder ver de nuevo a sus dos hijos, de 6 y 9 años, que viven en El Salvador con su padre. “Adoro a mis niños y les echo muchísimo de menos, pero si regreso con ellos es posible que pierdan a su madre“, confesó Beltrán.