Trump celebra victoria en el Tribunal Supremo
La Corte Suprema anuló los argumentos y dio más tiempo al gobierno
Luego de varios y repetidos reveses en contra de su políticas migratorias el presidente Donald Trump recibió una buena noticia de los tribunales.
El presidente Donald Trump ganó hoy tiempo para defender ante el Tribunal Supremo su nuevo veto migratorio que restringe la entrada a territorio estadounidense de los nacionales de ochos países, entre ellos Venezuela, Irán y Corea del Norte.
Los nueve jueces del Tribunal Supremo emitieron hoy una breve notificación para cancelar temporalmente la audiencia prevista para el 10 de octubre y pidieron a las partes que, antes del 5 de octubre, entreguen nuevos documentos con su argumentación para defender u oponerse al veto de Trump.
Los magistrados quieren que las partes tengan en cuenta las directivas que emitió ayer Trump para reemplazar su veto, proclamado en marzo y que servía para prohibir durante 120 días la entrada a EEUU de refugiados y, durante 90 días, el ingreso de ciudadanos de Irán, Somalia, Sudán, Siria, Yemen y Libia.
Mediante un decreto, Trump reemplazó ese veto, que justo expiraba este domingo, y prohibió la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de ocho naciones: Irán, Libia, Siria, Yemen, Somalia, Chad, Corea del Norte y Venezuela, país este último en el que solo se verán afectados algunos funcionarios y su “familia inmediata”.
Esa decisión se produjo en respuesta a una petición que hizo este mismo domingo por la noche el abogado del Gobierno, Noel J. Francisco, quien sugirió “respetuosamente” a los jueces que pidieran a las partes reformular sus argumentos a la vista de la nueva ola de restricciones.
El nuevo veto de Trump entrará en vigor el próximo 18 de octubre para los nacionales de los nuevos países afectados, que son Venezuela, Corea del Norte y Chad.
La inclusión de Corea del Norte y Venezuela, dos países casi sin musulmanes, podría jugar a favor de Trump en los tribunales a la hora de probar que no quiere crear un “veto musulmán” para evitar la entrada a Estados Unidos de miembros de esa religión, como prometió durante la campaña de 2016.
No obstante, grupos demandantes, como el Proyecto Internacional de Asistencia a Refugiados, sostienen que la iniciativa de Trump sigue siendo un “veto musulmán” porque la mayoría de los viajes de Corea del Norte se encuentran congelados y las restricciones a Venezuela solo afectan a funcionarios y su “familia inmediata”.
El propio Gobierno de Venezuela reaccionó hoy a la “irracional” decisión de Trump y acusó al Ejecutivo estadounidense de tratar de “estigmatizar” al país caribeño al incluirlo en una lista de países con problemas de seguridad, violando los principios de derecho internacional que rigen las relaciones entre Estados.
La decisión de Trump también cosechó el enfado de Irán, cuyo ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, consideró que el nuevo veto es incluso “más ofensivo” que el anterior.
Una de las pocas naciones en alegrarse del decreto del mandatario fue Sudán, incluido originalmente en la lista de ciudadanos de seis países musulmanas con restricciones para entrar a Estados Unidos y que pudo salir al haber mejorado su nivel de cooperación con las autoridades estadounidenses.
Para decidir quiénes entran o salen de esta lista, el Gobierno evaluó la información sobre seguridad y terrorismo que diferentes países comparten con Estados Unidos y, además, tuvo en cuenta qué dispositivos de seguridad están presentes en los aeropuertos de estas naciones.
También evaluó Estados Unidos cómo otros países elaboran sus pasaportes para asegurarse de que no pueden ser falsificados.
Trump aún tiene que decidir sobre el número de refugiados que pueden entrar a Estados Unidos durante el próximo año fiscal 2018 (del 1 de octubre de 2017 al 30 de septiembre de 2018).
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dijo hoy en rueda de prensa que esa decisión se producirá “pronto” aunque rechazó dar más detalles.
Según medios estadounidenses, la Casa Blanca se plantea reducir el tope de refugiados que admite anualmente Estados Unidos a menos de 50,000, lo que supondría su nivel más bajo desde 1980