Madre se enfrenta en corte a niñera hispana acusada de matar a sus hijos

NUEVA YORK  – La madre de los dos niños asesinados en el Upper West Side de Manhattan, se enfrentó a la niñera dominicana acusada del doble homicidio en una audiencia del juicio este jueves. La madre de los menores llamó “mentirosa” a la excuidadora y revivió el horror al descubrir los cuerpos de sus hijos ensangrentados cuando llegó a su domicilio aquella tarde del 25 de octubre de 2012.

Marina Krim intentó mantener la compostura durante las más de tres horas de declaración en la Corte Suprema de Manhattan, donde estuvo cara a cara por primera vez con Yoselyn Ortega, la excuidadora acusada de asesinar  a Lucía, de 6 años, y Leo, de 2.

“¡Oh, Díos mío, eres una verdadera mentirosa!”, estalló la mujer dirigiéndose a la hispana, quien se mantuvo mirando hacia adelante y evitó contacto visual con Krim.

“Dios mío, necesito mirarla. Ahora mismo, tengo sensación de hormigueo en mis manos. Simplemente eres de otro mundo”, le dijo Krim, en declaraciones recogidas por el New York Post.

La madre, de 41 años, se mostró muy alterada, y, justo antes de sentarse en el banquillo de los testigos, se disculpó con sus abogados: “Necesito que tengan paciencia conmigo”.

La madre de las víctimas relató cómo fue el día del crimen. La niñera llevaba una hora y media cuidando a los pequeños y el plan era encontrarse con la madre y un tercera niña en la clase de ballet de Lucía a las 5:30 p.m. Pero Ortega no apareció y Krim empezó a mandarle mensajes para saber dónde estaba, pero ésta no respondía. La madre recogió a la amiguita de sus hijos, Nessie, de 3 años, y se fue apresurada a su casa. Cuando llegó, se sintió aliviada al ver el cochecito de los niños y la bolsa de ballet de Lucía. Pero algo estaba fuera de lo normal.

“Estaba oscuro y súper silencioso. Era muy espeluznante”, dijo la madre. En ese momento, comenzó su propia película de terror, pero hecha realidad, cuando descubrió los cuerpos sin vida de sus dos hijos en la bañera.

El fiscal Courtney Groves declaró ante el jurado que Lucía fue acuchillada hasta 30 veces mientras intentaba defenderse y que Leo sufrió cinco lesiones. Los servicios de emergencia, que no pudieron hacer nada para salvar a los menores, pensaron en un principio que estos habían sido decapitados, debido a las graves heridas en el cuello. Posteriormente, la niñera intentó suicidarse.

Tras el crimen, Ortega estuvo en coma ingresada en el hospital y, al despertar, supuestamente admitió su culpabilidad. La defensa de la acusada alega que Ortega tenía problemas mentales y que no tenía intención de matar a los niños. Ortega rechazó declararse culpable y llegar a un acuerdo bajo el que recibiría una condena de 30 años. La acusada se enfrenta a cadena perpetua por el doble asesinato de Lucía y Leo.