Harvey Weinstein se lleva una inesperada victoria en los tribunales
Un problema menos en su abrupta caída
El denostado Harvey Weinstein se ha llevado esta semana una inesperada victoria judicial -sorprendente teniendo en cuenta que se acumulan los casos de acoso y abuso sexual que pesan contra él, así como los problemas económicos de su productora The Weinstein Company- después de que un tribunal de Nueva York haya desestimado la demanda que Sandeep Rehal, su antigua asistente, interpuso contra él y su compañía semanas atrás por haber tenido que trabajar, según su testimonio, “en un entorno laboral sexualmente perverso y hostil”.
Sin embargo, los motivos que ha esgrimido el juez Jesse Furman para cerrar el caso son puramente procedimentales, ya que como se desprende del dictamen al que ha tenido acceso The New York Post, el magistrado alega únicamente que su distrito no es el competente para tramitar el proceso. De esta forma, los representantes legales de la demandante solo tendrán que encontrar los cauces apropiados para reabrir el litigio, como ha apuntado Genie Harrison, la abogada de Rehal, al mismo medio.
Fue a finales del pasado mes de enero cuando Sandeep Rehal decidió acudir a la justicia para reclamar una indemnización con la que tratar de compensar el agravio y, sobre todo, reparar el profundo “daño emocional” que le habían provocado sus dos años escasos de trabajo en la empresa, caracterizados -de acuerdo con su versión de los hechos- por el trato humillante que recibía del productor, así como por algunas de las desagradables tareas que este le encomendaba.
“Durante su etapa profesional con los demandados, a la señora Rehal le fue requerido, como condición de su empleo, trabajar con Harvey Weinstein cuando estaba desnudo. Casi semanalmente, se le requería que tomara el dictado de correos electrónicos mientras [Weinstein] estaba desnudo”, reza un extracto de la declaración que facilitó a la corte en su momento para sustentar su demanda, dirigida tanto a Harvey Weinstein, como a su hermano Bob -confundador de la sociedad- y al jefe del departamento de recursos humanos de la compañía, Frank Gill, cómplices en su opinión de estas prácticas.
“Otra ‘tarea’ que la señora Rehal tuvo que llevar a cabo fue limpiar el semen en el sofá del despacho de Harvey Weinstein. Esto sucedía de manera regular, tres veces por semana, cuando Weinstein estaba en Nueva York”, apuntaba su letrada en el informe.