No podía haber tenido un mejor título
El libro "Fire and Fury" da la razón a muchos
Y aunque lo que cuenta se parezca a una de esas series que lo dejan a uno pegado a Netflix, “Fire and Fury” (Fuego y Furia) es el libro con el que Steve Wolff le dio la razón a muchos y preocupó a los que no quieren tener la razón, sino a un buen presidente.
La misión de Wolff, que es un periodista que vigila de cerca el poder y la fortuna, era entender cómo se trabaja junto a Donald Trump. Y por eso se dedicó a recopilar datos y a hacer entrevistas con sus más allegados durante 18 meses.
¿Qué le dijeron?
Que Trump es como un niño. Que siempre requiere gratificación inmediata. Que es un idiota. Que no escucha. Que no lee. Que se repite a sí mismo frases todo el tiempo. Que come hamburguesas de Mc Donalds en su cama. Que tiene a Melania como un trofeo. Que por impaciente (según su hija Ivanka) no se deja el tinte “Just for Men” en su cabello el tiempo que debe ser y por eso el pelo es anaranjado.
Que no permite que nadie le toque el cepillo de dientes porque siempre ha tenido miedo a que lo envenenen y que se acuesta a las 6:30 pm a hablar por teléfono con sus amigos.
Por supuesto, este libro de título profético desató la furia de Trump y su fuego compitió en las primeras páginas con el frío de la bomba ciclónica que azotó la costa este del país la semana pasada. Trump trató de impedir que saliera y no pudo. Aseguró que todo lo que decía el libro era mentira y que el libro además de falso era aburrido. Nada de eso disminuyó la expectativa. Al contrario, el lanzamiento se adelantó para el viernes y en sólo minutos “Fire and Fury: Inside The Trump White House” se convirtió en un best seller.
“¿A dónde les mando los chocolates?”, agradeció irónicamente Wolff y además aseguró tranquilo que “su credibilidad era cuestionada por el hombre con menos credibilidad en esta tierra”.
Trump siguió bombardeando desde su Twitter: “Pase de ser un empresario MUY exitoso, a ser una estrella TOP de la TV… a Presidente de USA (siendo la primera vez que lo intentaba) Eso me califica, no como inteligente, sino como un genio. Y un genio muy estable”.
Un genio, mal genio por cierto, que como dice el chiste, se sale sin necesidad de lámpara. ¡Ah! Y que además se parece mucho al que me encontré en el libro de Wolff.