EEUU bombardea Libia y mata a 17 terroristas del Estado Islámico
Es el primer ataque a este país bajo el mandato de Donald Trump
“Seis ataques aéreos de precisión” contra un campo del Estado Islámico (EI) en el desierto de Libia, donde murieron 17 terroristas, fue realizado con éxito por el Mando Militar de Estados Unidos en África (AFRICOM).
En un comunicado, el AFRICOM señaló que los bombardeos, que también destruyeron tres vehículos supuestamente pertenecientes al grupo yihadista, tuvieron lugar en un campo localizado a unas 150 millas (unos 241 kilómetros) al sureste de la ciudad de Sirte.
La ofensiva se acometió “en coordinación” con el Gobierno de unidad sostenido por la ONU en Trípoli y fuerzas aliadas a las 19.06 hora local del viernes (21.06 GMT), indicó el Mando Militar.
“El campo era utilizado por el EI para desplazar a combatientes dentro y fuera del país, almacenar armas y equipos y para planear y efectuar ataques”, subrayó la nota oficial.
Según el AFRICOM, grupos yihadistas como el EI o Al Qaeda se han aprovechado de “los espacio no gobernados de Libia para establecer santuarios a fin de planear, inspirar y dirigir ataques terroristas”.
“Estos terroristas -prosiguió- han buscado refugio y libertad de movimiento en Libia para lanzar ataques terroristas en países vecinos, y sus efectivos en Libia también han estado relacionados con múltiples ataques en toda Europa”.
EEUU valoró la lucha del jefe del Ejecutivo apoyado por la ONU, Fayez Al Serraj, como socio “leal” contra el terrorismo, pero matizó que los yihadistas del EI han aprovechado la “inestabilidad política” del país para “crear refugios”.
“Si no se aborda, eso permitiría a esa organización terrorista violenta inspirar ataques contra EE.UU., nuestros aliados e intereses estadounidenses en todo el mundo”, añadió el AFRICOM.
Seis años después de la caída de Muamar al Gadafi, Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, en el que dos gobiernos se disputan el poder, uno en el oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo el liderazgo del mariscal Jalifa Hafter.
A ellos se suma la poderosa ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial del país, y decenas de grupos armados de todo tipo que cambian a menudo de alianzas.
La situación ha favorecido el desarrollo de mafias dedicadas tanto al contrabando de petróleo como de armas, drogas e incluso de personas.
También de grupos yihadistas y salafistas vinculados tanto al EI como a la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y los tunecinos de Ansar al Sharia, que se extienden por todo el país.