No es bueno comer placenta, advierten científicos

Según un estudio realizado recientemente, no hay evidencia real ni pruebas realizadas en seres humanos sobre los beneficios de estas cápsulas

En los últimos años, se ha puesto muy de moda en distintas partes del mundo entre las mujeres embarazadas o próximas a dar a luz el tomar la decisión que al momento en que nazcan sus hijos, los médicos deben conservar su placenta para poder mandar a encapsularla y así poder tomársela, ya que se le atribuyen poderes curativos y sanadores.

Sin embargo, varios estudios recientes indican que no es la mejor idea comer placenta, como el que recientemente fue publicado en el American Journal of Obstetrics & Gynecology, en donde se exponen varios motivos por los cuales, hay que renunciar a esta práctica que está muy de moda.

Es cierto que en la vida salvaje es normal que las hembras, luego de dar a luz, consuman su placenta, actividad a la cual se le conoce como placentofagia. Pero en los seres humanos, ¿qué tan seguro es esto?

Para entender un poco el tema, lo primero que es necesario saber es que la placenta es un órgano que durante el embarazo, mantiene conectada a la madre con el feto en desarrollo y es para este último sumamente indispensable para lograr el óptimo desarrollo de sus pulmones, del sistema gastrointestinal, así como del hígado y riñones.

En el parto, la placenta es expulsada junto con el bebé y para muchos médicos se convierte en desecho médico; sin embargo, ha quienes aseguran que esto es un gran error, pues si se come, reduce los niveles de dolor postparto, mejora el estado de ánimo, eleva los niveles de energía, ayuda en la producción de leche e incluso, hay quienes le atribuyen poderes de antienvejecimiento.

Es por ello que hoy en día existen diversas empresas que ofrecen el servicio de deshidratarla para poder encapsularla y así consumirla. Incluso, muchas mujeres han decidido hacerlo porque diversas famosas han compartido los “beneficios” que esto les trajo tras dar a luz.

Pero en la investigación realizada recientemente, los científicos señalaron que no hay, como tal, resultados contundentes de los beneficios, por lo que consideran que más bien estos son producto de un “efecto placebo”, muy necesario luego de pasar por la experiencia de convertirse en madres.

De hecho, en junio pasado, se supo de un caso en Oregon en donde una madre le transmitió una infección de sangre potencialmente mortal a su recién nacido que amamantaba precisamente por culpa de unas cápsulas de placenta que comenzó a tomar tras dar a luz.

La placenta contiene pequeñas cantidades de oxitocina, hormona que produce contracción en las células mamarias, lo cual hace más fácil la expulsión de leche. Lo que no está comprobado es que se obtengan más si se come. Además, solo en ratones se ha comprobado que su ingesta incrementa el umbral del dolor, pero hasta ahora, no hay investigación alguna realizada en humanos.

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